La vida continúa para Paloma Cuevas (47 años) y el inicio de curso, septiembre, es una manera de obligarse a retomar la rutina. A seguir, a mirar hacia el futuro. Hace unos días, la todavía mujer de Enrique Ponce (48) abandonó la finca La Cetrina, en Jaén, donde ha estado recluida, y guarecida, todo el verano junto a sus padres y sus hijas. De vuelta a Madrid, Paloma se ha instalado en el que, hasta inicios de verano, era el hogar familiar, la casa conyugal que el matrimonio dispone en Pintor Rosales, en el centro de la capital.
Allí vivirá la hija de Victoriano Valencia (87) hasta que finalicen las obras de su casa de La Finca -que se han frenado en los últimos años-, donde se mudará junto a sus padres y sus hijas, como avanzó JALEOS hace unos días. Mientras ese momento llega, Cuevas hace vida en el centro. Este pasado jueves día 10 sus hijas comenzaban el curso escolar y un día después, este viernes, Paloma cumple 48 años. El que será, sin lugar a dudas, el festejo más complicado de su vida. Una celebración que dista, y mucho, de la del año pasado.
Informa una persona de su entorno que, evidentemente, los ánimos no están en lo más alto, pero que Paloma "hará lo que todos los años: una pequeña celebración familiar y, luego, puede que algo con amigas". Que las tiene, las amigas, y muy fieles. Desde que saltó el escándalo de Enrique Ponce y Ana Soria (22), cuentan que no se han separado de Paloma, que han sido su gran, y por momentos único, apoyo. Con sus amigas, Cuevas se ha desahogado y volcado. Y, por supuesto, van a estar muy pendientes de ella en un día tan especial y marcado en el calendario. Pese a lo complicado del trance que vive Paloma, se sostiene a este periódico que "no todo es tan dramático como lo han pintado en algunos medios", que Paloma lo ha pasado mal, sí, pero que poco a poco va recuperando su vida y aceptando la realidad. En esa línea, se explica que "tiene mucha esperanza" en el trabajo, donde piensa volcarse de lleno. Su faceta de empresaria ha sido una de sus grandes ocupaciones en estos meses de tanta marejada.
En otro orden de cosas, este miércoles la publicación ¡HOLA! recogía la intención de Paloma Cuevas de abandonar España junto a sus hijas en el nuevo curso escolar para alejarlas del ruido mediático. Tras la noticia, este medio ha preguntado en el entorno de Paloma y Enrique. Y se desliza lo que sigue: "Esta es una idea que Paloma ha comentado en más de una ocasión con amigos y familia, pero no ahora; desde hace tiempo. Siempre ha defendido que es bueno para las niñas, que vean mundo". Es un proyecto, pues, de hace mucho tiempo que no está propiciado por la situación mediática que está viviendo el núcleo familiar en la actualidad.
Se hace ver que todavía no se ha tomado ninguna decisión al respecto y, de tomarse, influiría mucho la Covid-19. Todo depende de cómo esté la situación del país para el nuevo curso. Sea como fuere, se es claro al otro lado del teléfono: se trata de una idea "todavía por madurar y formalizar". A Paloma le pesaría mucho en estos momentos irse de España y dejar a sus padres, a los que está muy unida y cuida diariamente. Por no hablar de separar a Ponce de sus hijas. No es una opción. Todo se andará más adelante. De momento, la persona con la que habla este medio informa que los planes a corto-medio plazo pasan por estar en Madrid. Otro cantar es el 2021. Paso a paso. Y se remacha: Paloma y Enrique en las próximas semanas serán legalmente dos personas solteras.
Así quedará el reparto de propiedades
El todavía matrimonio se lleva bien, por ellos mismos, por la descendencia y por el cariño de casi 25 años. Ni siquiera en temas tan espinosos a priori para otros como la repartición de bienes habrá roces ni problemas. Si bien en un principio se aseguró a este medio que Paloma Cuevas estaba interesada en quedarse en la casa familiar que dispone el todavía matrimonio en la zona de Pintor Rosales (Madrid), y que Ponce haría nueva vida en La Finca (Pozuelo, Madrid) -además de disponer de La Cetrina (Jaén), propiedad a su nombre desde antes de la boda con Cuevas-, ahora no será así. Tal y como avanzaba este medio, Paloma se mudará a La Finca y Enrique "podrá disponer" de la casa de Pintor Rosales durante sus estancias puntuales en Madrid, teniendo en cuenta su profesión y sus viajes a Almería. Para entender este movimiento hay que conocer la intrahistoria que tiene esta gran parcela que Enrique y Paloma recibieron como regalo hace unos años de Victoriano Valencia, el padre de Cuevas. Fue, en realidad, un obsequio del mítico torero a su hija, pero también a su 'segundo hijo', Enrique. Allí quería irse a vivir el matrimonio, por entonces sin fisuras y feliz. Comenzaron las obras de remodelación, pero, desgraciadamente, todo se paró cuando falleció el hermano de Paloma.
Cuenta a este periódico una persona de confianza de la familia que "todo pasó a un segundo plano", la casa ya no era prioridad. El dolor de la familia fue hondo. Ahora, han pasado cuatro años, y la vida sigue, aunque no sigue igual. En aquel momento, Paloma ya pensó en sus padres e hizo que la casa tuviera un ala para ellos, para que vivieran cerca, a su vera. El cuidado de sus padres, esa es la razón por la que finalmente Paloma se quedará en La Finca: quiere estar con ellos en un sitio grande, espacioso, sin agobios y sin tanta presencia mediática. Allí, en esa exclusiva urbanización, estará aislada de los fotógrafos.
De este modo, ha pedido que se acelere la obra para que "cuanto antes" pueda instalarse en La Finca, a poder ser antes de que el curso escolar esté muy avanzado. Como es lógico, Enrique no ha puesto ninguna objeción, teniendo en cuenta que, sentimentalismos aparte, el terreno le pertenece a su todavía esposa. Él está feliz y tiene claro que "nada le parecerá mal". Una de las cosas que más ilusión le hace es disponer de La Cetrina, una finca enorme donde puede entrenar para el toreo. Además, para cuando visite Almería ya tiene casa propia allí, como informó JALEOS hace unos días. Para terminar, se incide de nuevo: "todo está bien y está tranquilo. Una separación modélica".
[Más información: Paloma y Enrique, así queda el reparto definitivo de sus bienes: la intrahistoria de su casa de La Finca]