Era verano de 2009. En concreto, un domingo de principios de septiembre. Gran Hermano ponía en pie, con apabullante éxito, su undécima edición y entre sus famosos participantes se encontraban, entre otros, Nagore Robles (37 años), Carolina Sobe (47), Arturo Requejo (42) y su recordadísimo ganador: Ángel Muñoz (44).
Este profesor de pilates, que obtuvo el premio más alto de la historia del reality -350.000 euros- ha sido noticia recientemente por haber desvelado que su situación económica es precaria y que vive sin electricidad en una furgoneta. JALEOS ha contactado con el madrileño para conocer de primera mano cómo ha llegado hasta esta situación, cuáles son sus planes de futuro y si ha recibido apoyo de sus excompañeros de concurso.
Ángel, ¿cómo está? ¿qué ha pasado?
No sé qué decirte... No sé por qué se ha armado todo esto. Me parece muy bien el trabajo que estás haciendo porque lo normal es que cuando lees algo de alguien, le preguntes. He visto titulares del tipo "está arruinado", "está en la indigencia". A ver, mi madre está preocupada. Ella sabe la situación y está pasándolo mal porque cree que no me merezco esto. Sinceramente, yo me siento bien y estoy feliz.
¿Tiene planeado estar así mucho tiempo?
Esto es una transición para encontrar el momento de reinventarme profesionalmente. Llevo toda mi casa en la furgo, mi ropa, todo... Yo quiero ser independiente y que mi familia haga su vida. Si me falta para comer, ellos me ayudarán, para eso tengo familia. Pero yo quiero mejorar mi situación. La pandemia no ayuda a hacer planes a largo plazo. He dejado Madrid y ahora estoy en Asturias, en la playa, encajonado en una duna que ahora cuando quiera salir tendré que ponerle palos. Lo peor de la furgo es cuando empieza el mal tiempo: llueve, hay humedades...
¿En la furgoneta está viviendo solo o con su pareja?
No tengo pareja.
¿Cómo es su día a día ahora mismo dentro de la furgo?
Suelo madrugar. Ten en cuenta que aquí me despierto con la luz del día en cuanto sale un rayo de sol... Primero coloco las cosas de la furgo, me tomo una pastilla porque tengo hipotiroidismo, desayuno y me suelo ir a surfear. Me meto en el agua, me pongo a cocinar la comida -si es que la cocino, porque a veces me hago un bocadillo-, estoy con el móvil, leo... Según me vaya apeteciendo. Y así me paso los días. Me informo, también, porque me gustaría montar una plataforma online. Me he dado cuenta de que me falta infraestructura: no tengo ordenador ni electricidad. El móvil lo cargo con el mechero del coche. El día 1 de octubre voy a Madrid porque alquilo mi casa otra vez y aprovecharé esos días para ver a mis padres e intentaré coger el ordenador de algún amigo.
¿Después de Gran Hermano a qué ha dedicado su vida profesional?
He dado clases de pilates, yoga, y he estudiado mucho. Llevo sin estudiar solo un año. La realidad es que esto viene de atrás. No he tenido la suerte de dar con mejores trabajos y me he mantenido con el que tenía siempre... Nunca he cometido excesos, pero no tenía una seguridad grande. Justo ha sido al llegar la pandemia cuando me he dado cuenta de que no podía vivir así a la espera de dar un número de clases a la semana y menos, de estar en Madrid que es mi sitio.
¿Algunos de sus excompañeros le han escrito? ¿Ha tenido algún mensaje de Mercedes Milà?
Ni de Mercedes Milà ni de nadie de Telecinco. Tampoco lo esperaba. La noticia ha salido de una manera que no sé. Yo solo quería comunicarme con mis alumnas para que se enterasen de que iba a seguir dando clases online. Pero bueno, sí que sé que hay un grupo de WhatsApp de concursantes de Gran Hermano con más de 300 personas y sé que hay mucha gente que me apoya. Pepa es la que lo lleva y ella me escribió personalmente.
¿Y de su edición: Nagore, Carolina, Arturo...?
Había un grupo de WhatsApp de gente de mi edición, pero, digamos que los que se hicieron más famosos o los que trabajan en la tele no están. Se fueron.
¿Qué hizo con los 350.000 euros del premio?
Yo no soy una persona emprendedora. Tengo muchas ideas, pero siempre me ha costado emprender. Vengo de una familia muy humilde y siempre pienso que si sale mal, mis padres me van a tener que sacar de eso y no quiero. De los 350.000 euros del premio, Hacienda se quedó el 40 y tanto por ciento. Yo cobré 195.000 euros. A pesar de la crisis, encontré un apartamento barato: 90.000 euros y con la reforma fueron 120.000 o 130.000 euros. Pagué lo que le quedaba de hipoteca a mis padres, di dinero a mis hermanas, hice donaciones... Apenas me quedaron unos ahorros. Con eso me fui a Tailandia, de mochilero, ¿eh? Y luego a Indonesia. Desde que gané Gran Hermano he estado sin dinero.
Si tiene una casa en propiedad, ¿por qué no vive en ella?
Porque no tengo ingresos. Pero no pasa nada, alquilo la casa y vivo en la furgo. Además, aprovecho para hacer algo que tenía ganas de hacer: empezar el camino, recrearme y proyectarme profesionalmente. Es una decisión mía, pero no me queda otra. Me encantaría vivir en mi casa. Ahora quiero venderla, pero no sé si la voy a poder vender por un precio que me merezca la pena... Si la vendo, me mudo a Lanzarote, que siempre he querido vivir allí.
¿Le apetece volver a la tele?
No lo sé. Cuando salí, me ofrecieron cosas que no me interesaron. Yo estudié magisterio de Educación Física y estaba haciendo las prácticas cuando me llamaron para El Reencuentro de Gran Hermano. Dije que no. Estuve cinco meses encerrado en esa casa y pensé que en ese momento lo prioritario era mi carrera. Si me llaman de un programa que me llena, sí, pero si me llaman para cambiarme el look, pues no. No tengo que tirar por el suelo mi imagen. Para mí fue muy difícil salir de Gran Hermano.
A este diario ha llegado la información de que usted podría estar engañando a la gente, que hace unos meses estuvo de vacaciones con sus padres y que tuvo una gran discusión con una de sus hermanas. ¿Es así?
No es cierto. Mis padres se acaban de jubilar y viven en un pueblo de la sierra de Madrid. Y a mis hermanas hace más de un mes que no las veo. He estado con ellos, sí, pero de vacaciones. Mis hermanas también estuvieron con sus hijos, una tiene cinco hijos, la otra tiene uno... pero no hemos discutido. Después de eso arreglé mi furgoneta, que me costó 1.000 euros, y me fui. Hemos estado todos juntos allí durmiendo incluso en colchones. No es cierto. Mi hermana pequeña se acaba de ir a Londres, que vive allí y tampoco tiene trabajo. La situación no está siendo fácil para nadie, tampoco para mi familia, por eso he decidido irme y no estar chupando del bote. No tendría problemas en decírtelo, pero no es verdad. La gente hace lo que sea por hacer daño. En 10 años, en mis redes sólo he publicado cosas para defender los derechos de las personas, denunciar situaciones de personas que lo pasan mal, reflexiones bonitas... Esto no es una cuestión de autobombo para mí. Créeme.
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