Andrés Caparrós (76 años) reivindica el papel de los abuelos en las familias. Esta es la premisa del libro que apadrina el locutor de radio, Abuelo/a háblame de tí, cuya idea central es que las nuevas generaciones puedan conocer y explorar la vida de sus mayores para así descubrir de dónde parten sus orígenes. Una bonita iniciativa que ha presentado este miércoles en Madrid y en la que ha estado acompañado de su hijo Andrés (46) y dos de sus nietos, hijos de Rosa Caparrós.
El que fuera una de las voces radiofónicas más importantes de nuestro país, se ha mostrado orgulloso ante los medios. Ocasión que ha aprovechado para conceder una entrevista en la que ha revelado algunos de los episodios más íntimos de su pasado, conflictos internos con la profesión a la que ha dedicado su vida y asuntos que recientemente han involucrado a sus hijos más mediáticos. Concretamente en el último Sábado Deluxe, Alonso Caparrós (49) recibió la total indiferencia de la que un día fue su mentora en la pequeña pantalla, María Teresa Campos (79), gesto sobre el que Andrés Caparrós se ha pronunciado.
¿Cómo define este proyecto tan especial del que es embajador?
No es nada complicado, todos queremos dejar huella. Una gran mujer me dijo una vez que lo que el hombre teme es el sin sentido de la vida, todos queremos que nuestra huella quede el mayor tiempo posible. La propuesta que llega de Familia, esta pequeña editorial que ha materializado esta gran idea desde la República Checa, da respuesta al sentido natural de todos los abuelos: que nos escuchen y se interesen, este caso nuestros nietos, en todo lo referente a nuestra vida, nuestra infancia, las vicisitudes, los recuerdos más destacados, cómo eran sus abuelos... En definitiva, de dónde vienen ellos mismos. Los abuelos parece que estamos siempre esperando a dejar nuestro legado para la posteridad.
¿Han cambiado los valores que tenía la sociedad en su época de juventud respecto al trato de los mayores?
Lamentablemente sí. A mí me produce una tremenda pena lo que está sucediendo ahora con las residencias. Es verdad que culpamos a los políticos porque hay que culparlos en lo que respecta a que son ellos los que tienen que controlar a las personas que ofrecen asistencia médica a los ancianos que están en esos lugares, pero también es verdad que los hijos hacen lo que es más cómodo, sin darse cuenta de lo que están perdiendo. Cuando muere un padre o una madre llega el '¡Ay Dios mío!', '¡Qué tesoro he perdido yo por llevar a mi padre a una residencia!'. Es una reflexión que con honestidad, haciendo autocrítica, todos aquellos hombres y mujeres que dejan a sus padres en una residencia deberían hacerse. Al final, por muy bien que estén atendidos, aunque últimamente por todo lo que estamos viendo se está demostrando que no siempre es así, nada te cura más o te aporta más ganas de vivir que la presencia de un hijo que está a tu lado, que te quiere y que te escucha. Esa es la experiencia que yo he tenido en mi casa. Ha cambiado mucho, los valores no son los mismos, antes era impensable que un abuelo no tuviera un sitio en una casa, pero hoy actualmente eso no es así.
¿Qué episodios destacaría de su vida?
La infancia, porque ahí está la levadura, el cimiento de cómo va a ser tu vida. Además, hay un acontecimiento trágico que yo no lo he contado en el libro, y es que cuando tenía 20 años sufrí un accidente de moto muy grave. Murió mi compañero y yo estuve un mes en coma en el hospital de San Fernando de Cádiz, estuve a punto de perder la vida. Eso me ha acompañado de una manera subyacente siempre. Ahora, no sé porqué, me enfrento a aquel accidente de manera frecuente queriendo saber qué ocurrió. Mi mente lo ha borrado ese instante de manera instintiva, pero reconozco que a pesar de los años que han pasado, me ha acompañado el síndrome del superviviente. Después obviamente el nacimiento de mis hijos y mis momentos profesionales en Canal Sur, en la radio, televisión...
¿Fue ese triste acontecimiento lo que le impulsó a perseguir sus sueños profesionales?
Antes de entrar en la mili comencé en la radio. Al ver la radio, al empezar a aprender y al oír mi voz y darme cuenta de lo complicado que era leer y pasar de la primera línea, además que cantaba y participé en concursos que se hacían entonces, ya tuve claro que ese era mi mundo. Como cantante y locutor tuve un éxito tremendo, por aquel entonces tenía 17 años y no había televisión, solo era la radio. La idea de seguir ese camino, de triunfar cantando como lo estaba haciendo en Almería, lo tenía en la cabeza. Antes del accidente la decisión ya estaba tomada. Después me vine a Madrid a preparar mi primer disco cuando surgió la oportunidad de empezar en Radio Madrid, y a partir de ahí he tenido siempre un debate entre la comunicación y el mundo de la canción. Pero el accidente no fue determinante para que yo decidiera continuar, ya estaba todo pensado.
En los últimos años le hemos visto participando de manera esporádica en los medios de comunicación, ¿Considera que llegando a una edad y con una gran trayectoria a sus espaldas, retirarse a tiempo es una victoria?
Yo te agradezco mucho tu valoración, pero la realidad es que yo no me he retirado todavía. A mí me han retirado, principalmente por decisiones erróneas que yo mismo he tomado. En un momento de romanticismo absurdo decidí montar una emisora de radio en mi pueblo para darles todo lo que yo había aprendido, monté Radio Garrucha La Marinera. Quería que aquello se convirtiera en un espacio para la comunicación, la libertad, que la gente aprendiera a aceptarse y respetarse en las diferencias ideológicas, pero aquello fue una decisión catastrófica. La Junta de Andalucía tardó nada y menos en mandarme expedientes sancionadores, que hasta día de hoy me tienen totalmente trastornado. Salir de Madrid o Barcelona era, y en parte sigue siendo, irte al olvido. Volver aquí ya ha sido difícil, y pese a tener la edad que tengo todavía hay canciones que escribo y tengo proyecto de radio.
¿Cuáles son esos proyectos?
Te voy a contar una primicia, aprovecho la ocasión. En diciembre comienza una nueva emisora de radio, primero en Madrid y después se implantará en toda España, que se llama Diamante FM. Ahí estaremos grandes hombres de la comunicación, es un proyecto maravilloso. Ahora estoy ejerciendo en estos meses mi labor como embajador de esta editorial en España. No he me retirado, aquí estoy disponible por si alguien considera que puedo aportar algo al medio que adoro y que ha dirigido por completo mi vida. También estoy inmerso en escribir dos libros, pero son cuestiones que tendré que tratar más adelante.
Una veterana compañera suya le ha devuelto a la actualidad, María Teresa Campos, y es que usted salió en defensa de su hijo Alonso tras el desaire que tuvo con él en plató.
A mi edad, que es algo menos de la que tiene mi compañera María Teresa, mi prioridad es ver cómo cada uno va disminuyendo el nivel de perdones pendientes. Entretenerse en este tipo de rivalidades me parece totalmente innecesario, muy inconveniente y muy torpe. El tiempo que nosotros tenemos, los que contamos ya con algunos años, es mucho más limitado y hay que aprovecharlo para demostrar tu buen talante y tus ideas. Creo que es lo que hay que hacer, por si de pronto llega la hora de que te lleven a la otra orilla. Creo que María Teresa que no es tonta ni nada parecido, tiene que ser consciente de que no estuvo a su nivel, el nivel de una profesional de su talla. Aún así eso no es cosa mía, es cosa de ellos y no es la razón por la que nos han citado aquí hoy.
¿Considera que los medios de comunicación desaprovechan a grandes y veteranos profesionales?
A mí me apena mucho decirte que, en general, aunque hay excepciones, pero al final los medios de comunicación son también de dominación de opinión pública. Es complicado moverse de manera independiente en un medio con una línea editorial marcada, y nosotros, los veteranos, ya no podemos hacer ese tipo de concesiones. Si lo hicimos en su día, no creo que fuera mi caso, seguramente que nos dolió mucho vender nuestra credibilidad hacia nuestros oyentes. Los veteranos somos incómodos, se dice que ya no servimos, pero realmente es que no servimos para responder a esos intereses. Creo además que seguir hablando de ideología está desfasado.
¿Qué cree que le falta a los medios de comunicación de hoy día?
Yo creo que sobre todo creatividad e imaginación. En el caso de la radio, es una radio clónica y se diferencian de poco. Los matices, el estar simpatizando con unos y otros, pero es sota caballo y rey. Los alevines son el ejemplo de aquellos que ya están vendidos y que no usan su voz, si no la voz de su amo.
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