Cristina Ortiz 'La Veneno' pasó los últimos años de su vida tratando de recobrar el estrellato mediático del que había disfrutado. Había recuperado su forma física, volvió a visitar platós como el de Sálvame Deluxe y estaba a punto de publicar sus memorias, escritas por la periodista Valeria Vegas (35). Unos ilusionantes proyectos que se vieron truncados por su repentina y misteriosa muerte el 9 de noviembre de 2016.
Un mes antes de fallecer, Cristina posó para el objetivo de Matías Uris, fotógrafo autodidacta que, junto a un equipo de estilistas, maquilladores y peluqueros, se encargaría de plasmar una imagen nunca vista de La Veneno en la portada de la revista Candy. Para ello, contaron con valiosas prendas de diseñadores de la talla de Gucci o Yves Saint Laurent. Pero la más recordada, sin duda, es la bata de Palomo Spain que un año después acabaría en manos de la mismísima Beyoncé (39), quien vistió la prenda para presentar a sus gemelos, Sir y Rumi Carter.
A punto de cumplirse cuatro años de la muerte de este icono trans, y justo cuando se ha estrenado el último capítulo de la serie de los Javis que reivindica sus luces y sus sombras, Matías Uris atiende a JALEOS para contar los detalles de aquella última sesión de fotos a la que La Veneno acudió ilusionada, disfrazando entre inverosímiles anécdotas de alcoba un pasado demasiado amargo, fantaseando con un futuro en el que volvería a ser la estrella que, aunque no lo supo, nunca dejó de ser.
¿Cómo surgió la oportunidad de fotografiar a Cristina?
Había trabajado alguna vez con Luis Venegas, editor de Candy Magazine. Me llamó y me propuso hacer las fotos. Me encantó la idea porque yo no conocía a Cristina, la había visto por Madrid cuando estaba un poco mal, tenía una imagen de ella triste, la vi por Fuencarral coja... Por aquel entonces Valeria estaba publicando las memorias y Luis Venegas quería dedicar la portada de la versión española de Candy a La Veneno.
Usted no conocía a Cristina personalmente. ¿Cómo la vio al llegar?
Cuando entró a casa, la verdad es que el aspecto que tenía no era muy bueno. Estaba muy delgada pero se la veía baja de ánimo, con la mirada un poco triste. Ella nos hablaba todo el rato de que otra vez era La Veneno que fue, se había operado el pecho, se había hecho una abdominoplastia y estaba encantada. Pero cuando salió de verdad Cristina fue cuando se puso delante de la cámara, porque en el set se la notaba muy frágil, estaba muy obsesionada con lo que ella era y quería volver a serlo.
¿Fue fácil trabajar con ella?
Estábamos todos asustados por si no venía, porque otro día teníamos otra cosa y no apareció. Pero al final llegó supertranquila y superdócil, venía de la churrería que había al lado y dijo "me acabo de comer dos porras, vengo ya dispuesta a todo". No dio ningún problema a pesar de que le pusimos ropa más sofisticada y elegante, más recatada de lo que ella era. Yo le empecé a explicar lo que quería hacer y me dijo "Mira, maricón, a mí hazme lo que quieras, no me enseñes nada".
¿Contó alguna de sus historias durante la sesión?
Mientras le hacían las uñas y la maquillaban nos sentamos para planificar la sesión y hablarle de cómo íbamos a hacerlo, pero al final estuvimos cerca de dos horas a su alrededor, sin poder parar de escucharla con la boca abierta. Nos contaba sus historias de la Joy Slava, de que se había enrollado con tal o con cual y Valeria Vegas nos decía "no os creáis ni la mitad, que es mentira". Por la noche, cuando me fui a la cama no podía dormir, tenía muchísima información en la cabeza. La Veneno existe desde que tengo uso de razón, era como el personaje prohibido, y fue bastante bonito cuando empecé a recordar todo lo que me acababa de contar.
Al final se acabó viendo a La Veneno de siempre...
Sí. Era la primera vez que la vestían para una sesión de fotos en la que no iba a ser La Veneno, iba a ser Cristina Ortiz. Estas fotos pretendían mostrar a Cristina Ortiz, pero al final su personaje siempre acababa saliendo. Tenía que enseñar los pechos todo el rato. Cuando se puso la bata de Palomo no llevaba nada debajo, porque cuando llegó a casa nos preguntó "¿os importa que no lleve bragas?" y se quedó desnuda. Con la bata puesta, estaba siguiendo mis indicaciones con cara de agobiada y de repente se abrió la bata y dijo "mira, que me vea España el coño".
Ella sabía perfectamente que esa sesión no era como lo que había hecho antes. Cuando se miraba al espejo con la ropa se reía y decía "¡parezco la Lomana!". Sabía que era algo especial y muy cuidado.
Valeria Vegas contó que Always on my mind sonó unas 15 veces por petición de Cristina. Precisamente esa canción suena en una de las escenas más aplaudidas de la serie de Los Javis.
Así es, viendo la serie se me puso la carne de gallina. Cuando entró le preguntamos qué quería escuchar para estar relajada y nos dijo "los Pet Shop Boys". Luego le pusimos Veneno pa tu piel y la estuvo cantando, me hice un vídeo cantando con ella.
Las fotos se hicieron poco antes de su muerte.
Sí, entre dos semanas y un mes antes. Estaba muy emocionada porque decía que nunca le habían hecho unas fotos así. La producción fue bastante impresionante, Alicia Padrón consiguió que le dejaran prendas de Gucci, Yves Saint Laurent, la famosa bata de Palomo Spain que luego llevó Beyoncé...
¿Ella llegó a ver las fotos?
No, nunca las pudo ver. Las iba viendo durante la sesión en el ordenador y estaba encantada. Pero al mismo tiempo se daba la vuelta y se ponía a hablar con el maquillador o con la estilista, se estuvo poniendo vestidos... Le encantaba todo, pero a la vez le daba igual, ella estaba por encima de todo aquello.
¿Cómo se enteró usted de la muerte de Cristina?
Iba en el autobús y me escribió la estilista. Me mandó el link y me quedé helado. En aquel momento la tenía superpresente porque estábamos eligiendo las fotos que iban a la revista, llevaba varios días descartando entre las 15.000 fotos que hicimos. Para mí fue como cuando muere alguien de tu familia, no me lo creía.
Un año después de aquella sesión, tuvo la primera oportunidad de exponer las fotos. ¿Cómo surgió la idea?
Le enseñé a Topacio Fresh las fotos que no se habían publicado y alucinó. Me dijo que teníamos que enseñarlo. Ella estaba preparando el festival Cultura Basura en Málaga, al que iba a venir John Waters. Me invitó a exponerlas por primera vez y fue una locura cuando la gente empezó a entrar en la sala y vio a La Veneno, fue muy bonito. Me tocó enseñarle a John Waters mi obra y me preguntó "¿quién es?". Le dije "es la Amanda Lepore española".
Después de eso, editó un fanzine con algunas de las imágenes. ¿Por qué decidió hacerlo?
A raíz del festival recibí muchísimos mensajes en redes sociales preguntándome por las fotos de la exposición, solo se habían publicado unas pocas en la revista Candy y la gente me estaba volviendo loco. Así que decidí hacer un fanzine para venderlo en la galería de Topacio y que la gente pudiera comprarlo, donando una parte a la Asociación Española de Transexuales. Saqué 200 ejemplares y se agotaron enseguida.
En mayo decidí editar de nuevo el fanzine porque a raíz del primer capítulo de la serie empecé a recibir mensajes de gente que lo quería. El boom fue en mayo cuando lo saqué, después se estabilizó, pero cada vez que se estrena un capítulo tengo algún pedido al día siguiente. (El fanzine se puede adquirir en http://www.venenocollection.es/)
¿Cree que ella fue consciente del interés que despertaba en tantas personas?
No, ella no era consciente. Debió de pasarlo tan mal que al final pesaba lo malo. Salió de la cárcel, no la llamaban para ir a platós y no levantó cabeza. Tuvo un final muy triste y no sabía lo que la quería la gente. Pero dentro de lo malo, lo bueno de todo esto es que por lo menos murió cuando estaba volviendo a ver el interés que despertaba, porque sacó el libro, hizo la presentación, entrevistas, fotos...
¿Y la gente fue capaz de ver lo que había más allá del personaje?
Los fans sí eran conscientes, lo que está haciendo ahora la serie es llevar La Veneno a mucha más gente. Está bastante endulzada, porque yo creo que realmente lo pasó mucho peor de lo que se ve. Ella era un personaje con sus luces y sus sombras, pero lamentablemente en los últimos años eran más sombras que luces. Se veía algo oscuro en ella, estaba muy frágil.
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