Mientras que la presidenta Isabel Díaz Ayuso (42 años) anunciaba este jueves el cierre perimetral de la Comunidad de Madrid "los días imprescindibles" de los próximos puentes, el de Todos los Santos y el de La Almudena, un señor pedía una copa de vino tinto en una taberna pura del castizo barrio de Chamberí.
Marcaban las 21:36 horas de la noche cuando en La Rubia, ubicada en la calle Fernández de los Ríos, irrumpían el citado caballero y dos personas más, de apariencia anónima y de lo más discretas. Pese a lo tranquilo del ambiente, pronto los testigos cayeron en la cuenta de que el hombre que pedía degustar una copa de Rioja no era otro que Rodrigo Rato (71).
En cada sorbo, el exvicepresidente del Gobierno en los dos mandatos de José María Aznar (67) no sólo gozaba de los placeres del buen vino patrio, sino también del dulce sabor de la libertad. JALEOS de EL ESPAÑOL ha conseguido en exclusiva las primeras fotografías del expresidente de Bankia libre 28 días después de su salida de la cárcel de Soto del Real.
Junto a él, como siempre, su esposa, la periodista Alicia González Vicente (47), y su hijo Rodrigo Rato Jr., fruto de su primer matrimonio con Ángeles Alarcó Canosa. Personas presentes en este establecimiento apuntan que González Vicente pidió una cerveza y el joven Rato, un refresco de cola.
El atuendo de Rodrigo Rato era de lo más formal: traje de chaqueta oscuro, camisa en color salmón y sus clásicas gafas de vista. Su pareja y su hijo, el pequeño de los tres que tiene, lucían un outfit algo más casual. Todos se protegían con la mascarilla reglamentaria y optaron por quitársela exclusivamente para beber, comer algo y charlar.
"¿Tú no has visto Bienvenido, Mr. Marshall?", preguntaba el padre al hijo. "Qué va...", respondía Rato Jr. ante la mueca de decepción de su padre, que seguro lo apuntaba en su lista mental de películas pendientes para ver juntos ahora que disfruta de libertad para pasar tiempo con los suyos. Apenas fueron 15 minutos los que permanecieron Rato y sus dos acompañantes en la taberna La Rubia, un espacio pequeño, vanguardista y con encanto regentado por la empresaria Raquel Orozco.
La dueña de La Rubia, que eligió ese nombre para su bar precisamente por sus largos y característicos cabellos dorados, es una mujer muy conocida en el universo del show business. Íntima amiga de personalidades de la música, la cultura y la televisión como Alaska (55) y Mario Vaquerizo (46), el restaurante de Raquel está presidido por un impresionante óleo con los rostros de los artistas fallecidos David Delfín y Bimba Bosé, grandes colegas de la pandilla de La Rubia.
La visita de la familia Rato a la taberna fue rápida, fugaz, efímera. Por sus gestos, se apunta, quizá llevaban algo de prisa. Pidieron la cuenta y mientras Rodrigo Rato pagaba las bebidas y engullía el último trocito de fuet, Alicia y Rodrigo Jr. se escapaban en busca de un taxi. Para cuando el exbanquero salía por las puertas del local, sus dos pilares ya habían conseguido un coche sencillamente levantando la mano tras vislumbrar una luz verde.
Con total seguridad y teniendo en cuenta las restricciones de la movilidad nocturna de la capital, pondrían rumbo a su casa de la calle Don Ramón de la Cruz, en pleno barrio de Salamanca. Mismo hogar del que Rato salió el 25 de octubre de 2018 después de que el Tribunal Supremo confirmara la condena impuesta por la Audiencia Nacional a cuatro años y medio de cárcel por el caso de las tarjetas black de la extinta Caja Madrid.
El pasado 2 de octubre, abandonaba la prisión madrileña de Soto del Real tras obtener el tercer grado que le permite salir de la cárcel mediante control telemático. El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional le concedió hace tres semanas el régimen de semilibertad porque había cumplido desde diciembre más de un cuarto de la pena. Además, paralelamente, fue absuelto por la salida a Bolsa de Bankia. Aún así, Rato tiene otras causas pendientes.
Para resistir contra todo y todos, Rato cuenta con el incansable apoyo de Alicia, su pareja desde el año 2001 y su esposa desde 2015. Tras catorce años de discreto amor -su relación salió a la luz cuando Rato abandonaba su mansión familiar de El Viso para instalarse en el piso de 80 metros cuadrados de ella- se casaron en secreto en la localidad madrileña de Carabaña.
Tan sólo tres años después de su romántico enlace, Rodrigo Rato dejaba de ser aquel poderosísimo hombre para convertirse simplemente en un reo. Durante estos amargos años, Alicia ha sido su bastón, lo ha visitado en prisión, y también ha encontrado su refugio en su trabajo y en sus amigos, esperanzada de que llegase, por fin, este momento. El instante de poder sonreír, pasear y cenar con libertad junto al hombre de su vida.
[Más información: Las vidas paralelas de Gema, la viuda de Blesa, y Alicia, la esposa de Rato]