La polémica está servida en la sociedad tras la llamada Ley Celaá, encabezada e impulsada por Isabel Celaá (71 años), ministra de Educación y Formación Profesional del Gobierno de España. Entre sus puntos, se encuentra uno muy controvertido y que ha circulado por las redes sociales a una gran velocidad: el cierre de los colegios de Educación Especial con el objetivo final de "traspasar a los alumnos con discapacidad a colegios ordinarios". La polémica tiene su origen en el proyecto del Gobierno para reformar la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE).
Aunque ya se han hecho algunas puntualizaciones a esta ley, dado el revuelo, alegando que su enunciado es engañoso -lo que se estudia, se explica, es que en un plazo de 10 años "los centros ordinarios cuenten con los recursos necesarios para poder atender en las mejores condiciones al alumnado con discapacidad"-, las familias de niños con Educación Especial han iniciado sendas campañas de concienciación para frenar esta ley. Entre estas familias, la del pequeño Kike Osborne (13), hijo de Bertín (65) y Fabiola Martínez (47). El matrimonio, muy concienciado con la situación de su hijo, y después de años luchando a través de su fundación, tiene claro que no se va a quedar de brazos cruzados. "Hay que hacer ruido para que esta ley no salga", sostiene Fabiola en conversación con JALEOS.
De entrada, no es ningún consuelo que en 10 años los centros ordinarios "cuenten con los recursos necesarios para poder atender en las mejores condiciones al alumnado con discapacidad". Para Fabiola, se trata de una ley "sibilina": "Están diciendo que no es que los vayan a cerrar ya, los vamos a cerrar despacito para que no os deis cuenta. Es una ley sibilina. Aquí hay una base fundamental, si tú quieres beneficiar a un colectivo, ¿por qué le quitas una opción más? Si quieres beneficiar, dame más alternativas. ¿Qué va a pasar con los niños que no tienen posibilidad de integrarse, adónde los van a derivar? ¡Si solo tenemos una opción: centros de educación ordinaria!".
"¿Qué intereses hay detrás?"
Kike, por ejemplo, tiene un montón de necesidades, explica su madre. "Además, tiene crisis epilépticas, y necesita un servicio de atención sanitaria. Una medicación en crisis no se la puede poner una profesora u otro alumno". Puntualiza Fabiola que no está en contra de esta medida de integración, pero con matices: "Un niño puede no tener autonomía, pero si a nivel cognitivo tiene capacidad suficiente, con ayuda lo consigue. No estamos diciendo a eso que no, al revés: ojalá todos los colegios se implicaran lo suficiente, pero hay niños que no tienen esa capacidad. Que no tienen esa posibilidad de asimilar esos conocimientos a la misma velocidad que el resto de la clase". Y se pregunta la mujer de Bertín al otro lado del teléfono: "¿Por qué una cosa tiene que excluir la otra? Es una ley que integra, pero excluye. Esto da mucho que pensar, ¿por qué algo tan bueno no se explica con claridad? ¿Por qué se hace de forma sibilina? ¿Qué intereses hay detrás? A quien no lo sufra, le dará igual. Pero, ¿qué pasa con ese dinero que se va a desviar para otras cosas? ¿Quién decide si esos niños son aptos o no? Esto ya se intentó aprobar varias veces en el Congreso y se ha echado para atrás. Queremos hacer el ruido suficiente para que no salga adelante. No queremos esto, ¿por qué nos quieren obligar?".
Sostiene Fabiola que en estos casos hay mucho desconocimiento por parte de familias con hijos de educación ordinaria: "Cuando tienes un hijo con discapacidad, lo primero que haces es acudir a un centro base. Estos centros los ponen los ayuntamientos, son centros donde hay especialistas que se dedican a evaluar. Te dicen el grado de discapacidad, las posibilidades que tienes para colegios y para centros de rehabilitación... Cuando esto se quite, ¿qué va a pasar? ¿Quién va a tomar esa decisión?".
El mensaje de Bertín
Tampoco le hace ninguna gracia esta ley a Bertín Osborne, quien desaprueba de pleno que los niños con Educación Especial acudan a colegios ordinarios. No es aconsejable, en su opinión: puede acabar en "bullying". Así lo explica, muy serio y contundente, el propio Bertín a través de sus redes sociales: "Los padres como yo estamos completamente asombrados de que vayan a sacar adelante una ley que lo único que va a hacer, en vez de ayudar, es perjudicar a hijos como el mío. Como el mío hay docenas y docenas de miles en España. Que necesitan permanentemente atención, a todas horas del día".
Y añade: "No creo yo que en un colegio ordinario vaya a haber terapeutas al lado de mi hijo, o de muchos miles como él. Van a tener que cambiarle los pañales cada dos horas, darle de comer, darle las medicinas... Intentar entender lo que les está diciendo. Eso, teniendo en cuenta que va a estar rodeado de niños que no tienen ningún problema. Evidentemente, todo el cariño y el amor que hay en un colegio de Educación Especial, allí se va a tornar en Bullying".
Osborne no duda en señalar al Gobierno, al que tilda de "iluminado" ante esta ley: "Esto es una cosa absolutamente impensable. No sé quién habrá sido el iluminado al que se le habrá ocurrido hacer este cambio porque los que supuestamente somos beneficiados ya sí les digo, con toda seguridad, que somos los más perjudicados, porque hay niños con lesiones cerebrales de todo tipo, pero hay miles, y no sé si decir cientos de miles, de niños que no tienen absolutamente ninguna autonomía. Que son cien por cien dependientes".
Y aclara: "Y eso en un colegio ordinario no van a poder ayudarles y no van a poder mejorar su calidad de vida, sino todo lo contrario. O lo ha hecho alguien que no tiene ni idea de lo que está haciendo, ni idea de la problemática. Y nosotros somos los primeros que querríamos que nuestros hijos fueran a un colegio ordinario, los primeros, lo que pasa es que uno no puede luchar contra la realidad. Y la realidad es muy terca: nuestros hijos son como son. Y hay un porcentaje enorme de niños como el mío que van a ver perjudicado su desarrollo y su vida. Ojalá haya alguien con dos dedos de frente que pare esta barbaridad".
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