José María Michavila y la aristócrata Alejandra Salinas Harnden se casan

José María Michavila (60 años) y Alejandra Salinas Harnden han decidido dar un importante paso en su relación sentimental. Tras tres años como pareja formal, el que fuera ministro de Justicia durante el Gobierno de José María Aznar (67) y la empresaria sevillana, han decidido contraer matrimonio e irse a vivir juntos. 

La pareja, formada por el expolítico popular y la aristócrata, se muda a una impresionante casa ubicada en la exclusiva urbanización madrileña de Puerta de Hierro. Serán vecinos de conocidas personalidades como Isabel Preysler (68) o el escritor Mario Vargas Llosa (84), entre otros. Junto a Michavila y Salinas irán cuatro de los cinco hijos de él y los dos hijos de ella, según ha publicado LOC.

José María Michavila y Alejandra Salinas en el funeral de Jaime Carvajal Hoyos. Gtres

Hasta la fecha, la información sobre este enlace, que será uno de los grandes acontecimientos sociales de 2021, se mide con cuentagotas. Lo que se conoce es que será en verano, aunque por el momento no se sabe si será una unión civil o un matrimonio por la iglesia. 

Michavila y Alejandra Salinas han encontrado el equilibrio el uno en el otro tras algunos golpes de la vida. El que fuera el ministro más joven de la historia de la democracia perdió a su esposa, Irene Vázquez Romero, en noviembre del año 2013. En estos siete años de viudedad, algunas mujeres importantes han pasado por su vida. Entre ellas, Genoveva Casanova, exmujer de Cayetano Martínez de Irujo, con quien mantuvo de dos años marcado por las idas y venias hasta que llegó a su fin. 

Después de la tempestad, Michavila encontró la calma en brazos de Alejandra. Se conocieron de una manera de lo más peculiar. En la iglesia madrileña de San José mientras que Salinas cantaba en el coro. Discretos y naturales, la pareja nunca ha tenido problema en posar ante los medios cuando han acudido juntos a algún acto público. 

No mucha gente lo sabe, pero con este matrimonio José María Michavila no sólo va a emparentar con el gran pintor Manuel Salinas, sino también con la presentadora Mercedes Milá (69). La abuela de su novia, Asunción Milá Sagnier, dama de la alta sociedad sevillana, es la hermana de padre de la presentadora, ya fallecido. Muy vinculada a Amnistía Internacional, Asunción, barcelonesa de nacimiento, hija del primer conde de Montseny, casada con un empresario e intelectual español, fue en gran parte responsable de que se aboliera la pena de muerte en España.

Alejandra Salinas y su pareja, José María Michavila, en la Feria de Sevilla. Gtres

Poliglota, exmodelo, sencilla y muy educada, Alejandra es una mujer culta que ha enamorado a Michavila hasta el punto de olvidar a Genoveva por completo. "Están muy enamorados", afirmó a JALEOS un amigo de Alejandra cuando se conocieron los inicios de este idilio. "Ella está como en una nube, y él también, lo único que nos preocupa es que no le haga nadie daño, porque es la mejor persona con la que te puedes encontrar jamás, no tiene doblez ni maldad alguna", concluyó.

La familia, propietaria de la Casa Palacio de Salinas, del siglo XVI, uno de los monumentos más importantes de Sevilla, le ha abierto las puertas de su casa hasta el fondo a José María Michavila. El exministro conoce desde el principio a los padres de Alejandra, Leopoldo Salinas Benjumea, primo hermano de Mercedes Milá, y Marina Harnden Wassiltchikoff. 

Al principio de conocerse el romance, fuentes cercanas al político y abogado, hombre muy conservador, comentaron que se enfrentaba a un problema muy similar en su relación con Alejandra al que ya vivió con Genoveva. Él es viudo, pero Alejandra Salinas estuvo casada por la iglesia con el padre de sus dos hijos, Diego de Mora Figueroa y de Iturbe. Con él tuvo dos hijos, hoy ya adolescentes de 15 y 16 años, un niño y una niña. En aquel entonces, quienes conocían a Alejandra dudaban de que estuviera dispuesta a pedir la nulidad matrimonial. Hay personas para las que las convicciones religiosas están por encima de todo y prefieren un matrimonio por lo civil o la vida en pareja a desunir lo que Dios unió.

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