Alfonso Díez (70 años), el viudo de la recordada y añorada Cayetana de Alba, está pasando por un delicado momento personal y familiar. Tras enviudar en 2014, decidió retirarse de la vida pública, de los flashes y saraos de toda índole social. Se replegó. Optó en su lugar por centrarse en su discreta y modesta vida, de la que forman parte sus queridos perros, su familia y buenos amigos, y sus paseos al gimnasio o al cine, cuando se podía antes de la era Covid. En 2017 la vida le dio su primer y duro zarpazo con la muerte de dos de sus once hermanos, fallecimientos que acontecieron en un tramo de 15 días.
Muy familiar, cuenta quien bien lo conoce que aquello destrozó a Alfonso, tan solo tres años después de perder a la duquesa, el gran amor de su vida. Demasiado dolor en poco tiempo. Siempre discreto con su vida privada, 2020 tampoco está siendo un buen año para él. La vida de Alfonso no escribe sus mejores capítulos en la actualidad, como ha podido conocer JALEOS en exclusiva a través de una fuente cercana. Hace unos meses el exfuncionario fue víctima de la Covid-19; padeció la enfermedad "de forma asintomática", guardó la cuarentena pertinente y generó anticuerpos. Salió indemne, pero le pasó otro tipo de factura.
"Le cogió mucho miedo al coronavirus. Si antes ya hacía poca vida social, desde entonces nada", confía la persona consultada. Pero su dolencia tan solo fue la antesala de lo que estaba por venir a nivel familiar. Pedro, un hermano de Alfonso, está ingresado en el hospital San Rafael de Madrid "desde hace unas semanas". El hermano de Díez se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos y, al cierre de este artículo, está fuera de todo peligro. Pero han sido unos días muy duros para toda la familia. Con el alma en vilo. Alfonso ha estado a su lado en los horarios permitidos; sus únicas salidas de casa han sido para acercarse al hospital. "Esto le ha afectado al ánimo. Es un hombre fuerte y optimista, pero está muy unido a este hermano". Desliza la persona con la que se contacta que el pasado mes de noviembre "fue muy malo" para Pedro Díez, el más complicado. Fueron horas de mucha inquietud, "sobre todo por el hecho de no poder estar a su lado, como a Alfonso le habría gustado, por las medidas sanitarias". Afortunadamente, lo peor ha pasado ya. Noviembre de 2020, en efecto, no ha sido un buen mes para Alfonso. Marcado en rojo en su calendario. Pese a que el 15 del mes pasado sopló las velas de su 70 cumpleaños. Fecha redonda en un año triste.
Lo que más dolor le infligió fue, cinco días más tarde, el 20, no poder asistir a la misa en memoria de la duquesa, que tuvo lugar en la iglesia de Los Gitanos de Sevilla, donde reposan sus restos. No pudo acudir porque estaba al pie de la cama con su hermano Pedro. Esa fue la razón por la que no hizo acto de presencia. Le dolió y apenó mucho y no le habría importado, Covid mediante, viajar de Madrid hasta Sevilla.
Podría haberlo hecho como viudo, pero su lugar estaba en el hospital. Una buena amiga suya informa a este periódico que se molestó ante algunos titulares que leyó en prensa: "Las ausencias en esa misa fueron dolorosas. Alfonso también sufre al ver la situación entre los hijos de Cayetana. No es fácil". Su relación actual con los vástagos de la duquesa "es cordial y afectiva", con "algunos más que con otros".
Alfonso recuerda diariamente a Cayetana, la tiene muy presente y habla de ella en su día a día. "Cayetana ha sido lo mejor que ha pasado en mi vida. Era una mujer en toda regla, maravillosa. Teníamos muchas cosas en común", aseguró Alfonso en 2018 en el programa Lazos de sangre de TVE. Entonces, embargado por la emoción, añadió: "Nos llevábamos unos años de diferencia, pero yo no lo notaba. Era muy divertida, inquieta. Quería saberlo todo. Me lo he pasado con ella como con nadie. Ha sido un placer estar con Cayetana".
Pero, ¿cómo es la vida actual de Alfonso Díez? Vive apartado de todo, jubilado de su puesto como funcionario en el Instituto Nacional de la Seguridad Social y apuesta por una vida acomodada aunque austera. No es Alfonso un hombre de alardes ni grandes lujos. Vive de dos pensiones que recibe. Se mueve y maneja mejor en la discreción.
Antes de la pandemia, mantenía gustos sencillos, como quedar a comer con amigos, dar paseos por las zonas nobles de Madrid y dejarse maravillar por la cultura en general, desde un cine hasta un museo. Aunque tras la muerte de la duquesa decidió volver a su 'piso de soltero', situado en el madrileño barrio de Chamberí, tiempo después adquirió otra vivienda en la misma zona en la que vive en la actualidad. Una casa de más de 200 metros que compró a finales de 2016.
Polémica por su retoque estético
Pese a su discurrir sereno y anónimo, en 2018 Alfonso Díez volvió a la más rabiosa actualidad, y se debió a su 'nueva cara'. Llamó poderosamente la atención su aspecto durante una corrida de toros en la Feria de San Isidro. Reapareció con una impactante nueva cara y unos protuberantes pómulos. Nada que ver con aquellas entendibles arrugas de expresión y con esas bolsas que lucía de manera natural cuando paseaba junto a Cayetana. Esos años parece que fueron sus últimos 'al natural'. La pregunta parecía obligada: ¿qué se hizo Alfonso?
Puestos en contacto en su momento con la clínica de la doctora Barba Martínez, este medio pudo conocer sus operaciones: "Según se puede apreciar, se hizo un lifting facial -que cuesta alrededor de 5.000-6.000 euros-, una blefaroplastia de 4.000 euros para rejuvenecer la mirada, toxina botulínica, botox en arrugas, frente y patas de gallo de 300-500 euros". Con esta última intervención, Díez habría "rejuvenecido más de 15 años".
No se puede negar que el funcionario siente predilección por su aspecto y por lucir impecable. Fue a principios de ese año 2018 cuando Alfonso acaparó los primeros titulares con motivo de un sorprendente cambio en su cara. El marido de la fallecida duquesa de Alba lució un rostro totalmente diferente al que tenía acostumbrado hasta el momento en el concierto que Carla Bruni (52) recitó en el Teatro Nuevo Apolo en Madrid. Ni siquiera en aquel momento su supuesta estrecha amistad con la reina Sofía (82) logró eclipsar sus retoques estéticos.
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