Hace unos días, la periodista Marina Castaño (64 años) sorprendía sobremanera a la audiencia al reaparecer en el exitoso programa de Antena 3, El Desafío. Nada o poco dada a enrolarse en espacios de televisión ligados al entretenimiento, la viuda de Camilo José Cela aceptaba enrolarse en este nuevo formato, mostrando así una nueva y desconocida faceta en su vida. Castaño, al más puro estilo circense, tuvo que hacer bailar un total de seis 'superdiscos chinos' a la vez y mantenerlos sobre los palillos en dos minutos de tiempo.
El reto no lo superó con nota, pero su reaparición en la pequeña pantalla sirvió para que muchos se preguntaran cómo es la actual vida de la exmarquesa de Iria Flavia, hoy bastante alejada de los medios de comunicación, los photocalls y los actos sociales. Y con la Covid mediante, aún más apartada. Atrás quedaron aquellos programas de corte rosa que la exponían día sí y día también, como el extinto Aquí hay tomate.
Ahora los tiempos son otros, y también las demandas por parte del público. Marina Castaño vive tranquila. JALEOS ha podido conocer a través de personas de su entorno que está viviendo "como realmente quiere vivir". Ha alcanzado la estabilidad que tanto deseó. Felizmente casada con el cirujano cardiovascular Enrique Puras Mallagray, con el que contrajo matrimonio en 2013, Marina Castaño puede presumir de una existencia plácida, serena y desahogada en la actualidad. Al menos, así la dibuja su entorno y las amistades que la frecuentan y bien la conocen y quieren. Han sido años convulsos, judicialmente agotadores, que, afortunadamente, son pasado remoto para Castaño. 2021 se ha abierto paso en su vida con aires frescos y nuevas ilusiones profesionales. Por ejemplo, esta participación en el espacio de Atresmedia, antes tan improbable por no decir imposible. Ha sido una grabación "muy meditada" en casa. Y es que, Marina hace tiempo que optó por escoger muy mucho dónde colaborar y con quién. Al otro lado de la línea, el informante es prudente: "Tiene claro dónde no quiere pisar".
"El Desafío es un programa blanco, divertido, familiar y de retos. Se lo pensó porque fue como salir de su zona de confort, pero sabía que se la trataría bien y estaría cómoda", explica alguien cercano a la empresaria. El entretenimiento no es lo suyo, pero este programa era una excepción. Eso sí, no es el único espacio en el que Marina colabora y se deja ver de cuando en cuando: también suele hacer pantalla en Espejo Público y ha participado en La hora de La 1, de TVE. En debates de corte político-social. Donde ella saca su lado más afilado. "Marina es una mujer muy comprometida y al día con todo. Es muy crítica con el Gobierno y tiene una opinión muy clara", se apostilla.
Se puede apreciar su impronta también en sus artículos de La Razón. A Castaño le gusta la calle, la gente, pasear, disfrutar de la ciudad de Madrid. Perderse por sus recovecos: "Es muy sociable, le encantan las quedadas con amigas y las grandes reuniones, cuando se podía. Tiene muy buenas amigas y en las distancias cortas es muy divertida". Se insiste en este punto: la imagen que se tiene de Castaño en la prensa, un tanto "antipática", no es real. Como muchos españoles, no lo pasó nada bien durante el confinamiento decretado en marzo de 2020. La Covid frenó en seco su actividad social y profesional, pero eso no impidió que Castaño empleara el tiempo libre en otras cosas.
Se volcó en su labor como madre y abuela -"se desvive por sus nietos"-, y aprovechó esos días para ejercitarse. Amante del ejercicio físico, la viuda de José Cela se machacó a fondo. Siempre le gustó el deporte y el coronavirus despertó su vena culinaria. Muy estricta con lo que ingiere, Castaño le ha transmitido estos valores a su marido Enrique. Ambos viven solos en Puerta de Hierro y cuenta una fuente muy próxima que su relación es sólida y basada en el cariño y la admiración. Disfrutan de su magnífico jardín y ven películas con frecuencia, como contó ella misma en Vanitatis. Sea como fuere, la actual vida de Marina Castaño, antaño 'anclada' en los juzgados, goza de una gran serenidad.
Sus batallas judiciales
Sus contenciosos en los tribunales también han sido otro tema que la ha mantenido en el candelero de un tiempo a esta parte. En enero de 2020 el Tribunal Supremo declaró desierto un recurso contra una sentencia de la Audiencia provincial de A Coruña que ya absolvía a Marina Castaño de la acusación de malversación de caudales públicos por su gestión de la Fundación Camilo José Cela, con la que sigue colaborando pero ya no preside. La denuncia había sido presentada por la Administración General del Estado, la Agencia Estatal de la Agencia Tributaria y la Fiscalía, que pedían cuatro años y medio de prisión y ocho de inhabilitación para Castaño y el resto de acusados.
Sin embargo, la sección sexta de la Audiencia provincial de A Coruña, con sede en Santiago de Compostela, absolvió a Castaño de un delito de malversación de caudales públicos por su gestión al frente de la fundación Cela. Castaño declaró en la vista oral del juicio que su gestión al frente de la citada fundación, con sede en el municipio coruñés de Padrón, respetó la legalidad vigente y negó las acusaciones de desfalco, al igual que los otros tres acusados.
Su litigio con el hijo de José Cela
Pero esta no es la única batalla judicial a la que se ha tenido que enfrentar la viuda del Nobel. Tras la muerte del escritor en 2002, comenzaba el litigio por su herencia entre Marina Castaño y el único hijo de Cela, Camilo José Cela Conde. Un procedimiento que también llegó hasta el Supremo, aunque con un resultado menos favorecedor para Castaño. El legítimo heredero le ganó hasta tres juicios a la viuda, quien se vio obligada a pagarle 3,9 millones de euros. Además, la Fundación Camilo José Cela también tuvo que indemnizarle con 1,1 millones de euros.
El patrimonio que Camilo José Cela dejó tras su muerte estaba valorado en más de ocho millones de euros, incluyendo la casa en Guadalajara que puso a nombre de su esposa antes de fallecer. El hijo del escritor solo obtuvo como herencia un cuadro falso de Miró valorado en 100.000 euros, quedando el resto de las propiedades y bienes en manos de Marina Castaño. Un reparto por el que Cela Conde interpuso una demanda al considerarlo injusto, recibiendo la razón de los jueces hasta en tres ocasiones.
Finalmente, los jueces obligaron a Marina Castaño a indemnizar al hijo del escritor. Además, el heredero también acabó siendo el dueño de los derechos de autor de su padre. Camilo José Cela Conde, que también es escritor, además de II marqués de Iria Flavia, actualmente vive en Palma de Mallorca. Es catedrático de Filosofía del Derecho, Moral y Política en la Universidad de Baleares y columnista en el Diario de Mallorca. Cela Conde fue el único hijo del aclamado escritor, fruto de su primer matrimonio con la docente María del Rosario Conde Picavea, quien falleció en 2003 a los 89 años.
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