En enero de 2020, José Luis Martínez Almeida (45 años), alcalde de Madrid, fichaba para su equipo a un rostro mediático. No porque estuviera de actualidad en la televisión en ese momento, sino porque Verano Azul fue una de las series que marcó a varias generaciones y El Piraña uno de los símbolos de la misma. Miguel Ángel Valero (49), el actor detrás de aquel niño 80 entró para ponerse al frente de la Oficina para la Accesibilidad del Ayuntamiento de Madrid, con seis personas a su cargo y un presupuesto de poco más de 150.000 euros. Un cargo, como funcionario de nivel 30, que acaba de dejar.
Un año ha durado en el Consistorio. Ha sido El País quien ha informado de su salida y de su regreso a la Universidad Politécnica de Madrid, desde donde pidió el traslado en su día. Una plaza que ahora, el ingeniero en telecomunicaciones recuperará para continuar dando clases. Ha sido él mismo quien ha dimitido. Con carácter inmediato. Eso sí, no se ha cerrado a colaborar con ellos en el futuro, un gesto que desde el ayuntamiento le agradecieron ante su inminente marcha.
No era su primer cargo en la administración, ya que, durante cinco años, Valero trabajó para el Ministerio de Sanidad, dirigiendo el Centro de Referencia Estatal para la Autonomía Personal y poniendo todo su conocimiento al servicio de mejorar la vida de los ciudadanos a través de la mejora de las infraestructuras de las telecomunicaciones. Sirviéndose de su conocimiento.
Efímera carrera artística
La vida de Valero, como se desprende de la carrera que se la ha labrado, ha cambiado mucho desde que grabó en Nerja (Almería) uno de los productos audiovisuales referentes en España. No eligió el camino de la interpretación, sino el de la ingeniería, especializándose en la rama biomédica, e interesándose en temas relacionados con la tecnología para las personas. De hecho, su proyecto de fin de carrera, en 1995 fue la elaboración de un sistema de información para la detección precoz de la discapacidad en niños de alto riesgo del Hospital Clínico de Madrid.
Ha reconocido en diferentes entrevistas que le siguen parando por la calle, pero cada vez menos. Aunque tampoco ha ocultado nunca la ilusión que le hace a la gente cuando saben que, detrás de su identidad está aquella estrella infantil de la pequeña pantalla. Un medio del que lleva apartado desde 1985. Aunque hay que decir que, durante sus años de estudiante universitario, formó parte del grupo de teatro de la Politécnica, No es culpa nuestra.
Su última experiencia televisiva fue en La bola de cristal. Tras el éxito de la serie dirigida por Antonio Mercero, quien lo reclutó cuando tenía tan solo 11 años, formó un grupo musical al lado de uno de sus compañeros de reparto, Miguel Joven (48), Tito en la ficción. Se llamaron Los Pirañas. Juntos, además, rodaron dos películas, ambas en 1982: Padre no hay más que dos, junto a Andrés Pajares (80) y Fernando Esteso (75) y Chispita y sus gorilas.
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