El matrimonio se ha convertido en el más admirado y rentable de los últimos tiempos. Esta última semana, Nuria Roca (48 años) ha sido la encargada de presentar El Hormiguero en ausencia de Pablo Motos (55 años) tras ser positivo en Covid-19, y su figura como comunicadora ha multiplicado aún más la ya solvente reputación que tenía entre el público. Nuria se ha ganado el cariño de la gente y su marido, Juan del Val (50 años), ha demostrado ser su mayor fan -no solo por su labor estos días, sino a diario desde hace 20 años.
El pasado 6 de octubre se cumplían dos décadas desde que la pareja se dio el 'Sí, quiero'. Toda una vida el uno al lado del otro, evolucionando en sus carreras, formando una familia junto a sus tres hijos -Juan, de 18 años; Pau, de 14; y Olivia, de 10- y pasando los años siendo testigos de su gran cambio físico mutuo.
La imagen de Nuria Roca y su transformación con el paso del tiempo no es tan desconocida para la audiencia, ya que la de Moncada se ganó un hueco en la televisión siendo muy joven y el recuerdo de su inicio y andadura posterior aún perdura en la memoria colectiva de la pequeña pantalla. La comunicadora entró en los hogares españoles con Waku Waku, un programa de Chico Ibáñez Serrador sobre animales al que acudían famosos. Después llegaron más de una veintena de formatos televisivos que presentó, en las que destacan títulos como La isla de los famosos, Reforma sorpresa, Factor X, El millonario o varias galas de Fin de Año.
Sin embargo, el aspecto de Juan del Val no ha estado durante años tan expuesto al gran público como sí ocurre en el caso de su mujer. Como escritor y locutor de radio, el madrileño consiguió mantenerse 'oculto' y su figura no trascendió tanto ni tan masivamente, pero en la actualidad se ha convertido en uno de los hombres del momento.
Las intimidades de la relación entre Roca y del Val quedó más al aire que nunca con el decreto de estado de alarma y el consiguiente confinamiento gracias a su presencia en las tertulias de El Hormiguero. Allí han demostrado en pleno directo su química, sus dulces peleas, sus piques cómplices y las miradas mutuas que confirman el motivo de su sólido matrimonio.
Juan sigue manteniendo el atractivo que lucía cuando a finales del siglo pasado conoció a Nuria. Su cara de travieso, su flequillo rebelde y su aspecto juvenil y deportivo han dado paso a un semblante maduro, un pelo más domado y unos estilismos mucho más elegantes. Pero, pese a que la transformación física es inevitable en dos décadas, el autor de Delparaíso no ha perdido el aura gamberro y sincero que cautivó a la presentadora y que gusta cada día más a los espectadores españoles.
Juan y Nuria: una máquina de hacer dinero
Nuria Roca y Juan del Val se prometieron amor eterno en una mágica noche celebrada en El Puig, en Valencia. Mientras encajaban sus alianzas, los recién casados eran incapaces de imaginar que dos décadas después no solo se convertirían en uno de los matrimonios más envidiados del panorama nacional, sino que conseguirían que su marca comercial como pareja los hiciera de oro.
Juntos forman un clan idílico y su historia se tornó aún más especial e interesante cuando desvelaron públicamente que son una pareja abierta. Desde entonces su ya de por sí rentable marca conjunta empezó a causar mayor curiosidad en el público.
Así, Nuria y Juan han demostrado durante décadas que saben compaginar a la perfección negocios y placer, ya sea de forma común o individual. Ambos han triunfado en la radio, en la televisión y en el mundo literario.
Tras décadas inmersos en el todopoderoso mundo de los medios y potenciando su propia marca personal, la solvencia económica del matrimonio está más que asegurada. No obstante, hace un par de años no se libraron de un gran susto con Hacienda que terminó señalando a la presentadora por un presunto delito fiscal.
Roca creó la sociedad Tospelat SL, en la que Juan del Val figura como apoderado, a principios del siglo XXI para gestionar sus actividades profesionales a través de ella, tal y como hacían la gran mayoría de rostros televisivos del aquel entonces. Sin embargo, Roca vivió una larga batalla fiscal por sus ingresos y de su sociedad entre 2005 y 2010. Durante esos seis años ingresó 4,7 millones que pretendió declarar a través de la SL. Así pretendía deducirse múltiples gastos, algo no permitido por la entidad ya que esos ingresos provenían de su trabajo como actriz y presentadora. Después de varios recursos por parte de Nuria, finalmente, la Sala de lo Contencioso de la Audiencia Nacional desestimó en julio de 2019 la petición presentada por Nuria y falló que deberá dos sanciones de 86.749,16 euros y 126.880,77 euros, por dejar de ingresar parte de las cuotas debidas del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en los citados años.
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