Ha pasado ya más de una década desde que su carrera artística diera un salto cualitativo. Fue gracias a La señora, la serie de TVE, por lo que conocimos a Adriana Ugarte (36 años), después de haber participado en varias producciones de éxito como Hospital Central o El comisario, siempre con papeles secundarios.

A raíz de ahí, la vida de Ugarte dio un giro radical. Dejó de ser una desconocida e incluso sus relaciones sentimentales comenzaron a despertar el interés de la prensa rosa. Fue así como su romance con Álex González (40) acaparó portadas y titulares en el papel cuché.

Pero la vida se parece más a una línea sinuosa que a una recta, también para una actriz que en ese momento parecía convertirse en la reina Midas de la ficción tras su exitoso paso por El tiempo entre costuras. Trabajo no le faltaba y en alguna de las producciones en las que participaba, como Palmeras en la nieve, dejaba una actuación personal muy por encima del resultado global.

Adriana Ugarte en 'El Hormiguero'.

A pesar de todo esto, su caché sigue al alza y por eso Verónica Fernández pensó en ella para encabezar el reparto de Hache, una de las series que engrosan el amplio catálogo de Netflix. Los buenos resultados de la primera temporada provocaron que se pusiera en marcha una segunda entrega de la que tanto la propia Adriana Ugarte como Eduardo Noriega (47) fueron a hacer promoción a El Hormiguero.

Confesión

Fue precisamente en su visita al espacio que presenta Pablo Motos (55) donde encontramos el motivo de que la actriz madrileña sea protagonista hoy de esta sección. En un momento de la entrevista, Ugarte sacó a relucir algunos detalles poco conocidos de su vida, destacando uno por encima de todos: "Voy encadenando TOC (trastorno obsesivo compulsivo). Si entras en mi coche comiendo patatas fritas, no te diré nada, pero en cuanto te bajes tengo que limpiar todo y sacudir las alfombrillas antes de llegar a casa".

A través de ese ejemplo tan gráfico, la intérprete ponía de manifiesto un trastorno que, como ella misma reconoce, le genera episodios de ansiedad, aunque parece que ella misma le quita hierro al asunto: "Ahora veo una pelusa o un pelo y me esfuerzo por dejarlo ahí", bromeó en El Hormiguero.

Adriana Ugarte en 'El tiempo entre costuras'.

Más allá de bromas, lo cierto es que el TOC es una afección mental que consiste en presentar pensamientos y rituales de forma repetida. El origen exacto de este trastorno se desconoce, aunque algunos estudios apuntan a una combinación de factores genéticos, biológicos (a nivel cerebral) y ambientales como la razón del desarrollo de esta afección.

Entre los síntomas más habituales están las obsesiones, que pueden conllevar aspectos como el miedo a los gérmenes, pensamientos agresivos o la necesidad de que algunos objetos estén totalmente alineados, pero también compulsiones tales como el lavado frecuente de manos, verificar cosas de forma repetitiva u ordenar objetos de una forma determinada.

Para tratarlo, nada mejor que ponerse en manos de un psicoterapeuta, preferentemente especialista en la terapia cognitiva conductual, para enseñar respuestas ante esas obsesiones y compulsiones. Esa labor se puede apoyar también en el tratamiento farmacológico, recurriendo en ocasiones a antidepresivos.

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