David Partida (46 años) es una explosión de creatividad, la onda expansiva nacida de una bomba patria, el fruto del amor entre una vasca y un jerezano. Su energía apabulla. Tal es su fuerza que sus pensamientos se adelantan a su discurso y sus palabras atropelladas se escapan de su boca a la misma velocidad que la pintura flúor de su fino pincel de artista.
Su forma de bienvenida es la pregunta, la curiosidad, el interés por el que tiene enfrente. Y el arte, sobre todo el arte.
JALEOS entrevista a David Partida, que se encuentra en uno de sus momentos laborales más gloriosos por la repercusión que han tenido algunos de sus últimos cuadros. "Mis cuadros tiene un proceso: se hacen en el estudio, pasean por Madrid, no en una furgoneta, sino de forma visible, yo los cargo, los llevo y llegan a su destino. Lo que pasa en ese proceso son cosas que no te puedes ni imaginar. Si te vienes conmigo un día media hora, lo entenderías".
Si quiere, sólo si usted quiere, empezamos por el principio.
Venga, ahora mandas tú.
¿Quién es David Partida?
Esa es la pregunta del millón de dólares. Un artista, un hombre nacido en Vitoria, hijo de una vasca y un andaluz, y que se pasó mucho tiempo de su vida en Berlín. Viví allí ocho años, sin seguro médico, fregando platos en verano, tocando la guitarra para poder llegar a fin de mes... Pasándola canutas. Llegué a Madrid en 2017 y Madrid me ha acogido muy bien. Soy un trabajador. Retrato a todo tipo de personas. Soy un provocador. Seguro que has visto cuando me puse enfrente del Congreso de los Diputados con la foto del Joker. La Policía Nacional preguntándome...
¿De dónde surge su amor por el arte?
El amor por arte nace de la necesidad de un niño muy triste. Yo bajaba a jugar con los niños al fútbol y cuando me daban un pelotazo me iba. Me creé un mundo de fantasía, pintar, el color... Ahí estoy cómodo. El mundo es un teatro y las obras salen a la calle a provocar. Pero para mí surge de una necesidad. El niño siempre está ahí, sigue ahí. Ahora estoy aquí en El Retiro hablando contigo, pero preparando una exposición en el hotel H10 de la Puerta de Alcalá.
¿Una forma de expresión?
No vamos por ahí rompiendo muros o paredes. Sí, una forma de expresarme y de sacar el dolor.
¿Convirtió aquella oscuridad en color? Su obra no tiene nada de triste.
Qué bonito lo que estás diciendo. ¿Qué voy a pintar, el mundo dolido de un niño en blanco y negro? ¡No! Pinto belleza, pinto amor. ¿Quién no quiere belleza? A ese niño con problemas en casa una profesora le dijo que pintaba bien. Yo me agarré a eso como cuando te agarras a la escalera de una piscina. Me di cuenta de que haciendo cosas bellas estaba mejor. Ese es el resumen. Blanco y negro que lo pinte otro. Admiro a Velázquez, ¿eh? Y a Zurbarán, pero no he bebido de ellos. Mi obra es colorista, posimpresionista: Matisse, Van Gogh, Cézanne...
Hace unos meses le hizo llegar un retrato de Álex Lequio a su madre, Ana Obregón. ¿Cómo surgió la idea? ¿Fue un obsequio o un encargo?
Qué buena pregunta... Mira, madre sólo hay una. Cuando engendré ese cuadro Álex todavía vivía. Fue el 14 de marzo de 2020, el día en el que vivimos el punto más bestial de la pandemia. Ahí vi su fotografía mirando al cielo y empecé. Así se lo conté a Ana. El día antes del encierro, compré 3.000 euros en material y me puse a trabajar. En cuanto vi la foto lo sentí en el corazón. Mi madre falleció de cáncer y yo empatizo mucho con el dolor. Que se muera una madre no es lo mismo que se muera un hijo. Ana pensó que yo lo había pintado después, pero no. Empecé el 14 de marzo, después lo dejé aparcado como un mes, luego lo retomé y lo finalicé. Mandé la foto a la página de fans de Ana Obregón, que fueron superamables, y consiguieron que ella viera la foto. A Ana le encantó.
¿Cómo se lo hizo llegar?
Se lo hice llegar a través de su mejor amigo. Ese cuadro lo tiene ella, le corresponde a ella. ¿Quién lo puede tener? Sólo ella. Puedes ver el cuadro: hecho con amor, alegría, energía, todo lo que transmite... La parte de pintar el cuadro fue más emocional por el dolor de ella, pero también pensaba en él. ¡Con qué dignidad humana llevó su enfermedad! Eso me impactó, con 27 años que tenía. Es un cuadro muy especial.
¿Tarda mucho en hacer un retrato?
Yo pinto por las noches, con mucha energía. No estoy más de dos días con el cuadro. No soy un pintor de óleo, trabajo rápido y energéticamente. Yo ya tengo el cuadro en la cabeza. Hay que pasarlo de la cabeza a la tela. A las 9 de la mañana yo no puedo pintar. ¿Quién escribe de día?
También se ha atrevido con Santiago Abascal. Además, se lo entregó en persona, ¿qué le dijo?
A mí me importaba mucho la reacción de su mujer, de Lidia. Todo surge porque ellos ven un cuadro mío en una tienda de El Capote, una marca de la que él viste mucho. Hay un nexo importante y es que él es de Bilbao y yo soy de Vitoria. El Capote se puso en contacto conmigo y yo le hice el cuadro. Me está cayendo la del pulpo con el cuadro de Abascal.
¿Lo han insultado?
Entra en mi Instagram, mira la foto y lee los comentarios... También hay gente que me pone buenos comentarios. Yo estoy al margen, pero es duro ver a tanta gente insensible. Yo retrataría a quien fuera, es mi trabajo. Me da pena.
Pero ¿qué le dijo Santiago Abascal?
Hay miradas que no hablan. Yo quería ver su expresión. Me dijo que le gustó mucho cómo capté la energía. Lo único que pedí para hacer su retrato es total libertad. Puse el verde que quise, el fucsia que quise, elegí la foto que quise... La foto es importante. Cuando vi la foto de Álex ya tenía el cuadro en la cabeza.
¿Algún político al que se negaría a retratar?
Te lo voy a deletrear: ene, i, ene, g... No sigo, ¿no? Ninguno. Me debo a mi trabajo. Yo soy un trabajador, un autónomo. Esa pregunta se contesta sola para la gente que tiene dos dedos de frente.
¿A qué personaje famoso le gustaría retratar?
Pregunta compleja... Yo ya lo he hecho. Te vas a quedar flipao. A mí me encargó un cuadro el marido de Sabrina, la de Boys, boys, boys. Esa persona en 1988, cuando yo tenía 12 años, me marcó mucho. ¡Me gustaría pintar a Velázquez y que me lo encargase alguien de la corte!
Y hablando de la corte, ¿pintaría a la reina Letizia?
¿A la reina Letizia? (Risas) No, no, no... Si no me encargan el cuadro no lo haría.
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