El 28 de agosto del 2016, a las 11:43 horas, en Santa Mónica -California-, moría Alberto Aguilera Valadez. Las agujas del reloj se pararon en la vida del artista, más conocido como Juan Gabriel, y en la de sus miles de fans en todo el mundo. Han pasado casi cinco años desde aquel fatídico día, y su herencia, lejos de resolverse, sigue dando mucho que hablar. Si la vida del 'Divo de Juárez' dio para nadar en ríos de tinta, su muerte no se ha quedado atrás.
Como si de un culebrón se tratara, el fallecimiento del cantante mexicano marcó el inicio de una encarnizada guerra en los tribunales entre sus hijos -algunos reconocidos y otros en plena batalla por serlo-, que intentaban por todos los medios demostrar sus derechos para optar al testamento. La batalla tenía un frente común: impugnar las últimas voluntades del divo, que había dejado como heredero universal a su único hijo reconocido, Iván Gabriel Aguilera Salas (33 años).
Cinco hijos, un heredero
A la disputa por formar parte del testamento de sus cinco hijos -tuvo un hijo biológico y cuatro adoptados: Alberto Aguilera Jr., Iván Gabriel, Joan Gabriel, Hans Gabriel y Jean Gabriel-, se unieron varios hermanos del cantante y su representante. A esta guerra, había que sumarle además dos demandas de paternidad interpuestas para la ocasión por Joao Aguilera y su hermano Pablo Aguilera, dos supuestos hijos del Divo, cuyas pretensiones de filiación fueron desestimadas en septiembre de 2020.
Los frentes abiertos para hacerse con la herencia no eran para menos. Intentaban optar a una fortuna, que según celebrityworth.com, superaba los 30 millones de dólares -25 millones de euros-. No en vano, la cuenta corriente del cantante mexicano lo situaba, según la revista Forbes, en el puesto número 18 de los músicos más ricos del mundo. Una carrera la del Divo de Chihuahua, plagada de éxito que daba para esas cifras millonarias: 200 millones de discos vendidos, con 85 discos publicados -entre álbumes de estudio, recopilatorios y un sin fin de colaboraciones y discos homenaje-, 11 películas y dos telenovelas.
Su amistad con Isabel
Si Juan Gabriel era sinónimo de éxito encima de los escenarios, la vida del artista estuvo marcada por las veleidades y excesos de un artista universal. Su leyenda como cantante estrella del regional mexicano traspasó fronteras con el paso de los años y, como buen divo, el artista comenzó a rodearse de otras grandes de la música, como Rocío Dúrcal o Isabel Pantoja (64), entre otras.
Fruto de la amistad con esta última los últimos años de su vida, el de Juárez grababa en otoño de 2013 Hasta que se apague el sol, un disco que él mismo produjo para la cantante andaluza, en plena vorágine judicial por el Caso Malaya. Ello permitió a Isabel salir del país es un momento crítico de la instrucción del caso y a Juan Gabriel, estrechar lazos con una mujer a la que idolatraba.
La estancia en México de la artista, alojada en la casa de Juan Gabriel, además de para un disco con canciones del artista escritas para el regreso de los escenarios de la Pantoja, propició que tonadillera y al cantante fraguaran una amistad que dio mucho que hablar en la prensa del corazón. Según los mentideros de Juárez, Juan Gabriel estuvo locamente enamorado de ella, llegando a pedirle matrimonio a Isabel, algo a lo que la reina de la bata de cola habría declinado.
Su presunta relación sentimental dio, incluso, para especular con que el mexicano habría dejado a la viuda de Paquirri parte de su herencia, para ayudar a solventar sus muchas deudas tras su paso por prisión. En concreto, un piso propiedad del artista en la calle Augusto Figueroa de Madrid, en pleno corazón de Chueca.
Piso en Chueca
Este medio puede confirmar que las últimas voluntades de Juan Gabriel siguen sin cumplirse. El piso sigue perteneciendo hoy a Alberto Aguilera Valadez, Juan Gabriel, sin que su hijo Iván lo haya heredado formalmente, casi cinco años después de su muerte. El inmueble, comprado por El Divo, por escritura formalizada ante notario el 31 de enero de 2000 y a través de una hipoteca suscrita con CajaMadrid por 445.000 euros, incluyendo costas e intereses.
Con una superficie de 231 metros cuadrados, la casa, un primer piso en pleno corazón de Chueca, uno de los barrios más valorados de la capital, se distribuyen en hall, siete habitaciones, cocina, despensa, baño y cuarto de servicio. El inmueble está localizado en un edificio de 1920, tiene seis plantas, y 18 vecinos, con dos por planta.
La vivienda es una primera planta con ascensor, todo exterior y, como curiosidad, posee siete balcones con unas vistas inmejorables del barrio de Chueca. Además, posee anejo una buhardilla trastero en la sexta planta del edificio, de 27 metros cuadrados que, en caso de segregarse, podría convertirse en una segunda vivienda, con el consiguiendo rendimiento económico.
Para la compra, el Divo de Juárez contrató con el banco una hipoteca a pagar en 300 meses. Según la nota simple consultada por este diario, la casa terminará de pagarse en enero de 2025, por lo que aún pesa la hipoteca sobre ella. Su valor a día de hoy se ha multiplicado, teniendo en cuenta que el barrio de Justicia al que pertenece, es uno de los más revalorizados del mercado inmobiliario de la capital. Teniendo en cuenta que el precio medio es de 5.500 euros por metro cuadrado, el inmueble tendría un valor base hoy de 1.450.000 euros.
El hecho de que su hijo Iván no haya cambiado la titularidad del inmueble casi cinco años después de la muerte de su padre, indicaría también que no ha cumplido con el trámite obligatorio de pagar el impuesto de sucesiones -un tributo directo que grava incrementos patrimoniales de las personas físicas, obtenidos a través de herencia o donación-, incurriendo en sanciones que podrían alcanzar hasta el 20 por ciento de recargo del incremento patrimonial. La ley es clara al respecto.
LO QUE ESTABLECE LA LEY
PLAZO PARA PAGAR:
En la actualidad la ley marca que la liquidación del impuesto de sucesiones y donaciones, que grava la transmisión de los bienes y derechos (en el caso de fallecimiento de una persona), se debe realizar en el plazo de seis meses a partir de la fecha de fallecimiento del causante.
RECARGOS DE LA ADMINISTRACIÓN:
En caso de no de hacerse la liquidación del impuesto de sucesiones en plazo legal, es preciso distinguir dos casos: si ha habido o no requerimiento por parte de la Administración. Dependiendo su cuantía y plazo el recargo oscila (5 por ciento, 10 por ciento, 15 por ciento o 20 por ciento). En caso de que hubiera recibido un requerimiento por parte de la Administración, resultarán de aplicación los recargos previstos en el art. 28 LGT.
Además, Hacienda puede exigir intereses de demora si la liquidación es fuera de plazo y es reclamado por requerimiento previo por la Administración.
Posible prescripción
El heredero de Juan Gabriel podría librarse de la sanción en uno de los supuestos previstos por la propia ley: la prescripción. El artículo 40 de la Ley del Impuesto de Sucesiones y Donaciones establece la prescripción 4 años después de haber heredado el bien, para lo cual el heredero de Juan Gabriel tendría que haber salvado un escollo: que la Administración no hubiera realizado un "procedimiento de regularización, comprobación o inspección con conocimiento del obligado tributario" al respecto del bien.
En ese caso, el plazo de prescripción habría quedado interrumpido y por tanto no habría prescrito, permaneciendo intacta la obligación de pago del impuesto de sucesiones a día de hoy. Según la ley, el plazo de prescripción de 4 años se cuenta desde el día siguiente a la finalización del plazo voluntario, es decir, de seis meses desde la declaración de fallecimiento. Siguiendo estos cálculos, de no haber tenido requerimiento de la Administración, la prescripción podría haberse producido en noviembre de 2020.
En este mismo sentido el artículo 91 del Reglamento del Impuesto de Sucesiones, obliga a los encargados del Registro Civil, y a los notarios a remitir, dentro de la primera quincena de cada trimestre, una relación de todos los documentos que se refieran a actos o contratos que pudieran dar lugar a los incrementos patrimoniales que pudieran ser gravados en el de Impuesto de Sucesiones.
En este caso, el hecho de que el fallecimiento se produjera en un país extranjero dificultaría a los distintos estamentos de la Administración su labor. En declaraciones al programa Viva la vida de Mediaset, Guillermo Pous, letrado de Iván Aguilera, el heredero universal de Juan Gabriel, aseguraba tener pendiente en próximas fechas un viaje a España para resolver algunos flecos pendientes de la herencia. La Agencia Tributaria a buen seguro estará muy pendiente de si esos flecos, le salen a pagar o a devolver.
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