Alejandra Rubio cumplió 21 años este pasado miércoles y a su corta edad ya se ha hecho un hueco en la televisión y no en cualquier formato, ya que tiene su silla en uno de los buques insignia de Mediaset, el programa Viva la vida. En solo tres años la carrera mediática de la hija de Terelu Campos (55) ha sufrido una gran transformación, pues pasó de ser una joven que quería dedicarse al mundo de la moda que abandonó los estudios de diseño en el primer trimestre a ser la promesa de su familia en la pequeña pantalla. Pero no solo su currículum ha experimentado un radical cambio, su rostro poco tiene que ver con el que apareció por primera vez en los medios a los 18 años.
Su madre quiso presumir de hija en la portada de su revista de cabecera 10 días antes de que cumpliera la mayoría de edad, y en ese momento se presentó como una adolescente de facciones suaves, labios finos, ojos pequeños y una melena de color caramelo que aniñaba aún más sus rasgos. En pleno 2021 su fisonomía facial es otra: pómulos marcados, boca gruesa, grandes e intensos ojos y una cabellera cobriza muy favorecedora. ¿Cómo ha cambiado tanto? JALEOS ha querido conocer la respuesta de la mano de un experto en la materia, el doctor Miguel De la Peña, director médico de Clínicas Diego de León.
"La diferencia entre ambas imágenes responde más al paso del tiempo que a la existencia de retoques estéticos", expresa con rotundidad De la Peña, y detalla su afirmación: "A edades tempranas el rostro está en continua transformación. Percibimos cómo las facciones pasan de ser suaves y redondeadas -propias de la adolescencia- a unos rasgos más definidos y estilizados".
El doctor ha analizado los sorprendentes cambios de Alejandra y tiene una respuesta clara para su transformación: "Lo que más llama la atención de su rostro es la perfecta armonía y proporcionalidad: mirada abierta, bien proyectada y elevada, pómulos definidos, la zona del óvalo facial en forma de pirámide invertida y mandíbula muy tersa y delineada. Sin embargo, estos puntos que tanto caracterizan a su rostro no son fruto de retoques. Si comparamos su cara con la de su madre cuando tenía aproximadamente su edad, nos percatamos de que forma parte de su afortunada herencia genética".
Entonces, ¿no se ha realizado ningún tratamiento estético pese a evidenciarse una brusca modificación en su aspecto facial? Según el médico, sí ha contado con la ayuda de profesionales estéticos para un detalle concreto. "Hay que prestar atención a la evolución de su piel. A pesar de estar expuesta a sesiones intensas de maquillaje por su trabajo en medios y redes sociales, luce un cutis muy cuidado. Podría haber recurrido a tratamientos de aparatología para regenerar la dermis, minimizar los poros y eliminar marquitas propias del acné juvenil. Esto lo podría haber conseguido con una combinación de láser fraxel y dermapen con vitaminas, de unos 600 euros. Es un resurfacing de la piel que actúa como una limpieza médica profunda".
Pero existe otro punto en su rostro que no pasa desapercibido: sus labios. "Ella en sus tutoriales de maquillaje explica la importancia que le da al delineado o perfilado de labios con lápices y labiales", apunta el experto, no obstante, "si hubiese recurrido a un tratamiento de medicina estética en esta zona, habría sido una hidratación labial con ácido hialurónico. Este tratamiento sirve para alisar la piel de los labios, aportarle vitalidad y definición. Pero no para aportar volumen. Le habría costado unos 250 euros por cada zona labial".
Por lo tanto, tal y como desliza el doctor Miguel De la Peña, la auténtica transformación que hay detrás de la belleza actual de Alejandra es una mezcla entre la efectiva genética de sus padres, una atención exquisita al buen aspecto de su piel y la posibilidad de unos retoques menores. Y es que con sus recién estrenados 21 años, al rostro de la madrileña le queda aún mucho por evolucionar, y si su andadura en televisión logra ser tan larga como la de su familia, los espectadores serán testigos de cada uno de esos cambios.
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