Las últimas semanas no han sido, precisamente, tranquilas para Ana García Obregón (66 años) y su familia. Por si la muerte de su hijo Álex Lequio -el próximo 13 de mayo se cumple un año de su deceso-, no fuera suficientemente dolorosa y difícil de sobrellevar, la madre de la artista, Ana María Obregón, ha estado ingresada varios días en la Clínica Ruber de Madrid. El motivo, un pequeño "susto" del que, afortunadamente, ha salido ilesa y ya se encuentra en casa.
Hace unas horas, la propia García Obregón celebraba el alta de su madre con un emotivo vídeo en el que sus padres se abrazaban y besaban en su reencuentro. JALEOS ha podido conocer a través de una fuente de total solvencia los días duros que ha pasado Obregón, cargados de tanta reminiscencia, pues su hijo Álex también, entre otros hospitales, fue tratado en la Ruber de Madrid. Por tanto, cuidar a su progenitora en estos días ha sido "doblemente complicado": "Aún así, ella no se ha despegado de su lado de la cama. Y cuando se turnaba con sus hermanas en el hospital ella se iba a casa de su padre".
Así han estado estos días los hermanos García Obregón -sobre todo Ana, Amalia y Celia-, a caballo entre la casa de sus padres en el centro de Madrid y la clínica madrileña. Se explica al otro lado del teléfono que los hijos no dejan solos a sus padres, ni de día ni de noche. "Se van turnando como pueden, ahora mismo la que más se presta es Ana, que está ahí volcada en ellos". De alguna manera, este cuidado materno le ha ayudado "para mantener la mente a raya". Añade una buena fuente: "Han sido días muy angustiosos porque Antonio tampoco no dormía bien y no paraba de preguntar por su mujer". A día de hoy, Ana tiene "parados" todos los proyectos de televisión y teatro que se le han puesto sobre la mesa. "De todo lo que le ha llegado, ha considerado especialmente dos cosas que le han llamado la atención, un programa para presentar y una serie. Pero no es el momento, no se ve con ganas ni con ánimo, y no quiere hacer algo a medio gas". De momento, está todo parado. Más bien, en stand by. Se apostilla que ni siquiera la fundación que la actriz y Alessandro Lequio (60) desean levantar en memoria de su hijo "está en el punto esperado". Se lo están tomando con calma, no es un proceso fácil. Tampoco las fuerzas acompañan todo lo que deberían.
Al cierre de este artículo, se explica que están siendo meses de "recaudación y de conseguir contactos y personas que quieran ayudar", tanto en contenido como económicamente. Un trabajo, de momento, más de campo. "Aún no han registrado nada, lo único que sé es que han contactado hace unas semanas con especialistas de Barcelona, que se mostraron muy interesados en la fundación y que conocen el tema de Álex bastante bien". 20Minutos sostiene que estos facultativos pertenecen al hospital Vall d’ Hebron. No hay prisa, tampoco pausa, y en la actualidad tanto Ana y como Alessandro le están dedicando a este proyecto todo el tiempo libre que el resto de obligaciones les permiten. Profetiza la persona consultada que la fundación, en el proceso en el que se encuentra en la actualidad, "hasta finales de año o principio del que viene no verá la luz de forma oficial".
Este mismo 21 de abril se hace pública una extensa entrevista que Ana Obregón concede a Vanity Fair con motivo del aniversario de la muerte de su hijo Álex. En esas páginas, precisamente la actriz y presentadora habla de lo complejo de la fundación: "Es lo que quería hacer mi hijo. Pero es complicadísimo. Yo pensé que crear una fundación para ayudar a los demás era fácil. Qué va. El registro, los abogados, redactar los estatutos. Y pagar 30.000 euros. Luego hay que esperar no sé cuántos meses a que te lo aprueben… Y ahora todo me cuesta". Además, aborda el lacerante proceso de duelo que vivió: "No podía hablar. Ni con mis íntimos amigos. Me comunicaba por WhatsApp. Durante los primeros tres días solo quería irme. Pero qué difícil es. Yo pensaba: 'A ver, cómo lo hago'. Menos mal que he tenido a mis hermanas muy encima".
También en esa charla recuerda cómo fue la muerte de Álex y las importantes llamadas que recibió: "Me quedé abrazada a él bastantes horas. Luego se lo llevaron. Entonces empezó a sonar el teléfono de Alessandro y en una de esas me pasó a la reina Sofía (82). Cariñosísima. Me dijo mi hermana que hablé como 10 minutos con ella, pero yo no me acuerdo de nada. Antes había llamado el rey -Juan Carlos (83), pariente de Lequio-. Cariñosísimo también".
El ingreso de su madre
Fue la semana pasada cuando una revista del corazón anunciaba el ingreso de la madre de la también bióloga. Ana lo confirmaba a las pocas horas. "A mi pesar me han pillado el domingo pasado entrando a ver a mi madre en el hospital y aunque respeto profundamente el trabajo de los medios de comunicación para informar, me gustaría aclarar que mi madre está estable y mejorando. Para mí, volver a ese hospital ha sido como una vuelta al infierno rememorando los últimos meses que pasé allí viendo sufrir a mi niño. Gracias a todos por interesaros por la salud de mi madre. Mamá, que sepas que te tengo agarrada de las manos muy fuerte porque te necesito a mi lado más tiempo", posteó en sus redes.
Ana María Obregón llegó a la citada clínica de Madrid, donde estuvo acompañada todo el tiempo por sus hijos, quienes también se han pronunciado ante los medios de comunicación para desvelar cómo se encontraba su madre. "Está un poquito mejor", comentaron Amalia y Celia. Afortunadamente, el "susto" quedó atrás y la matriarca recibió al alta hace unos días. Una vez en casa, Obregón publicaba el reencuentro de sus padres: "Bienvenida a casa, mamá. Hoy es el primer día en un año que no lloro de rabia, ni de dolor, ni de tristeza. Hoy se me saltan las lágrimas de emoción no solamente porque estés de vuelta en casa, mamá (eres una campeona), sino también por ese amor infinito de casi 67 años que hay entre papá y tú".
Fue el pasado 26 de febrero cuando la intérprete, muy emocionada, desveló en sus redes sociales que sus padres, de más de 90 años, habían sido vacunados contra la Covid-19. Feliz y aliviada, a través de un stories de Instagram en el que sus progenitores posaban para la cámara sonrientes y cogidos de la mano, Ana Obregón escribía: "¡Por fin vacunaron a mis padres!".
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