Belén Esteban (47 años) celebraba este viernes, 23 de abril, su acto ante la prensa más importante para ella a nivel laboral. La colaboradora de Sálvame se ha lanzado, en un momento en el que el panorama no es sencillo, al mundo empresarial. Lo ha hecho con Sabores de la Esteban, una marca bajo la que ha comercializado gazpacho y salmorejo. A las 12 de la mañana, a las puertas del Museo Chicote -en la Gran Vía madrileña-, posaba al lado de su marido, Miguel Marcos (33). Él, nada amante de ponerse bajo el foco, era el responsable de la chuleta de la que la televisiva no se separaba.
Ni de ese papel con las directrices a seguir en su discurso ante los periodistas -y que a los dos minutos de empezar se olvidaba para hacer el relato a su manera- ni de la mascarilla, que costaba que dejase oculta un minuto para que no fuera retratada con ella de la mano. Belén está muy concienciada con todas las precauciones que hay que tener para plantarle cara a la Covid. Lo ha manifestado, en numerosas ocasiones, en el plató del programa del que forma parte. También allí, ante los profesionales de los medios.
Visiblemente nerviosa, comenzaba leyendo ese guion preparado por Miguel y advirtiendo que era su primer "proyecto como empresaria, no como imagen", antes de explicar por qué ha puesto Los sabores de la Esteban a esta línea de productos de alimentación que ya se pueden adquirir en Carrefour, El Corte Inglés y Supersol: "El nombre es en honor a mi padre, para que llevara su apellido. Y yo sé que, allá donde esté, estaría muy, muy orgulloso de verme".
Belén se emocionaba al recordarle, sobre todo, porque en cinco días se celebrará el 15 aniversario de su muerte. La primera de las veces en la que se le quebraba la voz durante esa presentación exprés, de apenas media hora de duración. "Cuando salió a la venta, el miércoles, mi madre -ausente en este evento porque le daba miedo, a pesar de que ya ha recibido la primera dosis de la vacuna- se cogió el autobús y se fue con sus amigas al Carrefour de Benidorm. Y luego, a El Corte Inglés de Alicante". Emoción de nuevo. Aunque, sin duda, aún quedaba el momento en el que más esfuerzos tenía que realizar para que no se le cayeran las lágrimas -le había advertido su madre que lo evitara-.
La dedicatoria a sus padres
"Quiero dedicarle esto a mi madre, Carmen, y a mi padre, Paco. También a las dos personas más importantes de mi vida, mi marido, Miguel, y, sobre todo, mi hija, Andrea, que hoy me ha acompañado", recalcaba, por si acaso alguien no se había dado cuenta de que, la joven que paseaba de manera discreta, en un plano discreto para evitar estar expuesta, era ella, Andrea. "Sabéis que ella es una persona que quiere vivir en el anonimato, pero hoy he querido entrar con ella por la puerta principal. Porque ella, aunque no la conozcáis, sabe lo que quiere en la vida y yo estoy muy orgullosa. También nos ha ayudado mucho a su manera. Ella es una chica joven que sabe de las redes, porque yo soy fatal con las redes. Menos mal que la tengo a ella, porque si no metería la pata en todo", añadía, haciendo que su cara se iluminara. Como cada vez que, en contadas ocasiones, ha dicho alguna palabra sobre la hija que tuvo durante su matrimonio con Jesulín de Ubrique (47). No se olvidaba de "mis hermanos y a mis cuñadas y, aunque nunca lo hago, porque son anónimos, a la familia de mi marido. Y a mis amigas de toda la vida".
Hechos con productos 100% españoles, aseguraba sentirse "ilusionada", pero también "muy orgullosa" de haber dado este paso. Sobre todo, porque con su empresa ha generado puestos de trabajo. Y eso, en los tiempos que corren, es para decirlo con la boca bien grande. Unos siete u ocho meses de trabajo muy duro y de llamadas telefónicas que, en muchas ocasiones, resolvía Miguel: "Cuando me reuní con la gente de Carrefour y de El Corte Inglés, la verdad es que estaba un poco acojonada. Porque yo en este tema nunca había estado, y el mundo de la alimentación y el de los supermercados no lo controlo. Mi marido me ha quitado mucho trabajo. Ha habido reuniones que yo estaba haciendo la comida para irme a Sálvame, Miguel hablando con jefazos y yo en pijama detrás".
Además de un acto lleno de emotividad, tenía ese toque de humor que genera la naturalidad de Belén. Por ejemplo, cuando contaba que está harta de tanto tomate: "Estoy de ver tomates... que veo un tomate y os digo hasta de dónde viene". Ya vendrán épocas en las que sean hortalizas las que tomen protagonismo. Sin estar muy segura de si podía avanzarlo, explicaba que ya tienen la línea de invierno en marcha: cremas de verduras. Que esto no es un proyecto que vaya a durar solo unos meses. Es más, está convencida de que será capaz de traspasar fronteras. "Tú imagínate esa gente de Abu Dabi probando mi gazpacho", volvía a provocar las risas entre los presentes.
Mirada al futuro
Aprovechando esta puesta en escena, era preguntada por si tenía miedo a la acogida que pudiera tener el proyecto entre sus compañeros de Sálvame, recordando la polémica que se organizó el pasado mes de enero con sus joyas y las de Anabel Pantoja (34). Con cruce de reproches entre ambas y que terminó con Belén abandonando la firma. "Lo de las joyas, yo fui imagen, no fue cosa mía. Los compañeros más cercanos a los que se lo conté, me han apoyado 100%", decía, tornando el gesto serio y sin entrar en más detalles. De hecho, Carlota Corredera (46) y Raúl Prieto (45) se pasaban por allí para mostrarle su cariño y arroparla.
La princesa del pueblo, que sostenía que no le ha dado miedo en ningún momento estrenarse en esta faceta, sino que por el contrario "es una de las veces que más valiente me he visto", advierte que no se van a deshacer de ella tan fácilmente. Esto no es un punto final en su carrera ante las cámaras de Telecinco. Ni siquiera, un punto y aparte. Pero una tiene que pensar en lo que pueda pasar de aquí a unos años: "No voy a dejar la tele, porque a mí me gusta el trabajo, aunque haya días que diga: 'Me quiero ir, qué agobio'. Llevo muchísimos años en televisión, pero tengo que pensar en el futuro y quiero hacer otras cosas que no sean televisión". Un trabajo delante de las cámaras que no quiere que influya en la gente a la hora de comprar o no su gazpacho y su salmorejo: "Sé que mi nombre es muy conocido en televisión y que habrá gente que esté de acuerdo y no conmigo, que lo respeto. Pero me gustaría que los probaran y que dijeran lo que les parece, no que vean a Belén Esteban como televisiva y se dejen influir por ello".
También dejaba claro que el hecho de que haya presentado su línea gastronómica ahora no tiene nada que ver con ninguna rivalidad entre fogones con Terelu Campos (55), que acaba de ser anunciada como concursante de la próxima edición de MasterChef Celebrity. Es más, la apoyará durante su participación y reconocía que es "mu buena cocinera". ¿Se plantea ella algún día recibir la llamada de TVE? "Yo soy de Telecinco... Si Telecinco hace un talent así, ¿por qué no?". Así es Belén, sentimental, espontánea y con una gran fidelidad. A su cadena y a los productos nacionales.
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