La presentadora Sonia Ferrer (43 años) está de nuevo enamorada. Fue a principios del mes de octubre de 2020 cuando su historia de amor con Pablo (40), el hijo de Ángel Nieto, naufragó. Se conocieron en pleno verano pandémico, ambos pusieron todo de su parte, pero no pudo ser. JALEOS conoce a través de una fuente de total solvencia que, pese a la ruptura, ambos son buenos amigos, se quieren, se aprecian y se hablan con frecuencia. Ambos decidieron tomar caminos separados y Sonia Ferrer, según se explica, no buscaba nada. Pretendía estar un tiempo consigo misma.
Pero el destino quiso que hace unos meses el amor volviera a sorprenderla. Cuenta quien bien lo sabe que Ferrer está viviendo "unos meses de ensueño, de película". El afortunado se llama Sergio y trabaja en el cuerpo de Policía de la Comunidad de Madrid. En concreto, se apostilla que pertenece a la Unidad de Intervención Policial, (U.I.P.), encargada de la seguridad pública con la misión de actuar en todo el territorio nacional, principalmente en los supuestos de prevención y de peligro inminente o de grave alteración de la seguridad ciudadana.
Se conocieron de la forma más fortuita posible: en una terraza de Madrid. Ella charlaba con un amigo cuando un conocido se le acercó para saludarla. Esta persona iba acompañada de Sergio, sin el uniforme reglamentario. La conversación fluyó y se intercambiaron los teléfonos. Tal y como se relata al otro lado de la línea, "tardaron unos días en volver a verse". A solas. Cita para dos. Primero, cultural visitando el museo Sorolla, y después quedaron para comer. Ahí ya se dieron cuenta de que lo suyo iba en serio. Eso sí, sin prisas "ni etiquetas precipitadas", como apunta alguien que conoce a la perfección a Sonia.
No quieren correr, ambos vienen de relaciones duraderas, y están en el mismo punto en la actualidad. "Aún no viven juntos", se informa. De momento, cada uno en su casa. Se confía que Sergio es una persona "encantadora, simpática, aunque algo tímida". No le gusta en absoluto el mundo de la prensa y los medios de comunicación. Por eso hace unos días vivió una situación tan de película como embarazosa cuando las cámaras lo captaron junto a Sonia besándose en plena calle, en compañía de un compañero del Cuerpo.
Sergio nunca pudo imaginar que allí, en esa calle, hubiera fotógrafos. Todo fue tan casual como que Sonia estaba comiendo entre amigos y su pareja le advirtió que, durante su servicio, iba a pasar cerca del restaurante. Ella le pidió verlo unos minutos y así surgieron esas imágenes que dieron la vuelta al ruedo mediático. Sergio entiende la profesión a la que pertenece su pareja, la comprende, pero no quiere pertenecer a ella. De momento, juega con ventaja: le favorece el anonimato que se le ha de preservar a los miembros del cuerpo cuando están en horario de servicio. "Le da palo, pero lo trata de vivir con la mayor normalidad", se apunta. Por su parte, los que conocen a Sonia Ferrer apuntan que está "especialmente ilusionada". Ella es alguien que se entrega al máximo en todas sus relaciones, las vive intensamente, pero esta en especial "la tiene en una burbuja". Su entorno la respalda y protege. Al cierre de este artículo, se desconoce si Laura, la hija de Ferrer, conoce a Sergio. Sus planes los viven a corto plazo.
Su 'guerra' con Marco Vricella
Los que la conocen de verdad no dudan en destacar de Sonia Ferrer la buena relación que siempre libra con las personas que han pasado por su vida. No obstante, la historia no ha sido tan idílica con Marco Vricella, el padre de su hija Laura. Una situación que se vio recrudecida a finales de 2020, cuando Marco le reclamaba la nulidad eclesiástica a Ferrer para poder contraer matrimonio con la bailaora Cecilia Gómez (41), con la que terminó rompiendo.
Como el propio cirujano explicó sobre su exmujer, la presentadora no le puso las cosas del todo fáciles en cuanto a la nulidad matrimonial se refiere. Sorprendida por las palabras del padre de su hija, Sonia expresó que ella no estaba dispuesta a cargar con las culpas de algo que no tiene nada que ver con su persona. Reconociendo que la relación entre ella y Marco nunca ha sido buena desde la separación, dejaba claro cuál es su postura al respecto de la nueva boda: "No entiendo muy bien el porqué eso ahora. Yo no le estoy dificultando nada, si de hecho la idea hasta fue mía. Yo ofrecí la nulidad. Yo, simplemente, a su abogado le dije que no tenía ningún problema, que le iba a firmar lo que fuese, pero que no me echase las culpas a mí".
Y añadía: "No iba a firmar algo que no es cierto, sé que hay que alegar cosas fuertes para que te la den, pero lo que pido es que no me eche la culpa a mí. Lo que él quiere es que se lo facilite y que me eche las culpas, es un sinsentido". Más allá de este conflicto, Sonia no ha vivido grandes tiranteces públicas con sus exparejas. Pablo Nieto y ella decidían, de mutuo acuerdo, poner fin a su romance dos meses después de que se publicaran sus primeras imágenes juntos. Entonces, el verano pasado, Sonia acompañaba a Pablo Nieto en un homenaje a su padre, Ángel Nieto, celebrado en Ibiza. En ese momento, cuando se hacía evidente su complicidad, se comentaba que su relación iba cada vez más en serio. Pero nada más lejos que la realidad.
Antes de comenzar su idilio con Sonia Ferrer, Pablo Nieto (40), que también fue piloto y ahora forma parte de la escudería de Moto 3 creada por Valentino Rossi (41), mantuvo una larga relación con Jennifer Palacios. Fue ella quien se convirtió en su principal apoyo tras la trágica muerte de su padre. A día de hoy, siguen teniendo un vínculo, ya que es desde 2018 la directora de operaciones de la Fundación Ángel Nieto. Por su parte, Sonia Ferrer ha mantenido su vida sentimental en la más estricta intimidad desde que se separó de Álvaro Muñoz Escassi (46).
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