El pasado sábado, 8 de mayo, fue el gran día de Alejandra Ruiz de Rato (29 años), la mayor de los tres hijos de Juan Antonio Ruiz Espartaco (58) y Patricia Rato (49). La empresaria se casaba con Ernesto Novales (41) tras casi tres años de relación en la provincia de Sevilla: la ceremonia religiosa tuvo lugar en la capilla del santuario de la Virgen de Setefilla, en Lora del Río; el banquete posterior, en la finca Dehesa Majavieja, propiedad del padre de la novia.
Ahora, cuatro días más tarde una celebración en la que, por las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia tan solo contó con 60 invitados, se ha revelado uno de los secretos mejor guardados de cualquier enlace: el diseño del vestido de la novia. Porque se sabía, desde semanas antes de ese 'sí, quiero', que estaría firmado por Pronovias. Y el mismo día de la boda, tan solo se pudo ver la parte superior y el velo a través de la ventanilla del coche que la llevó hasta el templo y de ese otro vehículo en el que abandonó el mismo ya convertida en mujer de Tito -así es como conocen a Novales en la intimidad sus más cercanos-.
El vestido de Alejandra fue confeccionado por Alessandra Rinaudo, directora creativa de la firma especializada en moda nupcial. Un vestido confeccionado en crepé blanco, con escote de barco -aunque, desde que Meghan Markle (39) lo utilizó para su enlace con el príncipe Harry (36), el 19 de mayo de 2018, se conoce, de manera coloquial, como escote Meghan-, corsé y abotonadura en las mangas. La espalda, al aire, estaba decorada con un sutil encaje que realizaba un juego de delicadas transparencias, acorde al aire romántico de su look nupcial. Como también la suave caída de la falda, que mantiene su maravilloso volumen gracias a la creación de una enagua, acabada con una pequeña puntilla de chantilly cosida a mano, que respeta el movimiento y la fluidez natural de la misma.
La propia Rinaudo se ha pronunciado sobre el trabajo que se pudo ver hace unos días. "Para definir el escote creamos una transparencia delicada y femenina obteniendo así la mezcla perfecta entre sensualidad, sofisticación y elegancia", explicaba, subrayando que el objetivo final era realzar la belleza de la novia, de quien ha dicho: "Sin duda, la mirada y la sonrisa de Alejandra han sido las verdaderas joyas de este momento tan especial".
El modelo, confeccionado íntegramente en el taller de Pronovias, precisó 250 horas de trabajo. Tanto para el cuerpo central del mismo, como para la espectacular cola extraíble, de más de tres metros de longitud y realizada en crepé y forrada con organza de seda. Tampoco se puede obviar el cinturón de encaje y pedrería, bordado a mano, que aportaba un toque brillante y de luz al outfit.
En cuanto al velo, de encaje, se trataba de una pieza antigua que perteneció a su tatarabuela materna. También los pendientes eran del joyero familiar: de pedrería, son propiedad de su madre, a quien se los regaló su madre -abuela de la novia-, Soledad Salazar-Simpson para que los luciera el día de su boda con Espartaco. El velo, debajo del que había elegido un sencillo recogido realizado con un moño, estaba sujeto con un sofisticado broche con motivos botánicos, firmado por Suárez, y que tiene la peculiaridad de que puede desmontarse y convertirse en un par de pendientes.
Todos estos detalles se han podido conocer merced a las imágenes que la pareja ha tenido la deferencia de ceder a la prensa. Seis instantáneas en las que, además de ellos, se convierten en protagonistas Espartaco, orgulloso padrino en el día más feliz de la vida de su primogénita, y los dos hermanos de Alejandra, Isabel (26) -a este le correspondió el papel de ser una de las testigos- y Juan (19). También la madre de Ernesto y madrina de la boda y la de la novia, que en una de las fotos aparece muy sonriente a la salida de los novios de la iglesia con un vestido lila creación de Tot-Hom.
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