Paloma Cuevas (48 años) y Enrique Ponce (49) se reencontrarán en la primera comunión de su hija pequeña, Bianca (9). Todo está listo para que la menor celebre el sacramento rodeada de los suyos, desde el vestido -pues su madre mostró parte de la tela en sus redes y es un diseño que pertenece a la nueva colección de Rosa Clará- hasta la lista de invitados.
Pese a que han salido a la luz muy pocos detalles sobre la ceremonia, ya que el torero y la empresaria siempre intentan proteger a sus hijas -y en este caso, para evitar que una multitud de fotógrafos y reporteros se agolpen a la salida del templo religioso-, se conoce que Ana Soria (23), novia del diestro, no acudirá a la cita.
Pero lo más curioso que ha sucedido a solo unos días de la reunión entre el exmatrimonio -aunque aún no han firmado el divorcio- es que Enrique Ponce ha decidido desaparecer de las redes sociales. Eliminar su cuenta de Instagram drásticamente. Esta decisión tan rotunda afecta directamente a su joven novia, pues era el medio por el que demostraba su amor por la almeriense y en el que le dedicaba bellos mensajes y compartía fotografías juntos.
Sin embargo, ya no queda nada de eso. El nombre de usuario @enriqueponce ya no pertenece a nadie y el perfil es inexistente. Se desconocen los motivos que han llevado al torero a borrar su rastro de la citada red social en vísperas de la primera comunión de la pequeña de la familia, pero con este gesto, parece, que Ana Soria queda más oculta que nunca.
La polémica firma del divorcio
Paloma Cuevas y Enrique Ponce están a punto de firmar su esperado divorcio casi un año después del anuncio de su ruptura. Desde aquel 1 de julio de 2020 en que una revista del corazón destapó su separación, mucho se ha escrito y hablado de esta historia que sumaba 20 años y se hacía añicos. De forma sorpresiva para muchos. En un primer lugar, el matrimonio habló de cordialidad, respeto y cariño. Más tarde, irrumpió Ana Soria y, por último, un escollo: la firma del divorcio. Paloma sí la estampa; Ponce, no.
Ponce se resistía. Algo no le cuadraba. Los abogados trabajando, el documento sin rellenar y el proceso, estancado. Los medios se hicieron eco de que podría ser que la cordialidad entre ambos no fuera tal, que habría desavenencias con la pensión de alimentos de sus hijas en común, Paloma y Bianca. Nada que ver, según la información que siempre ha manejado JALEOS. En el punto de las hijas, ni un solo pero por ninguna de las partes. La reticencia de Enrique ha estado, según explica en las últimas horas alguien de su total confianza, en el tema económico. Se ha querido hacer todo "como Dios manda", para evitar a toda costa "un juicio desagradable".
Poner en orden, negro sobre blanco, todo el patrimonio que ha ido levantando Enrique Ponce desde que se convirtió en el número uno del toreo, no ha sido fácil. "Ese paso ha sido importante en todo este proceso, pero donde han encontrado mayor problema ha sido con la finca La Cetrina", se confía. Ubicada en Navas de San Juan, en Jaén. Este impresionante terreno sobre el cual se construyó una espectacular casa al más puro estilo rústico ha sido escenario de bautizos y comuniones de las dos hijas del matrimonio, Paloma y Bianca. También ha sido fotografiado y llevado hasta los medios de comunicación en un sinfín de ocasiones. Es el bien más preciado para Ponce y cuya gestión está eternizando la firma del divorcio más sonado del último año.
[Más información: Paloma Cuevas, su ansiado acuerdo con Enrique para firmar su divorcio: el inmueble de la discordia]
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