Aunque sus padrinos de bautismo fueron su tía Carmen Cervera (78 años) y su primer esposo, el tarzán cinematográfico Lex Barker -también estuvo casado con Lana Turner y Arlene Dahl (95), madre de Lorenzo Lamas (63)- la vida de su sobrino Guillermo (51) no ha adquirido los tintes rosas de su familia "porque siempre he desarrollado mi trabajo en la sombra". Así asegura a JALEOS desde su casa en Andorra.
Antes de enfrascarse de lleno en el mundo del arte fue un prestigioso repostero en el restaurante Celler de Toni y llegó a ser finalista del World Chocolat Masters en 2013. El hijo del único y queridísimo hermano de la baronesa Thyssen, Guillermo, acaba de dejar sus funciones en el Museo Carmen Thyssen del principado para dedicarse en exclusiva a la colección privada Carmen Thyssen-Bornemisza que se encuentra repartida en diferentes lugares.
Guillermo aclara el lío en cuanto al número de piezas: "Superamos los 1.300 cuadros. Por ejemplo, en Madrid tenemos 329, en Málaga cerca de 350 y el Sant Feliu de Guíxols albergará unas 420 obras catalanas. El motor de la colección son obras del siglo XIX y XX, sobre todo las que consideramos las prima donna".
Como el Mata Mua (Érase una vez) de Gauguin, que hace justo un año se creó una gran polémica porque la baronesa lo retiró del museo de Madrid.
En aquel momento no se había firmado. No teníamos que dar explicaciones de por qué movíamos una obra que era de nuestra propiedad. Pero el pasado enero, el Ministerio de Cultura y los abogados de la baronesa Thyssen llegaron a un acuerdo para alquilar la colección que se formalizará el próximo 30 de junio. Pero no nos olvidemos también de Idas y venidas, también de Gauguin.
Tras un año pandémico, ¿cómo se encuentra la baronesa Thyssen?
Ha tomado todas las precauciones necesarias y sus apariciones en público son escasas. Pero continúa siendo la misma. Es energía pura, tiene un ritmo espectacular, está al corriente de todo, le hago conocedora de lo que sucede y no para de hablar por teléfono en castellano, inglés, francés, italiano, catalán…
Recientemente ha dado un giro a su carrera para (pre) ocuparse de la colección privada de su tía, ¿en qué consisten sus funciones?
Soy museólogo y desde el principio mi intención ha sido la de aportar puntos de vista novedosos para incentivar la cultura ya que los museos no dejan de ser libros de historia colgados en una pared. Estoy al tanto de lo que hacen el resto de museos del mundo, viajo en representación de la colección, libero a mi tía de según qué apartados de trabajo para que vaya con calma y como soy bastante inquieto genero ideas para atrapar al público. Los escape rooms del Museo Thyssen de Andorra tuvieron mucho éxito y cuando fue nominado al mejor museo europeo por la Unesco celebrado en Varsovia hablé de este tema, lo que provocó una locura entre los directores (risas).
¿Dónde estudió museología?
En Inglaterra. Fueron dos años muy intensos en la Saint George School, un centro privado en el que me formé en la gestión integral de un museo: entradas y salidas de la climatización, las triangulaciones del público, la ubicación de las obras y ver qué movimientos generan, los formatos de las paredes, la colocación de las cámaras, las actividades culturales… Diseñé el Museo Carmen Thyssen de Andorra y con el que se está construyendo en Sant Feliu -la baronesa posee allí su residencia principal, Mas Mañanas- tengo conversaciones directas con los arquitectos al máximo nivel. Hago entendible la parte no visible de un museo. Además, hasta el momento tengo 18 diplomas de formación adicional y reciclaje.
Su fuerte, en este sentido, es el ámbito digital.
¡Por supuesto! Si diseño una exposición, primero pido los planos y el diseño de las salas a 3D para no llevarme sorpresas cuando lleguen las obras. Muchas exposiciones se hacen aún con papel y lápiz, por lo que los resultados son aproximados. Muchos museos están a medio gas en esta faceta digital y es su gran asignatura pendiente. Ahí es donde entro yo. Pero es cierto que nunca se ha de perder el gancho de visitar un museo, no hay que ser demasiado explícito en la web porque si no la gente no va.
Es una línea muy fina. ¿Qué cargo tiene en la actualidad Borja en los diferentes museos Thyssen?
Le invitaron a retirarse del patronato del Thyssen de Málaga por un tema judicial a petición de un político. De hecho, le usaron en una jugada política entre varios partidos. Fue algo absolutamente desmesurado. Finalmente, Borja (41) fue absuelto y hace unos meses le propusimos para que vuelva a ser patrono de la entidad. Él sigue siendo patrono del resto de museos y tiene una participación muy activa.
¿Cómo se complementa su primo a sus funciones?
Aunque nos llevemos 10 años tenemos ideas bastante similares, aportamos conjuntamente los conocimientos que adquirimos cada uno por nuestro lado y luego los estudiamos. Mi tía está encantada porque todo lo que sea sumar siempre es bueno. Al fin y al cabo, él es el futuro de la colección, es el primogénito y heredero.
¿Quiere decir que sus hermanas, Carmen y Sabina, no son herederas?
No, no. Por supuesto que también son herederas. La colección se va a repartir entre los tres, pero no te puedo decir los porcentajes porque es algo muy privado que solo concierne a la familia. Afortunadamente, los tres tienen una gran sensibilidad por el arte y, aunque mis primas tienen otras prioridades como niñas de 14 años, estoy seguro de que entre todos harán crecer la colección. Los tres han aprendido que tiene que existir una conexión con la obra de arte, no importa si está de moda o no, Heini lo vivió y lo transmitió así. La compra como inversión no es el objetivo.
Su tía es una mujer tremendamente activa en el mundo del arte, ¿controla el ámbito digital?
Bueno, tan al día no está (risas), pero no se le escapan las cosas. Las entiende muy bien porque sus hijas, Carmen y Sabina, están todo el día con los ordenadores, las tablets… Pero qué duda cabe que en este ámbito yo soy el experto y de esta manera le quito una buena carga de trabajo.
¿Hasta qué punto el hecho de que Carmen y Borja sean personajes públicos ha podido perjudicar lo que simboliza la colección?
Obviamente, son dos personas muy mediáticas. Carmen lo es desde muy joven, lleva toda la vida ante las cámaras y gestiona muy bien los medios. No veo que afecte negativamente. Más bien ayudan porque en cierta manera la publicitan. Puede que un porcentaje pequeño de visitantes acuda a los museos porque Carmen sale en las revistas, pero los que van es porque quieren vivir una experiencia. El triángulo cultural formado por el Reina Sofía, el Prado y el Thyssen es maravilloso.
¿Cuál fue la reacción de la baronesa cuando supo que el Salvator Mundi se había vendido por 450 millones de dólares en 2017 o el reciente Caravaggio que a punto estuvo de subastarse en Madrid con un precio de salida de 1.500 euros?
Exclamó: "¡Ostras, qué precios!". Se quedó sorprendida, pero, sobre todo, siempre ha mostrado mucho respeto porque el mercado es el que es. Si hay dos personas que quieren pujar hasta límites insospechados con su patrimonio pueden hacer lo que quieran. Pero esto provoca que el mercado se tambalee y hace parecer que esos son los precios normales del arte. Pero se trata de picos que ocurren cada equis tiempo como pasó con Picasso, Modigliani o Hockney, que es el artista vivo por el que se ha pagado el precio más alto, 80 millones de euros. Es tan divertido que dijo: "Si lo llego a saber no lo vendo". Carmen también es consciente que hay otras obras preciosas que apenas suben de precio.
¿A qué se debe que los precios fluctúen tanto?
Al gusto del comprador, a las necesidades que tenga como coleccionista y a la opinión de sus asesores.
El ego también juega un papel importante, ¿no?
También. Los que hacen mucha publicidad de lo que han adquirido quieren que se hable de ello. Cada uno decide cómo gestiona su vida. No hay una regla de tres que dé una coherencia o permita razonar una u otra elección. Esa es la parte de la máquina del arte comercial.
Qué duda cabe que su mejor universidad ha sido la sabiduría del barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza, ¿cómo le ayudó a canalizar su sensibilidad?
Cuando nos daban las vacaciones del colegio íbamos a Lugano (Suiza) a Villa Favorita -la mansión la vendió Tita Cervera hace seis años por más de 60 millones de euros- donde estaba la colección privada. Con 13 años entraba con Heini al museo cuando estaba cerrado, observaba cómo movían las obras, me contaba un sinfín de anécdotas, me invitó a exposiciones e inauguraciones en diferentes países y poco a poco me fui fascinando.
¿Alguna anécdota que recuerde?
Mi tío me presentó a Balthus en Villa Favorita. En ese momento llevaba el catálogo de la exposición de maestros soviéticos y una postal de su cuadro La partida de naipes. Al verlo, los dos se emocionaron porque yo era muy pequeñín. Balthus me la firmó y lo tengo guardado como paño en oro. También hablé con Lichtenstein porque soy un enamorado del pop art.
¿Y en el colegio?
Cuando estudiaba historia del arte fue curioso ver una foto del óleo de Dalí Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar. Me dije: "¡Pero si ese cuadro está en casa de mis tíos! Pues sí que debe ser importante si sale en los libros del colegio". Aquello me generó un centrifugado mental. Mientras cenábamos en el comedor de Villa Favorita estaba colgado el Mata Mua, en el salón se encontraba el Arlequín de Picasso…. Un sueño.
¿Cómo recuerda al barón?
Era una persona muy cercana, un tío muy divertido, muy listo, excepcional y que había creado un imperio. Supo rehacerse en momento muy complicados e hizo crecer la colección muchísimo. Tenía una gran sencillez y eso le hacía realmente grande. Todos mis recuerdos son maravillosos.
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