El expresidente del Gobierno, José María Aznar (68 años), ha recalado en Marbella para iniciar su periplo vacacional. Junto con su esposa, la exalcaldesa de Madrid, Ana Botella (67), y sus perros, está en el chalé de la urbanización Guadalmina Baja. Según ha sabido JALEOS, la pareja lleva en Marbella desde mediados de junio y se estima que permanezcan en su segunda vivienda todo el verano, donde a lo largo de la temporada acudirán a visitarlos sus hijos y sus nietos.
Hasta el momento el matrimonio ha hecho pocas salidas al exterior de su palacete. Aunque algunos ya han visto al expresidente practicando running, deporte que no perdona para seguir manteniéndose en forma. Los residentes de la lujosa urbanización conocen la señal inequívoca de que la familia del expresidente ha llegado, y es que el matrimonio iza la bandera de España del jardín. Realmente al que más se le ve por los alrededores es al propio Aznar, casi siempre con su habitual buggy y acompañado por sus escoltas, que velan por su seguridad allá donde va.
Como de costumbre, y desde que arribaron a la ciudad, un zeta de la Policía Nacional, custodia el perímetro de la vivienda y la patrulla de agentes se mantiene en la puerta del inmueble las veinticuatro horas. Esta vigilancia supone un complemento al servicio de escolta que ya tiene por sí asignado el expresidente, que fue víctima de un atentado terrorista con coche bomba durante su mandato.
Una casa muy protegida
Esta morada de la urbanización Guadalmina Baja de Marbella de los Aznar (tal como se muestra en el video) es un auténtico búnker a escasos metros del mar, donde el mismo Aznar mandó construir un muro que alejara la visibilidad de los curiosos. Según la referencia catastral del inmueble, un documento que ha tenido acceso JALEOS, la parcela consta de 2.141 metros cuadrados, de los que 448 responden a superficie construida. En concreto, la vivienda ocupa 365 metros cuadrados, las zonas deportivas 60 y el porche los 23 restantes.
La casa, construida en el 1994, fue totalmente reformada por los Aznar, bajo la supervisión de Ana Botella que le dio un estilo desenfadado. La vivienda está ideada siguiendo un patrón habitual en las construcciones de los noventa: salón con chimenea mural, cuatro dormitorios -el principal, con baño y vestidor-, un despacho, un porche y un dormitorio de servicio al que se accede desde la cocina. La villa tiene un valor catastral, según los informes, de 848.915 euros, precio bastante inferior al que pagó la familia Aznar, que podría rondar los 2 millones de euros.
Próximo cumpleaños: los 68 de Ana Botella
Precisamente en este palacete de verano, Ana Botella celebrará dentro de unas semanas su 68 cumpleaños, tal y como viene siendo habitual todos los años. Marbella es ya para los Aznar el retiro dorado. El exmandatario lleva años codeándose con la jet marbellí y a nadie le extraña ya verlo pasear como uno más por la ciudad.
Desde que comenzó sus veraneos en Marbella eligió como reducto la urbanización Guadalmina, toda una reliquia de la familia Goizueta, que sigue siendo uno de los escasos exponentes de la dorada Marbella, prácticamente ya extinguida. Primero se compró allí un ático dúplex de 265 metros cuadrados, con dos plazas de garaje y un trastero. Pero pronto se trasladaría al hoyo18 del campo de golf que tiene el complejo. Este era su primer chalé, donde nada más llegar colocó la bandera nacional en el porche. Después vino este sofisticado palacete, en el que tras ser remodelado, cambió el seto original que bordeaba la villa, por un muro de 2,30 metros de altura que garantiza una privacidad absoluta. Lo primero que pidió fue que estuviera cercado. Y lo segundo, unas elegantes casetas en el jardín para sus perros. Y es que las mascotas de Aznar son muy importantes para él.
Pádel, golf y paseos a su mascota
El expresidente suele salir de sus casa para sus partidas de golf y de pádel en la urbanización Los Flamingos. Por la tarde, ya sin abandonar Guadalmina, suele verse a la pareja con su buggy dirigirse a la Capilla de la Inmaculada Concepción.
Pero antes de estas rutinas, Aznar, al menos una vez al día, casi siempre antes de sus partidas de golf, sale de la vivienda con su labrador negro, lo sube en un carrito y lo lleva a hacer sus necesidades a doscientos metros de su casa. Mientras, los escoltas le siguen de cerca con el coche. Durante estas salidas se puede apreciar que el animal ya es mayor y no camina muy bien, pero este año también resiste, y acompaña al expresidente en sus vacaciones.
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