Luis Ortiz, el marido de Gunilla von Bismarck (71 años), ha vuelto a aparecer públicamente justo coincidiendo con la muerte de Mila Ximénez. El nombre de Antonio Arribas, que fue pareja de la colaboradora y perteneciente al emblemático grupo de Los Choris -en el que estaban también Luis, Yeyo Yagostera y Jorge Morán- ha devuelto a la actualidad a este personaje de la vida social marbellí, que tantos titulares ha dado en los últimos tiempos.
El mismo día que Luis Ortiz aparecía en el Marbella Club habló del fallecimiento de su compañera de aventuras, y recordaba que él también padece un cáncer de próstata desde hace años. "Hasta ahora vamos venciendo la batalla", declara a JALEOS en exclusiva. Ahora se está cuidando y dice que apenas sale. Sus juergas nocturnas han ido decreciendo.
Este periódico ha tenido acceso a la que fue su última fiesta antes de la pandemia, en el patio del Marbella Club. Una celebración a la que asistió con su inseparable Gunilla y en la que se pudo comprobar que su aspecto era muy diferente al que nos tiene acostumbrado.
Un Luis con muy poca movilidad y más débil, pero con el mismo sentido del humor que siempre le ha caracterizado. La pareja no quiso perderse un evento tan singular y allí estuvieron bailando y divirtiéndose, tal y como se observa en las imágenes en exclusiva a las que ha tenido acceso este medio.
Desde que Luis conquistó a Gunilla, bisnieta del canciller de hierro, Otto von Bismarck, artífice de la reunificación de Alemania, su fama de mujeriego se fue a menos porque él cacareaba por todos los foros que había encontrado al amor de su vida. Atrás quedaron aquellos años 70 en los que todo el mundo temblaba cuando aparecían en escena los temibles Choris.
Ya apenas queda nada del frugal escenario de entonces. Por caer, hasta ha caído bajos las excavadoras el sitio de reunión de ellos, el famoso chiringuito El Pureta. El emblemático espacio ha sido totalmente reconstruido por Joaquín Torres (50). Ahora se llama Aua y lo regenta Marta Fernández, la mujer del nieto de Franco, Jaime Martínez-Bordiú (56).
Adiós a Villa Sagitario
Luis y Gunilla siguen residiendo en la loma de Istán, un pueblo cercano a Marbella. Ya no viven en Villa Sagitario, el megapalacete que se subastó por 50 millones de euros. La pareja se ha instalado en un lugar más discreto donde habitan tranquilos y campestres.
La misma reina de la noche marbellí elogiaba su nuevo enclave diciendo: "Me encanta vivir al aire libre. Cada vez conozco a menos gente porque muchos han muerto y los jóvenes son diferentes. Por ejemplo, yo ya no voy a una boîte, porque no me gusta esa música, ni acostarme a las siete de la mañana como hacía antes... ¡Soy más vieja! Pero aquella época dorada de Marbella sigue siendo mágica. Lo que creamos hace 50 años son cosas que ya no se ven".
Los Choris eran unos empresarios singulares a los que les pertenecía la noche marbellí. Luis todavía recuerda la que para él fue su mejor juerga: "Fue American Graffitti, en casa de Manolo González. Duró tres días y asistieron 2.000 invitados". Y es que hubo un tiempo en que Gunilla von Bismarck y que Luis Ortiz, dedicaban sus días a dormir y sus noches a ir de fiesta en fiesta.
Era la de esa Marbella delirante en la que todo podía ocurrir. Hoy, la reina de la jet, la abanderada de la belle epoque, también ha cambiado y ella misma explica que ya es más exigente. "Me he vuelto más exigente, ya no aguanto tonterías ni que en una cena saquen el móvil y se pongan a tuitear. No obstante, he cambiado menos físicamente que por dentro. En mi interior estoy más tranquila y soy más crítica. No me gusta el mundo de hoy. En los 70 y 80 todo era más alegre, hoy... todo es mucho más feo".
La pareja guarda grandes recuerdos de lo que fue su reducto dorado y en el que la condesa alemana llevaba la corona de valquiria de la noche. "Una de las más divertidas que recuerdo fue en Mau-Mau", apunta la aristócrata.
"Cantaba Roberto Carlos y estuvimos bailando y cantando hasta desgañitarnos, luego nos fuimos a la parte vieja de la ciudad y terminamos a las ocho de la mañana. Todo era impresionante. Guardo muchos recuerdos, como cuando me encontraba con Lola Flores en el Casino. Toda Marbella era impresionante... he conocido a grandes personas que, para mi desgracia, ya no están".
La pareja eterna
La historia de amor de Luis y Gunilla siempre ha sido de ida y vuelta. Y juntos hacen un tándem perfecto. Gunilla dice que no hay nadie como Luis -"buena gente, decente, no distingue entre un rey y un jornalero. Nunca he visto un personaje como él. Es increíble, no me lo creo ni yo. Nos llevamos mejor que nunca: jugamos al ping-pong, bailamos, vemos a amigos... nos divertimos, juntos"- y Luis adora a su vestal.
Dice que si no fuera por ella estaría muerto. Que le encauzó su vida y le aportó disciplina: "Antes de ella, no tenía ni horario ni calendario". La historia de Gunilla von Bismarck y Luis Ortiz daría para una novela. Pareja emblemática con boda en el castillo de Friedrichsruh y media vida rodeados de todo tipo de lujos y de bon vibre. Ellos son los supervivientes de la jet y saben que ya no hay gente así. Ni en Marbella, ni en ningún sitio. Una raza que está a punto de extinguirse y que a pesar de los pesares no deja que decaiga el baile.
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