Tras su intento fallido por estudiar cine a su llegada a Madrid, Pedro Almodóvar (71 años) consiguió rodar Pepi, Luci Boom y otra chicas del montón gracias a la ayuda económica de algunos amigos. En esta etapa, el artista -que también probó otras disciplinas como la música y la literatura- conoció a una de sus primeras chicas Almodóvar, Carmen Maura (75), quien accedió a protagonizar la citada película. Este fue el inicio de una historia de éxito fulgurante.
En 1986 fundó, junto a su hermano Agustín (66), la productora El Deseo, factoría de la que han salido todos sus éxitos: Tacones lejanos, Kika o Todo sobre mi madre, la cinta con la que obtuvo su primer premio Oscar, a Mejor Película Extranjera.
Tres años después conseguiría el segundo premio de la Academia de Hollywood, en la categoría de Mejor Guion Original. Estos son solo dos ejemplos de los reconocimientos internacionales que ha obtenido el cineasta a lo largo de su extensa carrera. También ha sido nombrado doctor Honoris Causa por las Universidades de Harvard y Oxford y en 2017 ejerció como presidente del jurado de Cannes. Pedro Almodóvar a sus 71 años sigue creando con la tranquilidad de no tener nada que demostrar.
Almodóvar ha trabajado duro y lo sigue haciendo por demostrar el talento español en el panorama cultural internacional y lo ha hecho a pesar de los problemas de salud que con el paso del tiempo han llegado a su vida. El director de Volver ha confesado que sufre tinnitus - la enfermedad también recibe el nombre de acúfenos-, un fenómeno perceptivo por el que se perciben golpes, sonidos y zumbidos en los oídos, sin que haya ninguna fuente exterior que los produzca. Esta dolencia no se manifiesta de manera uniforme, sino que en los periodos de estrés los sonidos se intensifican. "Es una pesadilla. Se dispara de volumen y no puedes hacer nada al respecto. A mí, además, me provoca distorsiones. Escucho a Peggy Lee desafinada", así describió Almodóvar cómo sufre la enfermedad a La Razón.
Esta molestia continua ha provocado que el cineasta se aísle más de lo que le gustaría ya que entiende que este es el único antídoto eficaz contra la enfermedad. Por esto, el director dedica la mayoría de su tiempo a escribir y a rodar. A pesar de ello reconoce que no es lo mejor y que debería compartir más tiempo con sus amistades. En relación con este hecho, en una ocasión pronunció unas tajantes palabras: "No fumo, no bebo, no tomo drogas, no escucho bien y no quiero ser un lastre para otras personas. Por eso me quedo en casa. Es tan simple como eso". A esto se le añade además su problema de fotofobia, una intolerancia anormal a la luz que produce molestia o dolor. De ahí deriva el hecho de que Pedro pocas veces se desprende de sus inseparables gafas de sol negras.
A pesar de los esfuerzos de sus amistades, estos molestos sonidos junto a sus problemas con la luz, han aislado a uno de los cineastas españoles más internacionales de la vida pública y cada vez cuesta más verlo en premios o eventos.
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