Karlos Arguiñano (72 años) ha supuesto un antes y después en la forma de hacer cocina en la televisión. Su naturalidad y simpatía caló hondo en la audiencia y con los años ha sabido reinventarse para dar al público lo que demanda en cada momento. Cada temporada su programa se renueva con novedades de diverso ámbito, pero hace un tiempo, el vasco dio la bienvenida a alguien que conoce muy bien y que desde entonces le acompaña entre fogones.
Se trata de su hijo, Joseba (36), que ha seguido sus pasos profesionales en la cocina y a partir de la temporada de 2019 saltó a la televisión nacional junto a su padre. En el espacio gastronómico, Joseba, especializado en panadería y repostería, se encarga de estas áreas culinarias. Ya son dos años los que el discípulo lleva al lado del maestro en el programa y desde su incorporación se aprecian algunos cambios físicos en su cuerpo. Consciente de que en televisión la imagen es primordial, el zarauztarra ha mejorado su aspecto y parece que en ello tiene mucho que ver el ejercicio físico.
Lo primero que se aprecia es que el chef ha decidido dejarse crecer la barba, un detalle que le proporciona un aspecto más maduro y masculino. Pero sin duda, el gran cambio se ha producido en su cuerpo. JALEOS se ha puesto en contacto con Ana Cardellat, coach personal -un término que engloba el entrenamiento físico y el desarrollo emocional-, para conocer los detalles de la progresión fitness del cocinero guipuzcoano.
Según Cardellat, se observa "un cuerpo más trabajado a nivel funcional", en concreto, la especialista hace alusión a ciertas partes de la anatomía: "Hombros más anchos, espalda más recta, abdomen y cintura más firmes", especifíca. Además, la experta parece haber dado con el motivo por el que estos cambios se han podido producir: dos deportes que, según se ve en sus perfiles sociales, practica con asiduidad.
Y es que el chef tiene otras dos pasiones fuera de la cocina. Siendo natural de uno de los destinos preferidos por los surfistas profesionales, no se puede resistir a coger las olas de la playa de Zarautz con su tabla de surf. A esta práctica se le añade el skate, otra disciplina que comparte con la primera el elemento sobre el que se desliza. "Este tipo de deportes, además de tonificar la musculatura de brazos, piernas, core y espalda, tienen un alto estrés metabólico, lo que se traduce en un gran gasto calórico y, en consecuencia, un porcentaje de grasa más bajo", detalla la especialista deportiva.
Una labrada carrera
Joseba se ha esforzado por formarse en su profesión independientemente de que proceda de una familia de grandes cocineros. Cursó sus estudios en cocina en la escuela Alaia - Karlos Arguiñano y realizó sus prácticas en el prestigioso restaurante Akelarre, de Pedro Subijana, en San Sebastian. También pasó por la conocida pastelería Escribà, regentada por el pastelero Christian Escribà en Barcelona y tras esto quiso seguir especializando en repostería y para ello se matriculó en la escuela de repostería profesional francesa Thierry Bamas.
Una vez preparado, se incorporó al restaurante de su padre en Zarautz, donde estuvo a cargo del área de repostería. Más tarde fundó su propia pastelería, JA Arguiñano, también en su pueblo, demostrando que tiene gran apego a sus raíces. El negocio acumula numerosas reseñas positivas en Internet y sus productos se pueden ver en las redes sociales del repostero.
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