15 días después de denunciar públicamente que su cuñado y su suegro habían intentado matarlas a ella y a su hija Naiara a causa de varios desencuentros en los últimos tiempos, Saray Montoya (40 años) ha reaparecido en los juzgados de Sevilla para declarar contra su familia política por intento de asesinato, intentando que se haga justicia tras las 15 puñaladas que le propinó presuntamente el hermano de su marido y que pudieron costarle la vida.
Aunque la exconcursante de Supervivientes se recupera favorablemente de las heridas causadas por unas tijeras en diferentes partes de su anatomía, Saray confesaba a su llegada a los juzgados -acompañada por su hija y por su abogada- encontrarse "por los suelos" pero con ganas de que se hiciese justicia después de que el letrado de su familia política asegurase en El programa de Ana Rosa que había sido ella quien había intentado agredir a su cuñada y que fue en ese momento, y para defender a su mujer, cuando su cuñado intervino en lo que califican como una reyerta.
"Psicológicamente es lo peor. Hay veces que no me lo creo", confesaba una de las protagonistas de los Gipsy kings minutos antes de contar su versión al juez de instrucción encargado de llevar el caso. Una declaración tras la que, al ver indicios de delito, el magistrado ha decretado una orden de alejamiento contra el cuñado y el suegro de Saray, que no podrán acercarse a ella ni a su hija Naiara a menos de 200 metros ni tener ningún tipo de comunicación con ellas hasta que se resuelva el caso.
Pese a esta primera 'victoria' en los tribunales, una "emocionada" Saray abandonaba los juzgados sin poder dejar de llorar y, confesando que confía en la justicia y que está "muy satisfecha" porque el juez le ha dado la razón al concederle una orden de alejamiento contra su familia política, ha asegurado que "todavía estoy esperando que se entreguen o que la policía los detenga porque nos consta que están en Sevilla".
Destrozada, la concursante de realities ha señalado que, aunque se recupera poco a poco, "las peores heridas son las del corazón". "La familia política, la de tu marido, es tu familia también. No me entra en la cabeza. Eso son los daños más fuertes, los del corazón", ha confesado rota en llanto, asegurando que esto no acabará "hasta que la justicia haga su trabajo".
El altercado
El día 1 de agosto, la diseñadora, que se dio a conocer durante su participación en el espacio de Cuatro Gipsy Kings, denunciaba a través de sus redes sociales el asalto que vivió en su domicilio. Los agresores, según su propio testimonio, fueron su suegro, su cuñado y dos hombres más. Irrumpieron en su casa y le propinaron varias puñaladas en la espalda, tanto a ella como a su hija Naiara.
Además, recibieron una fuerte paliza. Según su testimonio, todo ocurrió cuando se produjo un enfrentamiento entre su marido y el hermano de este, quien, animado por su padre, acudieron a su casa con intención de "acabar con sus vidas". "Todo ha sido por una pelea entre dos hermanos. Entre mi marido y su hermano. Entre ellos siempre ha habido mucha envidia. Yo no tengo nada, lo único que tengo es mi trabajo… Me ha dado cinco puñaladas en la espalda, cinco en el brazo, dos en las piernas y una en la cabeza…Esto no se va a quedar así", añadió Saray desde el hospital.
"Nicolás Rubio Salguero y Nicolas Rubio Silva (padre e hijo). Claro que lo voy a decir. Estas no son las costumbres gitanas. Entre nosotros los hombres no pegan a las mujeres, pero ellos sí lo han hecho", apostillaba. Más tarde, una vez más repuesta y serena, Montoya se explayaba: "Quiero deciros que ya estoy mejor. Antiguamente cuando pasaban estas cosas normalmente los gitanos no llamábamos a la policía. Hoy en día, gracias a Dios, tenemos otra mentalidad y no queremos ruinas de esta clase. Queremos que haya justicia". "Esto ha sido una tentativa de homicidio. A mi niña le han metido una puñalada en el pecho, directa al corazón. Lo que pasa que ella se ha quitado y le han dado una en la barriga", aseguró, rota de dolor.
[Más información: Saray Montoya ('Supervivientes') y su hija, apuñaladas en una reyerta familiar: su duro testimonio]