Anita Matamoros (21 años) ha saltado a las páginas de la crónica social por la relación que ha inciado este verano con el empresario Nacho Santandreu (37), con el que está disfrutando de un intenso verano. Sin embargo, su vida personal no es lo único que lleva a la joven a ser protagonista de los reportajes de la prensa.
Anita es una consolidada creadora de contenido de moda y estilo de vida en redes sociales. Y, como han hecho muchas de sus compañeras de profesión, quiso sacar rendimiento a la buena acogida de su criterio en cuanto al mundo estilístico. Lo hizo poniendo en marcha un negocio para prestar servicios relacionados con este sector. Sin embargo, pocos meses después, la actividad de esta empresa -al menos, pública- es inexistente y Anita se muestra centrada en otros proyectos.
Es en diciembre de 2020, cuando la hija de Kiko Matamoros (64) funda Anita's Box, una plataforma en la que ofrece servicios de asesoría de imagen. Pero llama la atención que en la cuenta de Instagram que la influencer creó para la compañía, la última publicación está fechada el 20 de diciembre de 2020, solo 4 días después de su lanzamiento. Y nada más se supo de esta plataforma hasta el pasado abril.
Durante los cuatro meses de ausencia, la insistencia de sus fans por saber qué había ocurrido con la empresa llevó a Anita a aclarar la situación, alegando que aunque la actividad en redes sociales se había detenido, el servicio continuaba activo. De esta forma, los potenciales clientes podían seguir haciendo consultas sobre los mismos, vía mail, y recibirían una respuesta, un extremo que no es exacto, según ha podido comprobar JALEOS.
Este extraño stand-by respecto a su emprendimiento podría estar fundamentada en dos motivos. En primer lugar, su propia figura como creadora de contenido constituye todo un éxito para Anita, un triunfo que ha conseguido de manera más o menos orgánica.
De hecho, la prescriptora de moda posee un perfil muy atractivo para las marcas con las que colabora. Concretamente, Anita podría cobrar un caché de 5.000 euros por post en el muro, según se desprende de un análisis efectuado por Vineye, una agencia de comunicación experta en influencer marketing, .
Esto es posible gracias a su alto grado de engagement -métrica que se utiliza para medir el grado de atracción de las publicaciones de un usuario con su comunidad-. Esta cifra está muy por encima de lo que los expertos consideran aceptable, que es un 2%, situándose en un 4,75%.
Para conseguir esto, Anita ha trabajado mucho su perfil personal en esta red social. En 2017 experimentó un gran crecimiento, coincidiendo con el momento en que su imagen comenzaba a ser pública, pero ha sido este año cuando, con la intención de dar un mejor contenido a sus seguidores, la madrileña ha dado un giro a sus publicaciones. Actualmente ofrece un contenido original y diferente a lo que suelen compartir otros perfiles similares.
Esto le ha reportado unos datos incuestionables, solo este último mes ha aumentado en 8.400 seguidores su comunidad digital y sus publicaciones acumulan una media de 31.000 me gusta.
Pero existe otro motivo de peso para haberse alejado de su negocio de asesoría de imagen. A su arrollador triunfo en las redes se suma el aluvión de críticas que Anita recibió cuando lanzó Anita's Box. En la misma publicación de Instagram en la que la hija de Makoke (51) anunciaba su nueva aventura profesional recibió un gran número de comentarios negativos argumentando el elevado precio del servicio y el intrusismo laboral que suponía que se dedicara a ejercer funciones de estilista, cuando no está formada para ello. Estas mismas opiniones se repetían tanto en el perfil de Instagram que Anita creó para la empresa, como en la web de la incipiente compañía.
Al parecer la hermana de Laura Matamoros (28) se tomó con diligencia estas críticas y contestó con educación a las objeciones de sus seguidores, sin embargo, la nula actividad de Anita's Box certifica que la influencer ha preferido centrarse en otros proyectos.
Con toda la información en la mano, es comprensible que Anita haya optado por centrarse en su faceta de creadora de contenido de moda y lifestyle, dejando aparcado -quizás momentáneamente- el negocio de Anita's Box. Además, con este proyecto más personal la madrileña no se ve obligada a hacer frente a las ácidas críticas que ha tenido que soportar en el caso de Anita's Box.
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