Luis Merlo reaparece con 20 kilos menos y desvela el secreto de su llamativo cambio físico
El hijo de Carlos Larrañaga vuelve a subirse a las tablas con su exitosa obra 'El método Grönholm', que regresa a Madrid en el Teatro Cofidis Alcázar.
25 agosto, 2021 11:06Noticias relacionadas
Convertido en uno de los actores más populares y queridos de nuestro país gracias a su personaje de Bruno en La que se avecina, Luis Merlo (55 años) vuelve a subirse a las tablas con su exitosa obra El método Grönholm, que regresa a Madrid en el Teatro Cofidis Alcázar.
Confesando que su verdadera pasión es el teatro y convencido de que poco a poco volveremos a la normalidad gracias a la vacuna del Covid, el hijo de Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo (79) presume de su llamativo cambio físico -puesto que en los últimos meses ha perdido más de 20 kilos- y desvela secreto de su nueva imagen en una entrevista en la que, muy discreto, ha preferido no pronunciarse sobre el caso de José Luis Moreno (74), con quien ha trabajado en varias ocasiones.
Vuelta a los teatros con esta obra que tantos éxitos está cosechando. ¿Cómo es volver después del verano y en estos tiempos tan difíciles?
Es volver a un lugar muy común y muy especial que tantísimo he echado de menos y con una obra que cuando se produjo en confinamiento estábamos llenando el teatro con ella. Es una función que se ha hecho en más de cien países y eso es por algo.
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¿Cómo es volver al teatro con la gente con mascarilla? ¿Está respondiendo el público?
La gente está acudiendo al teatro y más que va a acudir porque yo creo, y lo digo abiertamente respetando la postura de cada uno, yo soy un ferviente defensor de la vacunación total y creo que está cambiándonos la vida y que los resultados se van a ver de aquí a muy poco. Somos un ejemplo para el mundo por el deseo de vacunación de los españoles. Entonces ya se ha dicho en la prensa que nos espera un otoño para todos los espacios culturales en los que se quitará la limitación de aforo que ahora está al 75% y todo va a volver a la normalidad. De hecho, da mucho gusto ver que por la calle ya no es obligatoria la mascarilla y ver que un 80% no lleva mascarilla. Entonces tenemos mucha suerte, lógicamente la mayor desgracia de esta pandemia son las personas que se han ido, la gente que ha tenido secuelas y la gente que sigue todavía enferma, pero luego hay un espacio social que estaba completamente en un vacío, pequeños negocios que han tenido que cerrar, etc. Nosotros, afortunadamente, hemos podido aguantar de milagro y tenemos mucha confianza en que a partir de septiembre se note infinitamente porque estamos ya casi en un 70% con dos dosis y se nota cómo va bajando la incidencia en cuanto se ha atendido a la gente joven.
¿Pasó usted la Covid?
Lo tuve asintomático, pero tengo ya las dos pautas puestas.
¿Cuál es su personaje en la obra? Adelántenos un poco de la obra.
La obra, en un principio, lo que plantea es cuatro candidatos para un solo puesto en una multinacional. Un puesto que les puede cambiar la vida y lo que supone ahora mismo la necesidad de conseguir un trabajo de calidad. Entonces resulta que las pruebas a las que les somete esta multinacional son tan teatrales y tan cómicas que vas descubriendo, que es lo que les gusta al público de esta función, que pasa un momento y todo era mentira, pasa otro y todo era mentira, todo eran sorpresas argumentales hasta el final último que lo digo yo y es una sorpresa detrás de otra que hace participar al público de una manera muy activa en algo que en el fondo es muy oscuro pero que en la forma es muy cómico.
¿Comparte algo con su personaje?
Nada. Y eso es lo bonito de ser actor que, de repente, te encuentras con personajes que no tienen nada que ver contigo y ese es el reto.
También se muestra la parte oscura del ser humano, lo que seríamos capaces de hacer.
Lo que somos capaces de hacer en el mundo laboral, lo que eres capaz de hacer por la seguridad que nos puede provocar tener un puesto de alto nivel en el mundo laboral o un puesto de trabajo. Lo que pasa es que en las multinacionales se hacen pruebas parecidas a las que hacemos en esta función.
¿En el mundo de los actores hay mucha ambición?
No, eso es una mitificación. Yo no conozco ningún actor que realmente se haya quedado en este oficio dedicándose a pisar. Yo creo que es uno de los trabajos en los que más compañerismo existe, donde más se colabora. Es un trabajo que está entendido como que realmente sin la colaboración permanente de la gente que compone el mundo de los actores -técnicos, directores, guionistas- no sale.
¿Los comienzos fueron más duros? Usted ya venía de una saga.
No fueron muy duros para mí. La verdad que hice muchísimas pruebas y a los 18 años me cogieron para hacer 'Salomé' con la compañía de Nuria Espert con la dirección de Mario Gasch y con un papel muy bonito. Después hice personajes que no hablaban en teatro y tal pero sí que tuve la suerte de la continuidad laboral. Esta es la vez que más tiempo he estado sin trabajar.
¿Tenía claro desde pequeño que quería ser actor?
Sí, no me planteé otra opción laboral. Yo era un niño del teatro y durante los fines de semana mi madre me esperaba los viernes para llevarme al teatro y estar entre cajas viendo las funciones. Yo siempre digo que soy un espectador por encima de todo, por eso mi trabajo va dedicado al espectador.
Su madre, que sigue también en las tablas, en unos días cumple 80 años, ¿no?
Sí, sí.
Y sigue actuando.
Es eso que llaman el veneno del teatro. Se mueven unas energías allí arriba que no mueves en ningún lugar de la vida cotidiana. Hay un grupo de gente que viene a que le cuentes una historia, vienen completamente a favor de creérsela y el responsable final eres tú junto al resto de compañeros para que se la crean. Entonces esa energía que hace falta y que es extraordinaria en un escenario es patente y además es una energía que genera cierta adicción en el actor.
Ella ha hecho mucha amistad con Ana Escribano, que están las dos en la misma obra y dice que es como una madre para ella.
Sí, sí. Eso es maravilloso, nos ha pasado siempre en esta familia. Mi madre y yo hicimos una función escrita por Ana Diosdado y dirigida por mi padre, entonces eso lo dice todo.
¿Qué tal ha ido el verano? Está más delgado, ¿se está cuidando?
He perdido muchísimos kilos. Una dieta muy potente y mucho gimnasio. He perdido veintitantos kilos.
Su trabajo también requiere mucho físico.
Sí, sí, requiere una energía física especial y que es más fácil llegar cuando estás en forma.
¿En qué proyectos está aparte del teatro?
Volvemos con La que se avecina, para el año que viene estamos grabando de nuevo.
Sin parar entonces. Esperemos que para octubre o noviembre veamos mucha diferencia.
Vamos a ver mucha diferencia, yo también soy muy optimista.
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