Jorge Pérez (37 años), el ex guardia civil que se coronó ganador de Supervivientes 2020, sabe lo que es pasar una larga temporada en la naturaleza y sobrevivir con lo que emana de ella. El ahora colaborador de Ya es mediodía es un gran amante del entorno rural, al igual que su mujer, Alicia Peña Humada, y ambos han inculcado esos valores a sus tres hijos. Tanto es así que no dudaron en buscar un colegio acorde a esa filosofía vital, y encontraron uno de los mejores centros y más expertos en la materia.
Hace unos días, el exsuperviviente y la escritora mostraban en sus redes el primer día de colegio de sus hijos, y en las imágenes compartidas llamaba la atención la localización en la que se encontraban y la estrecha unión que demostraban todos los niños y padres presentes.
La pareja estaba en los jardines exteriores de Waldorf, una escuela de Educación Infantil y Primaria basada en un especial método pedagógico. Está situada en Villanueva de Villaescusa, en mitad de la absoluta naturaleza, tras cruzar unos caminos rurales casi laberínticos. Su ubicación no es azarosa, tiene un sentido para las enseñanzas que se llevan a cabo en el centro. El contacto con lo natural, las aulas al aire libre y el 'ensuciarse' con la tierra forma parte del aprendizaje en este lugar. De ahí que se le designe un estilo hippie -en el mejor de los sentidos- y una reivindicación educativa que va más allá de los libros de texto y las actividades rigurosamente académicas.
El colegio se basa en la pedagogía Waldorf, "creada por el filósofo Rudolf Steiner en Alemania, que constituye una aportación a la renovación pedagógica avalada por una experiencia de 100 años", tal y como puede leerse en la web del centro. "Hoy día es un referente en muchas partes del mundo, con más de 3000 centros escolares en todos los niveles educativos, que promueven el desarrollo de la individualidad hacia la autonomía personal, y llevan a cabo un ideal pedagógico que se fundamenta en tomar como base el respeto a cada individuo en su desarrollo individual", redacta la carta de presentación de la escuela.
En la misma web se detalla cuál es la peculiar historia del centro: "En la década de los años 80, un grupo de personas venidas de diferentes lugares del mundo se encontraron en Cantabria y trajeron consigo unas semillas de luz antroposófica. Pasado el tiempo, esas semillas fueron germinando dando origen a la Asociación Waldorf Cantabria. Tras un largo tiempo de espera y trabajo, nació en el 2013 un pequeño Jardín de Infancia con una maestra y 6 niños. Los niños crecieron y a su paso apareció un antiguo edificio abandonado de las Hermanas Trinitarias que se fue transformado en un bello y mágico lugar para acoger a más niños, maestros y familias. En el año 2015, brotó la Escuela de Primaria Waldorf Cantabria impulsada por un claustro de cuatro maestros especialistas, un grupo de 30 familias y amigos, la escuela se ha ido consolidando progresivamente".
La escuela apenas recibe a un número reducido de alumnos en sus aulas creadas casi completamente en madera. Y la realidad es que estar sentados en el pupitre no es la opción prioritaria de este lugar de enseñanza, pues para los expertos que trabajan allí lo más importante es tocar, sentir y socializar para crear buenas personas y mujeres y hombres libres y empáticos.
De hecho, su visión está basaba en "la alegría y la ilusión de aprender con encuentros humanos que ayudan a crecer. Ser un espacio donde el niño es niño". Y sus cinco valores son claros: "Compromiso, Confianza, Libertad, Amor y Alegría consciente".
Jorge Pérez y Alicia han apostado por una educación que se centra en el ecologismo y en el futuro de un planeta en el que todos sus seres vivan en paz y convivencia para sus hijos tras crecer en un entorno rural y lejos del bullicio urbanita.
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