Penélope Cruz (47 años) se consagró como la reina de la edición número 78 del Festival de Cine de Venecia, que llegó a su fin el pasado sábado 11 de septiembe. La actriz consiguió acaparar todas las miradas de la prensa internacional por su impecable estilo y por su indiscutible talento en el séptimo arte. De hecho, hizo historia al obtener la codiciada Copa Volpi de la Mostra veneciana, un premio que ninguna española había logrado hasta la fecha y que ella agradeció a Pedro Almodóvar (71) por darle su papel protagonista en la película Madres Paralelas.
Ha sido un premio especial, no solo por lo que representa, sino también porque era uno de los reconocimientos que le faltaba por alcanzar. Y es que, en sus 30 años de trayectoria cinematográifica, Penélope Cruz lo ha conseguido casi todo. En 2009 se convirtió en la primera intérprete española en ganar el Oscar como mejor actriz de reparto por Vicky Cristina Barcelona, película que, además, le hizo acreedora de un premio BAFTA. También tiene tres Goya y un sinfín de galardones procedentes de los festivales más importantes del mundo, como el de Cannes. Por otro lado, la de Alcobendas tiene la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, concedida por el Gobierno de España en 2018.
Tanto reconocimiento deslumbra y parece dar a entender que, en la trayectoria de Penélope Cruz no hay más que éxitos. Sin embargo, en su carrera en la gran pantalla también ha habido alguna derrota. Varias de sus películas no han dado el resultado esperado y han llegado a convertirse en grandes fracasos de taquilla. Ejemplo de ello fue La reina de España, film en el que interpretó a una estrella del cine americano que volvía a nuestro país para dar vida a Isabel la Católica.
Tal descalabro, sin embargo, no estaba adjudicado a la interpretación de Penélope. Pues el éxito de una película no solo depende de su elenco, sino de una serie de factores internos y externos que son determinantes para el triunfo de un largometraje.
En sus 30 años de carrera, Penélope no solo se ha convertido en una referente de la industria del cine, sino también en un icono de la moda. La actriz tiene un estilo glamuroso y sofisticado que refleja su pasión por el fashion, sector en el que también se ha desempeñado como empresaria, pero que no le ha generado tantos beneficios como el séptimo arte. Así ocurrió hace más de una década, cuando se vio en la obligación de cerrar una tienda de ropa que abrió en Madrid en 2004, bajo el nombre Amarcord, el mismo título de la película de Federico Fellini, en la que se presenta la historia de la Italia entreguerras.
El local, ubicado en uno de los barrios más exclusivos de la capital, cerró sus puertas por sus grandes pérdidas de dinero. Así lo informaron en su momento algunos portales especializados en economía. La tienda, con un target alto, ya que vendía prendas de lujo, estaba atendida por la familia de la intérprete, quien entonces tenía su residencia en Estados Unidos. Su hermana, Mónica Cruz (44), era una de las encargadas del negocio.
En esa misma época, sin embargo, Penélope Cruz triunfó con otro proyecto de moda de la mano de su hermana. Ambas diseñaron algunas colecciones para Mango que tuvieron gran repercusión. Su unión con la firma duró varias temporadas y en su momento, sirvió para asentar la marca en el mercado norteamericano.
Hoy, Penélope Cruz es embajadora de Chanel, la lujosa casa francesa que la viste en sus galas más importantes. Así ocurrió en el Festival de Cine de Venecia, donde llamó la atención por sus impresionantes diseños: desde el traje tweed con el que posó el día de su llegada a la ciudad italiana hasta el diseño plateado con corte de bailarina que la hizo brillar en la jornada que recibió la Copa Volpi.
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