Hace unos días, sobre el escenario del teatro Bretón de los Herreros, en Logroño, Concha Velasco (81 años), embargada por la emoción, dijo adiós para siempre a las tablas. La actriz se retira del teatro, deja de actuar por petición expresa de sus hijos, Manuel Martínez (44) y Paco Marsó. "Cuando uno se va a marchar, sabe que se va a marchar", aseguró Velasco tras bajar el telón de La habitación de María. "Ha llegado el momento, se merece descansar", apostilló su hijo Manuel.
Una línea parecida a la que sostuvo días atrás en conversación con EL ESPAÑOL. "Ella asistirá a cosas puntuales, a homenajes amables. Además, si le apetece hacer alguna serie o cameo o personaje, también lo hará", aseguró. Precisamente, ese homenaje amable es el que le han realizado en TVE, en el programa Lazos de sangre, donde han repasado la trayectoria de la gran artista. En el espacio se abordó su extensa e intensa vida y obra, y se trató en plató la existencia de una hija de Paco Marsó, Gabriela, fruto de su relación con una cubana llamada Diosi Ledesma.
Una hija de la que su hermano por parte de padre, Manuel Martínez Velasco, tan solo aseguró este miércoles, siempre tan sincero, no tener relación. Una manifestación que Manuel ha querido aclarar con este medio: "Aunque nos separe un océano, Gabriela y Diosi saben que nos tienen aquí. Aunque solo nos hayamos visto una vez, lo cierto es que nos escribimos correos siempre por los cumpleaños y las navidades". Sobre esta pista, este periódico ha confirmado que Diosi y su hija viven actualmente en Cuba, La Habana, como ha desvelado Manuel. Manuel Martínez ha conocido detalles, además, en estos años, gracias a su buena relación con las personas que trabajan en la escuela de cine de Cuba. "No es que haya pasado nada en concreto, es el paso del tiempo y de la vida misma. También influye mucho la diferencia de edad que existe entre los hermanos", desliza una fuente. Se añade, en esa línea, que aquella época en la que Marsó anunció su relación con Diosi fue especialmente dolorosa y dura para Manuel y su hermano Paco. No es para menos: Marsó comenzó a desfilar por los platós de televisión hablando mal de su madre. Fueron tiempos difíciles en los que Manuel, incluso, le retiró la palabra a su padre adoptivo Marsó. "Eso tampoco favoreció al apego con esa niña", se apostilla.
Sea como fuere, se informa que Diosi vive "completamente alejada" de España y de aquel pasado que compartió con Paco Marsó. En otro orden de cosas, Velasco se enfrenta a una época dorada, a una plácida jubilación. A un merecido descanso. Vivirá en la casa de su hijo Paco, muy cerca de su otro vástago, Manuel. Tan cerca como que solo los separará un rellano. Una buena amiga de Concha comparte lo que sigue: "Concha recuperará el tiempo perdido con sus nietos y va a apurar los años por delante entre su gente. Ella se resiste a dejar de actuar, pero es lo mejor para ella y para su carrera".
No se esconde que para ella "va a ser duro" quedarse en casa, solo ejercer de abuela y madre: "Es un animal escénico y habrá que ver si consigue quedarse quieta. Por eso creo que dijo Manuel que alguna cosilla en televisión hará. Necesita tener la mente ocupada y activa, seguir memorizando como lo hace". Pese a los evidentes achaques de la edad, se sostiene que Velasco "goza de una buena salud para sus casi 82 años. El cuerpo es el cuerpo, pero de mente está fabulosa".
El adiós artístico de Concha Velasco
"Estoy verdaderamente emocionada y quiero dar las gracias por esta despedida tan bonita", afirmó la actriz en Logroño, entre las ovaciones de los espectadores. Aclaró entonces que ella no llora en público. "Solo lo hacen mis personajes, porque mi madre me decía que no se debe hacer, que todo el mundo tiene sus propios problemas. Hasta que ha llegado un momento que mis hijos me dijeron que debía dejarlo y al principio no lo comprendí, pero ahora sí lo comprendo", añadió.
Precisamente su hijo Manuel es su gran apoyo y uno de los artífices de su retirada definitiva de los escenarios para que por fin tenga un merecido descanso y disfrute de su familia. Inseparable de la actriz, Manuel era el encargado de entregarle tras la función un reconocimiento a toda su carrera y un gran ramo de flores, fundiéndose en un cariñoso abrazo con su madre tras haberse subido por última vez a un escenario.
Un momento que visiblemente emocionado, el escritor comentaba a su salida del teatro, impresionado por el inmenso cariño que el público riojano ha demostrado a su madre: "Ha sido muy bonito y emocionante". "A mí se me ha puesto la carne de gallina, os lo digo de verdad, mi madre lleva 60 años subida a un escenario, ha sido un final precioso, a la gente le ha gustado la función y le ha gustado ella que es lo importante", añadía, sin negar que Concha siempre tendrá el gusanillo de volver al teatro pero convencido de que "todo llega en la vida".
"Es ley de vida. La queremos tener cerquita, con nosotros. Ella seguirá haciendo alguna cosa en televisión, alguna entrevista, algún homenaje, pero el teatro ya tocaba despedirse. Ha llegado el momento", explicó, dejando claro que esta retirada no es total sino solo de las tablas, y que queda Concha para rato.
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