María Jiménez (71 años) recibía la noche del 30 de septiembre un homenaje por su intensa trayectoria profesional que ya se alarga durante más de 70 años. La andaluza era premiada con este galardón por parte de la empresa de comunicación El Suplemento: "Todos los premios son agradables y especiales. Yo tengo montones de premios en mi casa y me encanta, les quito el polvo también", explicaba con sentido del humor la artista.
El carácter divertido del que hizo gala, evidenciaba la recuperación de la artista tras dejar en el pasado una grave enfermedad que la mantuvo ingresada en la UCI. María da por superado este episodio: "Estoy muy bien, no puedo andar, pero bueno, puedo cantar. Que yo no me dedico a hacer maratones andando, yo me dedico a cantar".
Además de su alegría, la cantante se caracteriza por su franqueza a la hora de abordar los temas sobre los que se le preguntan. De esta forma, la cantante quiso tener un recuerdo para Ana Martín, la madre de Isabel Pantoja (65), que fallecía esta semana: "La conocí hace muchos años, pero no he tenido amistad con ella. Personalmente no he hablado con ella [con Isabel], pero a través de la televisión si le estoy mandando muchos recuerdos, muchos besos". En relación con la viuda de Paquirri, la gaditana confesó hace algunos meses que no entendía que una madre y su hijo, Kiko Rivera (37), hubieran llegado a estos extremos. Al conocer la noticia del acercamiento entre ellos, María mostró su alegría: "Eso es lo que hay entre una madre y un hijo. Se pueden tener disgustos, se puede no estar de acuerdo en una serie de cosas, pero eso se pasa".
La gaditana también se reafirmó sobre sus declaraciones respecto a Edmundo Bigote Arrocet (71), en las que dijo que al humorista le gustaban mucho las mujeres. Estas palabras le valieron un distanciamiento con María Teresa Campos (80), sin embargo, ella no se amilana y sigue defendiendo su postura:"Yo no he mentido en mi vida".
La intensidad de la carrera de María ha sido la misma que ha predominado en su vida personal. En este ámbito, su familia ha sido su pilar más importante y a ellos les ha dedicado el premio: "Va para mi hijo que está aquí y a mi nieto y a la mujer de mi hijo". María puntualizó que esta última no se pudo desplazar hasta el madrileño hotel The Westin Palace, donde se producía la entrega y que se siente muy feliz con su papel de abuela, algo que evidenciaba la luz de su rostro cuando hablada de ella: "Es guapísima".
A pesar de reconocer que esta importante velada no iba preparada para cantar, María es una artista de raza y al preguntarle la prensa por su último lanzamiento musical, Qué bueno, se arrancó a cantar un fragmento del mismo.
Rebelde, transgresora y sugerente, María nunca fue una folclórica al uso. Sus letras y su estilismo rompieron con la imagen de la copla, llevándola más allá del panorama musical. Su temperamento la llevó a convertirse en una de las voces más revolucionarias del flamenco de los años 70 y 80, convirtiéndose en un icono temprano del empoderamiento femenino.
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