Joaquín Torres (51 años), el denominado arquitecto de los famosos, pertenece a esa extraña estirpe de personas, de las que siempre creen en las segundas oportunidades. Y esa fe en la vida le ha permitido reinventarse cuando creía que todo se había tornado en negro, tanto en lo laboral como en lo sentimental.
El gurú del ladrillo de las estrellas, autor del ático de Tamara Falcó (39), la casa de Cristiano Ronaldo (36), de Penélope Cruz (47) y Javier Bardem (52) o la de Felipe González (79) en Tánger, vivió una gran crisis con su empresa, A-Cero, de la que tuvo que despedir a la mitad de los trabajadores de la plantilla.
Esa mala racha, unida al espionaje que sufrió por parte del comisario Villarejo (70) por encargo de Susana García-Cereceda, prácticamente le sepultó en vida. "Pero nada es definitivo, las segundas oportunidades existen", comenta a EL ESPAÑOL en una entrevista en Marbella.
"La vida es adaptarse en cada momento a cada situación y no quejarse. Y sí, lo pasé mal, pero ahora vivo un gran momento porque la vida nos ofrece oportunidades magníficas. Nada es definitivo. Lo único cierto es que vamos a morir". Torres está feliz con una nueva apuesta que tiene en la Costa del Sol.
"Es todo un reto. Otero Group ha confiado a mi estudio de arquitectura el nuevo proyecto residencial de lujo con su nueva promoción The Secret, un complejo compuesto de 34 villas de lujo, cuyos precios oscilan entre 2 y 7 millones de euros. Casi ná".
Este proyecto junto al negocio de la construcción modular, por el que ya ha apostado el piloto Carlos Sainz (59) son su top ahora: "Le he construido tres casas modulares a Carlos en Menorca y solo en tres meses las tenía listas. Es un modelo muy innovador. El sector si no se moderniza muere. No podemos estar construyendo como en el siglo pasado. Pero hay gente todavía que confunde esta fórmula con casetas o barracones y sin embargo es la construcción más eficaz, económica y sostenible. Carlos Sainz está encantado", asegura el popular arquitecto.
Otros de los que están muy satisfechos con el arquitecto son los Franco, Jaime Martínez Bordiú (57) y su esposa Marta Fernández, que estrenaron este verano el chiringuito de moda Aqua, construido por Joaquín: "Ahí intentamos estar, donde nos llaman, puntualiza Torres. Este chiringuito lo hice antes de que lo cogieran los Franco. Aprecio mucho que la mujer comprara el chiringuito, pero ella compró el chiringuito ya hecho. El promotor fue un libanés. Ella compró porque le gustaba y ha sido un éxito este verano".
Su relación con Raúl Prieto
Otro de los cambios que Joaquín hizo en su vida en tiempo de hieles, le ha revertido en la actualidad con las mejores mieles. El arquitecto se divorció de su esposa Mercedes Rodríguez, con la que tiene dos hijos de 12 y 15 años, para empezar una vida nueva con el director de moda de la televisión Raúl Prieto (45 años).
"Asumes el amor al revés. Llevo más de cinco años con Raúl y asumí mi homosexualidad. Cuando eres capaz de aceptarte es cuando eres realmente libre. Pero yo no soy ejemplo de nada, tardé 35 años en hacerlo. Ahora es más fácil. A mí con 14 años me llamaban de todo, ya no me afecta, pero entonces sí. Ya no tengo miedo a nada. Desde el minuto cero en el que me acepté decidí hacerlo con toda la normalidad del mundo e introduje a Raúl en mi vida privada sin ningún límite", declara.
En este aspecto elogia el comportamiento de su exmujer y la manera en que ha llevado el proceso: "Ahora tengo muy buena relación con Mercedes. Pasamos años muy malos en el tiempo del divorcio, pero ahora genial. Si no tienes una buena relación con tu ex a lo largo de los años, es que algo falla y si además tu ex es la madre de tus hijos tienes que llevarte bien. Decírselo a mis hijos fue lo más difícil, pero me lo pusieron muy fácil".
Sus dos dos hijos de 15 y 12 años se llevan de maravilla con Raúl Prieto: "Se lo pasan bomba juntos, disfrutan mucho y hay muy buena sintonía. Una de las cosas que yo siempre agradeceré a mi exmujer es que no hablara nunca mal de Raúl a los niños porque así les ha sido el proceso mucho más fácil. Ella pudo meter mucha porquería y eso nunca lo hizo. Es una gran madre".
Se ríe cuando se le pregunta si ya ha hecho alguna entrevista con su pareja, que a la vez es uno de los reyes Midas de la televisión dirigiendo el programa Viva la Vida: "¡Qué va! En ese aspecto Raúl es muy pudoroso. Yo dejé la televisión en cierto modo por él, porque me dice siempre que no tengo filtro y soy un bocazas. Y es verdad que yo me pongo delante de una cámara y me muestro como soy. Por ejemplo, si yo digo que le hice la casa a Penélope Cruz, no creo que estoy ofendiendo a nadie". Al hilo de este comentario le preguntamos por la casa del actor Javier Bardem, que nos representará en la próxima edición de los Oscar.
"Javier es un gran actor y ojalá se lleve el Oscar. El proceso de construcción de su casa fue muy complicado porque acababan de hacerse pareja Penélope y Javier y llevaban todo como secreto y cada noticia que aparecía de la casa era todo un problema, porque parecía que el comentario salía de mí. Cuando hago una casa me tienen que contar cómo viven y cómo son y con ellos era todo muy complicado porque no les pedía si era niño o niña, obviamente querían preservar su intimidad, pero tenía que saber cómo vivían. Hay mantener la privacidad pero no negarle información al que tiene que diseñar y con ellos era una lucha".
En el polo opuesto, en el otro extremo de los Bardem-Cruz, se encuentra la marquesa de Griñón, Tamara Falcó, que para Joaquín Torres fue un remanso de paz: "Nada que ver con otros. Hacerle el ático a la hija de Isabel Preysler fue una delicia. Es una niña adorable, generosa. Ha tardado minuto cero en decir que yo era el arquitecto. Es una señora con muchísima clase y gran autenticidad. Enseguida confió en mi criterio. Hizo muy buena inversión. Cuando la llamé me dijo que no quería cambiar nada. Lo mejor es la orientación y discreción de la enorme terraza y los espacios donde puede vivir perfectamente con un par de niños, si ahora decide formar familia. Es un edificio de gente con alto poder adquisitivo. Si te digo la verdad, me he convertido en megafan de esta niña tan glamurosa".
Felipe González y los celos de su socio por su ex
La casa en Tánger de Felipe González es otra de las grandes complejidades a las que se ha enfrentado el arquitecto. "Con Felipe González sigo teniendo un trato muy cordial. Nunca ha tenido ningún problema. Yo estaba haciendo su casa en Tánger. El rey de Marruecos siempre obligó a que la parcela estuviese a nombre de Felipe como titular de la casa. El que la pagaba era Luis García-Cereceda. Pero cuando Felipe empieza a estar con Mar García-Vaquero, Luis enmarronó todo de manera absurda: nunca entendí, porque Luis estaba felizmente casado. Y que Felipe se liase con su ex, Mar, no era para tanto. Yo siempre he defendido a Mar. Todo llegó hasta tal extremo que tuve que hacer una casa para Felipe y otra para Luis. Ahí sigue, en la playa de Jiblia de Tánger sin terminar".
Y es que el affaire de la fortuna de los Cereceda aun sigue abierto. "El próximo 20 de noviembre empieza el juicio por el que fui espiado por Villarejo. Cuando Luis murió no dejó las cosas arregladas y su hija, Susana García Cereceda, no ha respetado la voluntad del padre. Ella me ha hecho muchísimo daño a todos los niveles. Llegó a llamarme hasta pederasta, ha querido destruirme, por eso contrató a Villarejo, para espiarme. Por eso estoy yo en el caso Land contra la madrastra, Silvia Gómez-Cuétara, Yolanda García-Cereceda y contra mí. Ojalá la justicia la ponga en su sitio".
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