Juan del Val (51 años) y Nuria Roca (49) se han convertido en una de las parejas más mediáticas del último año. El matrimonio es ya una marca de éxito por sí misma y su buen momento no solo se traduce en el terreno laboral, sino también en el personal. Junto a sus tres hijos -Juan (19), Pau (15) y Olivia (10)- han creado una numerosa familia de la que presumen en sus redes sociales. Recientemente, la presentadora también quiso mostrar al mundo a su madre, su hermana y su sobrina, como el poderoso sector femenino del clan; y hace justo un año, tanto Nuria como Juan sacaron de su anonimato a Ángeles Pérez (80), madre del escritor. 

La suegra de Roca es una mujer con una impresionante historia a sus espaldas. Lleva exactamente media vida ayudando a los presos a salir adelante en sus vidas acogiéndolos y dándoles las herramientas necesarias para que su reinserción en la sociedad sea lo más digna posible.

La encomiable labor de Ángeles comenzó como un gesto altruista que decidió llevar a cabo hace ya 40 años acudiendo a las cárceles para dar apoyo a las personas más vulnerables que se encontraban allí. Tiempo después vio que era necesario formalizar su tarea y convertirse en una asociación cuya causa primera fuera la reinserción social: "Cuando empezamos a trabajar en la cárcel, no entrábamos como asociación, sino como capellanía. Así estuvimos varios años. Empezamos en el año 1981, hasta que, viendo las necesidades de las personas a las que estábamos visitando, comprendimos que nuestro trabajo tenía que cambiar y ejecutarse de otra forma. Lo que estas personas necesitaban, aparte de las visitas, era tener una familia o una asociación como la que ahora formamos, en cuyo seno pudiesen disfrutar de sus beneficios penitenciarios", se expresa en un documento de la asociación al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. 

Entonces, Ángeles y su equipo crearon el proyecto que iba a salvar un millar de vidas: "Dentro de los equipos de Cáritas, nace APROMAR, Asociación Pro-Recuperación de Marginados, cuya finalidad es la reinserción social de la población reclusa y exreclusa", se explica en el citado dosier. Una asociación que tiene seis pisos alquilados para su causa, apartamentos de acogida a los que llevan a los presos cuando estos tienen un permiso penitenciario. El equipo se encarga de recoger a los reclusos en la cárcel y los trasladan a un piso concreto donde disfrutarán de una habitación compartida tras explicarles las normas de convivencia.

Sin embargo, cuando Ángeles comenzó su generosa andadura hace cuatro décadas, la madre de Juan del Val acogía a los presos en su propia casa. Así lo ha confirmado el marido de Nuria Roca, que llegó a contar cómo se despertaba por la mañana y al ir a desayunar se encontraba con gente nueva después de que su madre los recogiese de la cárcel. Del Val dejó claro, además, que nunca sintieron ningún tipo de miedo ni experimentaron ningún incidente. Tal es la unión que la veterana mujer crea con los reclusos que acoge que, según confesó su hijo, muchos de ellos la llaman en el Día de la Madre para felicitarla.

Ángeles llevaba esta labor en la sombra, con suma discreción y volcándose en su responsabilidad, que no es poca. Y es que además de ser la presidenta y fundadora de la asociación es la directora del programa Y después de la cárcel, ¿qué?, por lo que se encarga de coordinar las tareas del equipo, planificar y supervisar el trabajo de los voluntarios y ayudar en su ejecución cada día.

Pero hace exactamente un año su generoso trabajo salió a la luz pública gracias a unos mensajes de su hijo y su nuera. De esta forma, Ángeles pudo dar voz a su proyecto. En este sentido, y aprovechando el interés mediático que generó entonces, el equipo de APROMAR decidió crear este verano una cuenta en Instagram dedicada a su asociación. Este es el nuevo reto en el que se ha adentrado Ángeles y su grupo de cara al final de 2021: llegar a un sector de la población más joven para dar más visibilidad a su labor y captar la atención de la generación más actual. 

Con esta nueva iniciativa, Ángeles busca que el camino que inició hace 40 años tenga continuidad en el futuro gracias al voluntariado que pueden realizar los más jóvenes en su asociación. El liderazgo del equipo de momento está asegurado, pues ni la edad ni los prejuicios de la sociedad frenan el trabajo incansable de la octogenaria a la que se la conoce como "La abuela del millar de presos".

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