Este pasado miércoles 9 de febrero, la presentadora María Teresa Campos (80 años) reaparecía, espléndida, en los medios de comunicación y posaba, vía exclusiva, en las almidonadas páginas de una revista del corazón. El motivo no era otro que enseñar los rincones de su nueva casa de alquiler en Aravaca, Madrid.
La veterana comunicadora, feliz, explicaba, a lo largo de las ocho páginas de entrevista, las ventajas de su nuevo hogar, más acogedor -de cerca de 150 metros cuadrados-, y con el que ha reducido considerablemente sus gastos.
Cabe recordar que en su antiguo hogar, la fabulosa mansión que construyó en 2004 en Molino de la Hoz, sufragaba unas asfixiantes cifras mensuales que alcanzaban los 10.000 euros.
Finalmente, 2021 fue el año en que Campos se desprendió de esa mastodóntica casa que, en el último tramo, le dio más quebraderos de cabeza que alegrías. Se publicó que por esta venta la andaluza de corazón se embolsó 2.500.000 euros. Una cantidad bastante inferior al precio inicial de salida, fijado en 4.500.000.
Desde su flamante casa, Teresa lo desmiente en ¡HOLA!: "Nada que ver. ¿Crees que una casa de esas dimensiones se puede vender por ese precio? Imposible". Eso sí, se negó en redondo a desvelar la cantidad. EL ESPAÑOL sí la conoce, amén de corroborar los motivos. El precio final es superior a esa cantidad, en efecto. En concreto, la venta se llevó a cabo por "algo más de 3.000.000 de euros", como confirman a este medio.
Es decir, más de 500.000 euros de diferencia que María Teresa Campos consiguió arañar de aquellos 4.500.000 euros con los que soñó al principio de este viacrucis inmobiliario. En esa línea, se desliza la suerte de acuerdo privado al que llegó María Teresa con el nuevo propietario de la que siempre será la casa de su vida, José Gil, dueño de la firma de calzados Alma en Pena.
Tal y como cuenta la malagueña en la entrevista, en Molino de la Hoz legó varios objetos de valor. No sólo eso, también uno de sus salones lo dejó intacto. "Le he dejado uno de los salones a la persona que compró la otra casa. También he dejado un sofá pequeñito de rayas", apostilla Teresa.
Explica una fuente a este periódico que se trata de un "gesto generoso" de María Teresa, un detalle, o acuerdo privado, que quiso tener ella con las personas que cuidarán su casa, ésa que edificó con tanto esfuerzo. Objetos de gran valor que Teresa no pudo colocar en su nueva casa y que tampoco quiso subastar para no perder dinero. Se desconoce si, a cambio, hubo un acuerdo económico entre las partes.
La casa de Molino de la Hoz se ha convertido en una nueva sede de la citada empresa de calzados. Está previsto que entre esos televisivos muros trabajen una veintena de personas. Apenas si se va a hacer reforma del inmueble, se detalla, y algunos de los muebles que cedió Campos servirán "como decoración".
Lo que sí desalojó la presentadora del extinto ¡Qué tiempo tan feliz! fueron las pesadas y costosas alfombras que revestían su casa: "Al convertirse la casa en una especie de oficinas, se ha pretendido despejar las estancias y darles un sentido más práctico y funcional".
Una mudanza difícil
Cuenta María Teresa Campos esta semana en la exclusiva que decir adiós a esa casa no fue fácil. Los reveses han querido que Campos abandone su amada casa, la que decoró con mimo y generosidad económica gracias a su amigo, el fallecido decorador Jaime Fierro.
Desalojar tu vida nunca es fácil y hay rincones en esa casa a los que Teresa les guarda especial apego, como la suerte de biblioteca central, donde colocó con criterio temporal sus muchos premios cosechados a lo largo de su trayectoria en televisión y radio. Tras la mudanza, Campos optó por alquiler "indefinidamente" un guardamuebles donde han ido a parar todos los objetos y complementos que Campos ya no usa en el día a día.
Tal y como se explicó, la hija de Teresa que organizó la mudanza fue Carmen Borrego (55). Entonces, se informó que Terelu (56) también estuvo al pie del cañón, pero "en la casa nueva". En ese sentido, las hermanas se organizaron de ese modo; una desalojando, y otra organizando y desembalando en Aravaca.
A la luz de las imágenes a las que tuvo acceso hace unos días EL ESPAÑOL, la periodista confió para la mudanza a una empresa llamada Mudanzas y Guardamuebles Agustín S.L. Se trata de una empresa puntera en estos menesteres, y que también llevó a cabo mudanzas para otros rostros de la televisión. Sin ir más lejos, se encargó de trasladar algunos de los objetos de Mila Ximénez tras su fallecimiento.
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