El 8 de septiembre de 2016 arrancaba en Telecinco la decimoséptima edición del exitoso Gran Hermano. Lo hacía con una importante novedad: por primera vez en su historia, el formato dejaba de contar con los servicios de Mercedes Milá (70 años), y era Jorge Javier Vázquez (51) quien se ponía al frente del reality show.
Como novedad en la mecánica, ese año se introdujo El Club GH, una estancia de la casa que escondía múltiples privilegios para los integrantes del Club, entre los que se encontraba comer y dormir cómodamente. También hacer la compra y, el más importante, vetar el derecho de nominación o salvar de la nominación a un compañero, y ver las nominaciones de todos los compañeros, nominando después de verlas.
No obstante, como cada año, el protagonismo absoluto se lo llevó el magnífico casting que selló la edición. Concursantes potentes inundaron la casa de Guadalix. Entre ellos, la marcada personalidad y, por qué no, la excentricidad de Miguel Vilas. Natural de Pontevedra, 31 años entonces y modelo, Miguel permaneció en la casa un total de 98 días, y su paso estuvo pertrechado por la polémica.
Miguel entró a GH 17 para quitarse la máscara de cara a la galería, ésa que le impedía demostrar quién era realmente. Pese a sus esfuerzos por hacer creer a la audiencia su supuesta calvicie, y su afán por ser modelo, pronto se destapó que todo lo que decía no era verdad. Él mismo confirmó sus mentiras.
Tras su expulsión, el gallego acudió al debate con ganas de dar guerra. Miguel pudo ver el polémico vídeo de su casting y aclarar su cambio de actitud: "Quería llegar hasta aquí. Era mi objetivo personal por un trabajo y fui modificando todo. Cuando llegué vi que no me molaba y por eso me presenté a Gran Hermano, para modificar". También reconoció no mostrar su verdadera personalidad cuando se presentó al casting: "El chico que presenté en el casting era un chico de mentira".
Cuando un buen día se desprendió de la prótesis capilar, los seguidores del programa se quedaron en shock. "¡Viva el amor propio! A mí me la suda que no me entienda nadie, con que una persona me diga 'Te entendí', yo soy feliz", aseguró Vilas, emocionado y entre lágrimas.
Después de las muestras de cariño de sus compañeros, Miguel desveló que cuando conocía a alguien era horrible para él, porque la gente conocía al Miguel perfecto, y nunca conocía a su verdadera persona por miedo al rechazo. "Me ponía una barrera", dijo el modelo gallego.
También comentó a sus compañeros que muchos habían encontrado el amor en la casa de Guadalix, pero que él había encontrado su amor personal: "Yo me quería muchísimo de la otra manera pero cuando llegaba la noche era como el cuento de Cenicienta".
Dentro de la casa de Guadix, Miguel Vilas sostuvo que Pol Badía, por entonces pareja sentimental de Adara Molinero (28), a su entender, se sentía atraído por él. "Hay cosas que yo no he dicho dentro de la casa por respeto, pero yo creía que a Pol le gustaba. Yo me dejé llevar por eso y de repente apareció una persona en nuestra historia", dijo refiriéndose a Adara.
Según Miguel, fue la azafata quien se entrometió en su relación con Pol, y no al contrario. La madrileña y Badía, sin poder creer lo que estaba explicando su compañero, se limitaron a decir entonces: "Es normal que se intente meter con los mejores para tener protagonismo".
La tensión en plató entre Miguel y Pol se palpaba en el ambiente. "No sé por qué no me contaste que te gustaba retorcer las parejas y llevarlas al límite, o que te gustan más los hombres heterosexuales que los gays", le espetó Baldía.
Fuera del concurso, Vilas también protagonizó otras polémicas. Sin ir más lejos, dejó caer lo que sigue de Asraf Beno, la pareja sentimental de Isa Pantoja (26): "Si yo hablara de Asraf le arruinaba la vida (...) Sólo espero que Isa escape de él porque es una de las peores personas que yo he conocido, que escape igual que yo escapé de él (...) Que deje de mentir a su familia y diga las cosas como son".
Tras un tiempo fuera de la televisión, hace unos meses Miguel reaparecía en redes y explicaba la razón de su ausencia. Dirigiéndose a cámara, el gallego narró el desagradable momento que vivió con los últimos inquilinos que tenía alquilados en su piso de O Grove. Miguel vive desde hace años en Madrid. Sin embargo, hasta la fecha no había querido deshacerse de su vivienda en su tierra natal.
El exhabitante de la casa más famosa de Guadalix de la Sierra tenía alquilado este inmueble desde hacía tiempo. No obstante, recientemente decidió ponerlo a la venta. Tras comunicar a los inquilinos su decisión y avisarles con una antelación de tres meses de que la casa había sido puesta a la venta, se encontró con una desagradable sorpresa.
Aunque en un primer momento parecía que los arrendatarios se habían tomado bien la noticia, cuando Miguel entró en el piso se lo encontró todo destrozado. "El parquet está destrozado, se lo han cargado, literalmente. He intentado encender las luces, pero no hay ni embellecedores, ni luz. No hay nada, se han llevado prácticamente todo", aseguró en redes Miguel Vilas mientras enseñaba el desastre que se encontró.
Actualmente, Vilas ha conseguido impactar a sus seguidores con su cambio de look radical. El que fuera concursante de Gran Hermano, que nunca deja indiferente a nadie con sus arriesgados cambios de imagen, ha conseguido acaparar la atención de sus fans con su última aparición pública en Instagram.
En esta ocasión, el exconcursante ha decidido teñirse el pelo de varios colores diferentes y ha logrado cambiar su apariencia física notablemente. Ahora, en su larga melena podemos encontrar una gran variedad de tonos verdosos, rosas y azulados que encajan a la perfección con su arrolladora personalidad.
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