No hay nada que se le resista a Manuel Martínez Velasco (45 años), el hijo mayor de la celebérrima actriz Concha Velasco (82). Manuel es un loco del cine, ahí está su vasto currículo como garantía. Director y guionista, el hijo de Concha es un alma inquieta que siempre anda probando suerte.
Y cuando parece que el séptimo arte se le queda pequeño, Martínez Velasco se supera a sí mismo y debuta como escritor de novela romántica. El cineasta ha sacado al mercado su primer libro, Cosas que no debes hacer la noche antes de casarte, de la editorial Espasa.
Que nadie piense que se va a encontrar entre sus páginas con una historia insulsa, de ésas para matar el tiempo, ramplonas y de guion sencillo. Nada que ver: Manuel hace arte de la cotidianidad más burda. En conversación con EL ESPAÑOL, el vástago de la gran Velasco explica, entusiasmado, la sinopsis de su nuevo trabajo. Se pone en la piel de una mujer, Diana, que 24 horas antes de casarse se hace invisible.
Manuel habla de todo en 465 páginas; de amor, desamor, esperanza, dudas, miedos, inseguridades... Atiende la llamada de este periódico mientras viaja en metro y, en un momento dado, interrumpe la charla porque una compañera de vagón está leyendo su libro. No cabe en sí de gozo y asombro.
Sí, el hijo de Concha Velasco es así: humilde y franco y real. Muy de verdad. "Ostras, qué ilusión", exclama Manuel al otro lado de la línea. Como esa anécdota, miles en este libro que promete no pasar inadvertido. Prepárense para pasarlo a lo grande.
Háblenos de este libro, ¡su primera novela! ¿Cómo surge la idea?
A mí me hace una oferta Planeta, Espasa, que yo agradezco enormemente. Me hace muchísima ilusión. Ellos saben que yo vengo del cine y que la mayoría de mis ideas son muy cinematográficas. Me dieron la libertad absoluta para escribir la historia que me apeteciera. Les dije que uno de mis géneros preferidos era la comedia romántica, me dijeron que les encajaba y que les presentara ideas. Les propuse esta idea: un diario de una chica que 24 horas antes de su boda, en Mallorca, en Formentor, le entra una especie como de pájara.
Las típicas dudas antes de casarse...
Le pide un deseo a un espejo del cuarto de baño, que quiere volverse invisible porque no puede afrontar todo lo que se le viene encima, y, desgraciada o afortunadamente, ese deseo se cumple. A partir de ahí empieza la comedia loca.
Se vuelve invisible porque no tiene clara la boda
Exacto. Ella está en la despedida de soltera. El personaje sufre una gran transformación. Ella es una chica muy frívola, que no se ha caído del guindo todavía. Y se casa un poco por casarse. Lo que pasa es que en la despedida de soltera aparece su ex, Miguel, con su nueva novia y, de repente, se da cuenta de que no lo tiene claro...
El libro es frenético, ¡pasan miles de cosas!
Pasan muchísimas cosas. Yo quería escribir un libro que fuera más que una película, una serie de televisión. Como la serie 24, que me encantaba porque cada capítulo era una hora del día y cada temporada eran 24 horas. En ese tiempo pasaban muchas cosas, y eso lo he intentado plasmar en el libro. A esta chica le cambia la vida en 24 horas, pero no sólo a ella: a todos los personajes. En cada página pasan 20.000 millones de cosas.
Hace catarsis de vida
Hace catarsis con sus padres, con su familia, con sus amigas... ¡No quiero destripar nada, pero hace catarsis con todos! A mí me gustan las películas y los libros que son un viaje, y que al final acabe todo sin tener nada que ver a cómo empezó. Es una reflexión no sólo de las relaciones amorosas, también de amistad, familiares, compañeros de trabajo... Como es un diario, ella está pensando en voz alta todo el rato. Estamos como dentro de la cabecita loca de Diana. Que empieza siendo muy loca, pero que a medida que van pasando las páginas del libro se va volviendo más cuerda y asertiva. Más consciente de que lo que está pasando a lo mejor es culpa suya y no de los demás.
¿Le ha costado meterse en la piel de una mujer?
La verdad es que no porque, afortunadamente, tengo muchas amigas y hablo mucho con ellas. Tengo un mundo interior femenino que me gusta mucho cultivarlo. Me encanta estar rodeado de mujeres, ¡las personas más inteligentes y sensatas que conozco! La verdad es que no me costó.
¿Hay algún tinte autobiográfico?
Bueno, la localización. Porque yo de pequeño, casi toda mi vida, he veraneado en el hotel Formentor, Mallorca. Tenemos grandísimos amigos allí. Es mi sitio favorito del mundo y me apetecía que la novela pasara en un sitio que yo he querido tanto y que conozco tan bien.
¿Ha deseado alguna vez ser invisible?
Constantemente he deseado ser invisible. Yo soy muy tímido, mucho, mucho. La verdad es que lo he deseado muchas veces al día.
Hay un momento en el libro en que sostiene que no es lo mismo ser sociable que social...
Ese soy yo. Por eso también es autobiográfico. No me han pasado las cosas que le han pasado a la chica, a Diana, pero el personaje es muy yo. Yo me considero una persona sociable. Creo que soy amable y simpático, pero también disfruto solo en mi casa, viendo películas y escribiendo. En una comida con más de tres o cuatro personas, no te digo que estoy incómodo, no lo estoy, pero no es mi sitio favorito.
La soledad que uno busca, ¿no?
Me gusta mucho estar solo. Es un medio este, el que hemos elegido, que hay que estar rodeado de gente. Yo elijo rodearme de las personas con las que puedo ser yo al cien por cien. Entonces, no me ha pasado lo que a Diana, pero el personaje soy yo al 99 por ciento. Soy puntilloso con el lenguaje, soy sobreanalítico, le doy muchas vueltas a todo, me anticipo y le doy vueltas a lo que va a pasar... Pero no me he ido a casar ni me he vuelto invisible, de momento...
¿Ha leído el libro su madre, Concha?
Lo tiene ya en la mesilla de noche. No he hojeado si se lo ha leído o no... Creo que no lo ha terminado, pero lo ha empezado ya.
¿Le ha dicho algo al respecto?
No ha hecho ningún comentario, pero dice que se está riendo mucho.
A usted, ¿cómo le ha tratado el amor?
¡Buena pregunta! Yo creo que regular, porque cuando uno va teniendo sus añitos, y su mochila, vas teniendo experiencias alegres y otras tristes. Hablo del amor de pareja. He tenido momentos muy bonitos y momentos muy tristes. Como todo en la vida.
Por último, ¿habrá una segunda parte de Cosas que no debes hacer la noche antes de casarte?
Me encantaría que hubiera una segunda parte. Sí que todas las tramas se cierran, porque así me gusta a mí que sea cuando voy al cine, por ejemplo. Pero sí que puede haber una segunda parte. Me inspiré, por ejemplo, en el final de Regreso al futuro; tiene un cierre perfecto. Este libro tiene un espíritu de cine americano con palomitas.
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