Hace veinte años, Pablo Puyol (46) y sus compañeros de Un paso adelante se convirtieron en uno de los fenómenos fans más importantes de la televisión española. También, gracias al grupo Upa Dance.
De aquellos tiempos el actor recuerda que "como no existían plataformas el fenómeno fan era mucho más bestia, tenías que esperar una semana a que emitieran otro capítulo, te daba tiempo a comentarlo…". Hoy, todo es diferente. "Ahora haces una serie española y se ve en el mundo entero, como La casa de papel o Élite. Pero también todo es mucho más pasajero. De pronto eres una estrella y como no hagas rápidamente otra cosa, pasas a un segundo plano", asegura a EL ESPAÑOL el actor malagueño, quien actualmente cuenta con una agetreada agenda.
A día de hoy, el intérprete está de gira con una obra y presenta otra en Madrid llamada Like, una comedia musical que pone de relieve el ligoteo en aplicaciones de citas y cómo enamorarse. Sobre este tema, el intérprete comenta: "Siempre he sido muy tímido y cuando me acercaba a una chica solía decir lo que no debía. Ligar se me ha dado fatal". Pablo ha acudido a Barcelona al estreno de Company, el nuevo musical de Antonio Banderas (61) con quien ya trabajó en A Chorus Line.
¿Qué tal es Antonio como jefe?
Es un tío tal y como se ve. Pura pasión por lo que hace, era el primero que llegaba y el último que se iba. No sé de dónde saca esa energía. Siente devoción por su trabajo y es muy feliz de estar en su ciudad para producir desde allí espectáculos para el resto del mundo. Eso le hace tirar para adelante con lo que sea. Es un jabato. En el teatro Solo estuvo cinco meses seguidos sin faltar un día.
Recordando el pasado, en breve estrena película con su compañero de Un paso adelante Miguel Ángel Muñoz.
Sí. Es una comedia romántica, llamada En otro lugar, que rodamos en Cantabria. Se estrena el próximo 26 de mayo. Lo pasamos muy bien.
También vuelve Upa Dance, pero…
Yo no estoy (hace un amago divertido de llorar). No me han llamado. Supongo que tendrían sus razones. Me hubiera gustado participar porque era un proyecto bonito. Cuando lo hicimos no se había vivido en España algo así en mucho tiempo. Fue un movimiento brutal. Pero no pasa nada. Afortunadamente hay muchísimo trabajo y les deseo toda la suerte mundo.
¿Sigue en contacto con sus excompañeros?
Sí, sí, hablamos casi todos los días. Tenemos un chat en el que nos vamos contando las cosas. Sí, lo confirmo, hay chat de Upa Dance (carcajadas).
Hablaba antes de cómo ha cambiado el fenómeno fan y, con ello, aparece la fragilidad de la fama. ¿Cómo se mentalizas ante semejante presión?
No sé cómo lo tengo que vivir porque estoy tranquilamente dentro de lo que es España. La verdad es que si le hablas a Úrsula Corberó (32), que lo ha petado en todo el mundo y a quien hasta Madonna le dice si quiere currar, pues para ella habrá sido un bombazo. Ahora hay picos que son más pronunciados porque antes era una curva ascendente de forma progresiva y ahora en dos días te posiciona. Pero si pasan dos semanas y no estás en una serie de éxito parece que no trabajas.
Como actor de musicales, ¿qué opina de Chanel?
No hay que decirle nada porque lo hace estupendamente, se ha de olvidar de todas las polémicas y tonterías que se han dicho en general y que disfrute de su momento. A ver si subimos el ranking y que la experiencia le sirva para aprender.
¿Dónde le veremos próximamente?
Estoy en Servir y proteger en TVE y grabamos True Story en Amazon.
Este último va sobre anécdotas de famosos, ¿no?
Sí. Son anécdotas y vivencias raras o especiales que le han pasado a personas conocidas y luego hay grupo de actores, entre los que me encuentro, que hacemos una ficción de esa historia en clave de comedia. Es muy divertido. Yo voy a hacer de Pepe Reina. Lo que le pasó fue divertido y chungo porque le robaron en casa mientras estaba jugando un partido.
¿Te ha pasado algo surrealista o extraño en tu vida?
Hace años estábamos en un centro comercial de Sabadell (Barcelona), en una firma discos de Upa Dance y estuve a punto de morir por una bufanda. En el momento de salir una chica cogió la bufanda por el lado que no debía, empezó a tirar y, junto a ella, otras 14 más. Me estaban asfixiando. El armario empotrado que teníamos como guardaespaldas me decía que no me parase y yo sin poder hablar ni casi respirar le intentaba decir que me estaba muriendo (risas). ¡Qué forma más ridícula y absurda de morir!.
Bueno, si le sirve de consuelo, Isadora Duncan falleció de forma parecida.
¡Ah, sí!. A ella le ocurrió con un foulard.
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