El fallecimiento de Jesús Mariñas a los 79 años a causa de un cáncer de vejiga ha puesto sobre el tapete la importancia del amor de pareja. Elio Esteba Valderrama Prescott (55), fotoperiodista nacido en la Parroquia de Santa Rosalía en Venezuela, ha sido el hombre que ha estado a su lado en los mejores y los peores momentos desde que el azar se cruzara en su camino.
A Mariñas le encantaba la calle. Siempre estaba presente en todos los saraos. Era un observador nato. En uno de sus frecuentes paseos por la Gran Vía madrileña junto a su otro gran amor, Isidro, se topó por casualidad con un amigo que iba acompañado por un atractivo joven musculado sudamericano. Aquel primer cruce de miradas y tras saludarse apropiadamente supusieron un pasaje directo hacia la eternidad.
Jesús y Elio empezaron a verse con asiduidad, comían y cenaban en el que fue su restaurante favorito, Casa Lucio, acudían al teatro, iba a estrenos cinematográficos y poco a poco, aquel venezolano de buen ver caló bien hondo en la vida del periodista del corazón.
Aquella Gran Vía que fue el otro gran amor de Mariñas se convertiría en el hogar más estable de la pareja, ya que Jesús compró a tocateja con el dinero ganado en Tómbola un espléndido piso de 242 metros cuadrados ubicado en un inmueble construido en 1932 con unas asombrosas vistas a la Plaza de España. En aquel noveno piso, rodeado por cuadros de La Chunga y Lola Flores, con muebles eclécticos y dispares, cientos de libros dispersos por todas las áreas, innumerables cedés (especialmente ópera ya que era íntimo de Montserrat Caballé), el matrimonio residió diecisiete años hasta que lo vendieron por 1.2 millones de euros en 2018.
Los últimos años de sus vidas lo pasaron en un piso más pequeño de dos habitaciones y dos baños al lado de la Plaza de Santo Domingo en el barrio de Palacio de la capital madrileña. La pareja de comunicadores nunca ocultó su historia de amor, pero tampoco hizo alarde público de su relación. Verlos en persona era un cromo. Mientras Mariñas husmeada por todos los rincones donde se celebraban los saraos con su inseparable camarita para captar aquellos pequeños detalles de las celebridades que el resto de los profesionales solían pasar por alto, Elio estaba en los photocalls inmortalizando a los famosos. Algunos de ellos, íntimos amigos, como Tamara Falcó (40) o Sara Montiel.
Los dos sentían auténtica devoción por los viajes y por los caprichos caros relacionados con la moda. Pasar el fin de año en Nueva York era uno de sus vicios, visitar las islas caribeñas en busca de paz y anonimato era un lujo que se permitían asiduamente, si visitaban Londres no se perdían los musicales, en París se quedaban extasiados con los desfiles de alta costura y en Italia se escabullían de algunos saraos para comprar en los outlets de Valentino, Armani, Versace o Prada.
Eran muy hábiles. Sabían cómo y cuándo encontrar auténticos chollos. Compraban tanto que en más de una ocasión ni sabían que tenían tal o cual pieza. Como así ocurrió durante la mudanza cuando descubrieron que tenían varios bolsos de Prada sin estrenar. Siempre les quedó pendiente ir a Australia.
Aunque se casaron por lo civil ante un notario el 18 de julio de 2016 "porque sentía que se lo debía a Elio", confesaría en exclusiva a la revista Diez Minutos, ambos ya se sentían unidos formalmente. En aquel día tan especial fueron testigos dos íntimas amigas, Ana Parrilla y Ana Tarazaga, que también han acompañado al matrimonio durante el duro trance que ha supuesto la batalla contra el cáncer.
Elio y Jesús eran una pareja moderna. Sin ataduras. Si alguien les hacía tilín había un tonteo y algo más, pero siempre se mantuvieron fieles a sus principios. Se tenían el uno al otro. De hecho, Elio aceptó sin problemas que Jesús aún tuviera una bonita relación de amistad con su otra gran pareja, Isidro, a quien había conocido en 1965. En esa ocasión, este era doce años mayor que el tertuliano de ¿Dónde estás corazón? o Lazos de sangre.
Cada vez que le invitaban a Barcelona a eventos de larga duración como la pasarela Gaudí siempre tenía un hueco para visitar a su ex, que vivía en una residencia de ancianos en Sitges, la ciudad costera en la que había vivido el ambiente homosexual en toda su efervescencia. A veces, cuando volvía a la ciudad condal, se le veía mala cara: "He ido a ver a Isidro y no me he quedado muy contento, algo pasa, se va haciendo mayor", solía comentar a quien escribe estas líneas. Siempre habló con mucho afecto de él. No en vano, estuvieron dieciséis años juntos. El hombre falleció hace un tiempo.
Después de 32 años vividos junto a uno de los periodistas de la prensa rosa más veteranos y notables de este país, Elio tendrá que ir afrontando la pérdida de su pareja poco a poco. Para ello cuenta con importantes pilares en compañeros como Rosa Villacastín (74), Paloma Barrientos, Víctor Sandoval (55) o María Teresa Campos (80).
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