Cuando se dice que participar en un programa de Mediaset es una actividad de alto riesgo, normalmente, es una frase más relacionada con los rumores y los comentarios a los que puede estar expuesto un protagonista. Sin embargo, Chelo García-Cortés (70 años) ha hecho que esa frase cobre un sentido literal en los últimos días.
La veterana periodista ha tenido que pasar por el quirófano a causa de una caída sufrida en una pasarela de la Sálvame Fashion Week. El diagnóstico dejó poco lugar a las dudas: una fractura de radio que la ha obligado a ser intervenida, además, lógicamente, de tener el brazo en cabestrillo.
A pesar de ello, no es este desgraciado infortunio el que nos lleva hoy a hablar de Chelo García-Cortés, sino otro aspecto relacionado con la salud, en este caso en el plano mental. La gallega decidió mirar a sus temores de frente en un nuevo espacio que emite Cuatro, Los miedos de, y por el que ya han pasado el torero Víctor Janeiro (43) o la también presentadora Elsa Anka (56).
Para hacer frente a este desafío, Chelo García-Cortés fue acompañada por una buena amiga personal, Sofía Cristo (38), quien poco pudo hacer para calmarla cuando la colaboradora tuvo que descender a un pozo. El ataque de ansiedad que sufrió Chelo García-Cortés ya puso sobre la pista a la audiencia de lo que se iba a conocer después: padece claustrofobia.
Origen familiar
Después de la tensión inicial, la periodista no tuvo reparos en contar una experiencia muy íntima. "He sentido ansiedad, me faltaba la respiración. No estoy orgullosa de lo que he hecho, porque me ha podido el miedo", argumentaba antes de explicar el origen de esa claustrofobia. Cuando su padre estuvo en prisión, le hablaba de una celda muy pequeña, lo que fue generando una imagen mental asfixiante hasta convertirse en un trauma.
Esa relación tan cercana con su padre también propició que su claustrofobia creciera por otra razón: "Él tenía una obsesión terrible con que se le enterrara y estuviera vivo. Esto me produjo terror a meterme en los espacios pequeños".
Como se pudo comprobar en la experiencia de nuestra protagonista en Los miedos de, la claustrofobia es un tipo de trastorno de ansiedad caracterizado por el miedo a los espacios de escasas dimensiones o cerrados, siendo los más habituales los ascensores, los túneles, habitaciones con escasa iluminación e, incluso, vehículos con las ventanillas totalmente cerradas.
Los especialistas de la salud mental inciden en la necesidad de conocer las causas de fobia específica y la sintomatología que presenta el paciente, ya que, en algunas ocasiones, se puede confundir con otros trastornos. Los síntomas más comunes suelen ser sensación de opresión en el pecho, respiración acelerado, palpitaciones, sudores fríos o náuseas.
Por lo general, la claustrofobia se desencadena cuando la mente de la persona afectada rememora un episodio traumático que, en cierto modo, se asemeja a la situación que está viviendo en ese determinado momento. Ese es uno de los aspectos básicos a la hora de establecer un tratamiento, así como identificar el grado del trastorno, toda vez que podría bastar con un cambio positivo en su conducta.
Cuando el miedo se manifiesta de una manera tan fuerte que impide al paciente desarrollar su vida con normalidad, se puede optar por el tratamiento farmacológico, pero lo más habitual es abordarlo desde el tratamiento psicológico, con técnicas tales como la reestructuración cognitiva, el contracondicionamiento o la inundación.
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