Casi 20 años han pasado desde que Hugo Salazar (44 años) llegase a nuestras vidas, y todavía de su carácter se desprende la dulzura, la sensibilidad, el sentido del humor y el arte de aquel chaval que conquistó a todos al pisar con fuerza el magno escenario de la segunda edición de Operación Triunfo.
No reniega el sevillano de sus raíces televisivas. Al revés, las abraza, las celebra y habla del talent show como el proyecto que le dio todo: en lo laboral y en lo personal. Ahora Hugo Salazar regresa a la música tras dos años de silencio y lo hace con Te odio, amor. Con motivo del lanzamiento de su nuevo trabajo, EL ESPAÑOL se reúne con el cantante y con él aborda temas como música, paternidad, televisión o política.
Hablemos de Te odio, amor. Qué contradicción de título, ¿no?
Sí. Verás, cuando nació esta canción y me senté con un papel en blanco delante y con la guitarra para componerla, me centré en intentar decir lo que muchas veces nos pasa a las personas: que queremos decir una cosa y al final decimos otra. Así somos los seres humanos. Y así salió esta canción. Yo siempre escribo en primera persona. Yo hago muy pocas canciones que hable de otra gente. Yo hablo de cosas que siento y que me han pasado a mí.
¿Es autobiográfica?
¡Claro! Totalmente. Lo digo muchas veces: el amor es muy idílico cuando somos muy jóvenes, pero las relaciones sentimentales, con la edad, se vuelven más reales. Ya no más complejas, sino más reales. Oye, no siempre tiene que ser todo color de rosa. Uno tiene que ceder en las relaciones. Compartir es también ceder. No se puede llevar la razón en todo. Y en ese tira y afloja, pues a veces te quiero mucho, pero a veces te mataría. Siempre desde un sentido figurado.
¿Poético?
Exacto. Ahora que dices "poético", hay una figura literaria que habla de esa ambivalencia, se llama oxímoron. En poesía: el fuego que hiela...
El silencio atronador...
¡La música callada! Pues este Te odio, amor es un oxímoron. Realmente estoy diciendo te quiero, lo que pasa es que a veces, por más que amamos a una persona también la llegamos a odiar un poco. Insisto, siempre desde un sentido figurado y metafórico.
¿Usted cree en el amor para toda la vida?
Sigo creyendo que sí, pero esto es como los contratos, con alguna salvedad. En este caso, intentar preservar el amor.
¿Y eso cómo lo hacemos?
Eso es complicado. Tú vives en la misma sociedad que yo y ves lo mismo que yo: las parejas se separan, no se aguantan... Se trata de no tirar la toalla a la mínima y llegar a un punto de equilibrio en el que tú cedes. Se respetan tus condiciones, ahora que hablamos en términos contractuales, pero tienes que ceder un poquito.
Ha estado dos años y medio sin estrenar música, su gran pasión, pero ¿qué ha estado haciendo profesionalmente en este tiempo?
La prueba más notoria de que no he hecho música en todo este tiempo es que yo tenía grabado un single con Merche antes de la tercera ola de la pandemia y lo he tenido que meter en un cajón. Cuando he considerado que esto del virus se ha ido del todo, Merche ya tiene un trabajo discográfico y ahora es ella quien no puede sacar un single. Lo tenemos ahí guardado. Cuando nos venga bien lo sacaremos. Lo eché pa'atrás. Justo antes de grabar el vídeo pensé que no era el mejor momento y a las pruebas me remito: nos topamos de bruces con la tercera ola.
¿Entonces a qué ha dedicado todas sus energías laborales en este tiempo?
Componer muchas canciones, que es mi hobbie, coger una guitarra y un piano. Este Te odio, amor ha salido de una lista de canciones que yo tenía consensuada con mi discográfica y con el productor. También he trabajado en mi consulta de nutrición en Synergy Clinic, que es la clínica donde paso consulta, un centro multifuncional donde tengo una pequeña participación. Soy el encargado de la nutrición.
¿Y la gente no se sorprende de que sea usted quien los asesora?
¡Imagínate! Aunque, bueno, uno se mete en las redes sociales de Synergy Clinic y me ves a mí con la bata blanca. Pero, imagínate, hay gente que lleva la prudencia a rajatabla y no te dice nada y luego al final te dice '¿te puedo hacer una pregunta?' y gente que te lo dice en el momento.
¿Y toda esa gente que le dice 'yo te voté'?
No, no... ¡La gente me dice que les debo dinero porque se gastaron mucho votándome! (risas)
¡Pues no fue suficiente!
Bueno, yo suelo ver el vaso medio lleno en ese sentido. Te juro que si me traslado a hace 20 años, al entrar en esa academia tan grande -la de Operación Triunfo- rezaba para que no me echaran el primero y no se descojonaran de mí mis amigos. Al final fui finalista, así que ese dinero estuvo bien invertido y les estaré eternamente agradecido. Yo no sé qué cara poner cuando me dicen que les debo dinero porque me votaron en OT. ¡No sé qué decirles! (risas)
¿Nunca se avergonzó del título de Triunfito?
¡Nunca! Las personas no podemos cambiar el pasado y no es que yo esté orgulloso es que las acciones y los actos del pasado nos hacen ser lo que somos hoy en día. Yo soy quien soy por mi pasado en todos los ámbitos: sentimental, laboral y concursal de OT, también. Estoy muy orgulloso y siempre lo digo. Cuando hablo de Operación Triunfo se me llena la boca. Yo estoy y estaré agradecido a toda la gente que creyó en mí cuando yo era el primero que no creía en mí. Cuando yo no creía en mí, ellos lo hicieron. ¿Cómo voy a ser desagradecido con esas personas?
La experiencia de Rosa López parece que no fue tan idílica por lo que ella ha contado. Ganó la primera edición y desveló hace poco que se sintió un juguete roto, utilizada por el sistema e incluso estafada económicamente.
Yo no te puedo hablar de la experiencia de Rosa. La conozco, sé cómo es y me parece una niña estupenda, pero yo te puedo hablar de mí. Mi experiencia dista mucho de la de Rosa. A mí también me quisieron estafar, por supuesto. Pero también está la virtud de la persona -que, ojo, yo no digo que Rosa no la tenga- de coger las riendas de tu carrera. Con la experiencia, con los años y mi personalidad, yo intenté coger mis riendas y no que las cogiera otra persona. Le doy la razón a Rosa en que al principio todo era nuevo para nosotros y nos teníamos que dejar asesorar. Yo no podía ser más papista que el papa en un mundo que yo desconocía. Lo que me quedaba era confiar. En mi primer disco me dijeron lo que tenía que grabar. En el segundo ya dije que grababa lo que yo quería y empecé a componer mis canciones y grabé mis canciones.
Rosa López también dijo que incluso en Eurovisión sintió haber decepcionado a todo un país por no haber ganado. ¿Tanta era la presión?
Permíteme que discrepe de Rosa. Ella ha tenido encandilado a todo un país durante muchísimos años. A mí también. Y más cuando la he conocido, es una pedazo de tía, una fenómena. Yo no estoy de acuerdo en que ella haya defraudado a España. Yo no me siento así. Me sentí superorgulloso de que una niña de un pueblo de Granada lograse ese éxito. El éxito de OT no es ver a una persona con una destreza descomunal cantando o bailando, el éxito es ver a una persona que no tiene ninguna experiencia y que, con los años y el tiempo, aprende. Y el trampolín es OT. ¿Cómo coño voy a renegar yo de OT si es el mejor trampolín de la historia de la música? Para mí lo es y lo será.
Usted fue finalista de OT2 con compañeros como Manuel Carrasco y Ainhoa Cantalapiedra, que acaba de ser expulsada de Supervivientes. ¿Se ve usted en un reality?
¡Por supuesto! Yo creo que está al caer... ¿Dónde te gustaría verme? Dime la verdad.
Sería curioso verlo cocinando, ¿no?
¡Ay, yo también quiero eso, amigo mío! Que ese Jordi Cruz, con ese talante que tiene, empiece a decirme cositas, a ver cómo reacciono yo...
Música, nutrición, televisión, redes sociales... ¿Qué más proyectos tiene y qué le apetecería hacer? Sueñe en voz alta.
Aunque suene a tópico: hacer conciertos. Ya hemos hecho fotos y vídeos, ahora quiero hacer conciertos con mis canciones. De aquí a otoño sacaré otro single, más pronto que tarde. Y lo que tú me comentas, ojalá saliera un proyecto televisivo donde crean que encajo. Yo estaría encantado.
Hablando de Eurovisión, ¿usted se presentaría al Benidorm Fest 2023?
¡Uy! Yo creo que no encajo mucho ahí, ¿no? Bueno, si me dejan defender mis canciones... Esto es como todo. ¿Tú irías a cantar a un pueblo y que te escucharan 50 personas? Si defiendo mis canciones, lo mismo sería en un sitio de 5.000, de 20.000 o de 50 personas.
Sea quien sea la persona elegida, será un trago difícil después del listón tan alto que ha dejado Chanel, ¿no?
Eso es como en el fútbol. Como el Villareal, que ha llegado a la semifinal de la Champions: lo que haga el año que viene va a ser poco porque sobrepasar ese límite ya es complicado. El que se presente el año que viene a Eurovisión, lo mismo.
¿Ha podido seguir a Chanel?
Poco. La he visto en redes sociales, en los informativos y, por supuesto, el día de Eurovisión. Me gustó mucho. Cantó muy bien y lo hizo muy bien.
El 19 de junio hay elecciones en Andalucía. ¿Usted es de esos artistas que se posiciona políticamente o prefiere no entrar porque cree que es un tema espinoso?
Es un tema espinoso para mí. Uno no sabe por dónde decantarse. Lo que tiene uno no lo tiene el otro y al revés. No sé si decirte que son todos igual de buenos o de malo. Nunca me he pronunciado, pero, evidentemente, lo que se decida por la mayoría de los andaluces, que sea lo mejor para Andalucía. Y a nivel cultural, que es lo que me toca de lleno, si se apoya, estaré encantado.
¿Qué necesita Andalucía en estos momentos?
Honestidad.
¿Ve adecuada como candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía a una mujer como Macarena Olona, de Vox, que no es andaluza y que arrastra tanta controversia?
Si le hace bien a Andalucía, me da igual, por supuesto que sí. Toda persona que le haga bien a Andalucía será bienvenido o bienvenida. Sea mujer, sea hombre, sea hetero, sea homosexual, sea negro, sea blanco... Me da igual. Siempre he pasado de los estereotipos, me gusta el alma de las personas. Si esta mujer [Macarena Olona] tiene el alma de ayudar realmente a Andalucía y lo hace, yo seré el primero que la aplauda.
Para concluir, Hugo, su vida cambió hace siete años con la llegada de su primera y única hija, Julieta. ¿Cómo es usted como padre?
Yo soy el poli bueno y su madre es el poli malo. El referente de mi hija es su madre, entiendo que también su padre, pero sobre todo su madre. Por mi trabajo, la persona que está siempre con mi hija es su madre, Almudena. Como padre, seguramente tendré muchos defectos, que los intento pulir día a día, pero me considero un padre divertido... ¿Te puedo poner en un aprieto? ¿Tienes un minuto?
[Hugo interpela a su pareja, Almudena Ferri, que responde amablemente a la pregunta de cómo es él como padre]
¿Que cómo es Hugo como padre? Él es el poli bueno. Él es un padre de los que, literalmente, se tiran al suelo a jugar con su hija. Está permanentemente inventando historias. A los dos les encantan los Playmobil y, Julieta, cada dos por tres, le pide jugar a los Playmobil. En ese sentido han dado con la horma de su zapato. A los dos les encanta la historia, entonces un día cuentan una historia de romanos o de egipcios. ¡Están todo el día jugando! Hugo lo hace muy bien. Yo estoy en casa más con ella, pero cuando llega a casa, es todo el tiempo con Julieta: los deberes los hacen juntos, juegan juntos. Si la niña tiene que ir disfrazada al colegio porque han terminado de estudiar la época romana, el padre la lleva disfrazada y él también se pone el casco romano para llevarla. Como él es el artista de la familia, me consta que los vídeos que Julieta tiene que hacer para el cole son los que más esperan. El padre y ella hacen unos vídeos divertidísimos. Son dos niños. ¿Qué te voy a contar?
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