Este jueves 16 de junio de 2022, Rocío Crusset (28 años), la hija de Carlos Herrera (64) y Mariló Montero (56), ha amanecido especialmente nerviosa. No es para menos; ha sido un día muy importante en su carrera como flamante empresaria. Y ella, fiel hija de su madre, perfeccionista a rabiar, quería que todo estuviese perfecto.
En la segunda planta del fabuloso y prestigioso restaurante Commodore de Madrid, ubicado en la plaza de la República Argentina, ha tenido lugar la presentación oficial de su primera y selecta colección de joyas, bajo el nombre de Crusset.
Ataviada con un conjunto de dos piezas en tono beige, Rocío Crusset ha atendido a EL ESPAÑOL tras el desayuno que se ha dispuesto para los medios de comunicación. La joven, siempre pendiente del bienestar de toda la prensa acreditada, ha encontrado un espacio íntimo donde conversar con este periódico.
Crusset vive un momento pleno y excelso a sus 28 años. Acaba de estrenarse como empresaria con su línea de joyas, triunfa como modelo allende los mares y está muy enamorada de su pareja actual, Maggio Cipriani (30), heredero de un imperio hotelero, con el que lleva cuatro años de discreta relación. Rocío se sincera sobre el amor, su futuro personal y profesional y sus deseos de ser madre.
Por fin presenta su colección. Ha asegurado antes que ha sido como un parto para usted.
Ya he dado a luz. Esta idea surge porque yo siempre me he considerado muy creativa y el complemento que me ha gustado siempre mucho es la joya, porque creo que es el que más favorece a la mujer. Me apetecía crear algo personal. Quería buscar joyas que tuviesen muchísima personalidad, pero no encontraba nada que tuviese un precio un poquito accesible. Encontraba cosas por precios muy caros. Quería crear algo muy visual, muy potente. Que encontrara un equilibrio entre la sutileza, la fuerza y que, sobre todo, fuese clásico y contemporáneo y moderno.
Algo muy suyo, que atesorara sus valores...
Inclusivo, diverso... Entonces, con todas las ganas que tenía de todas las cositas e ideas en mi cabeza empecé con el proyecto, que se tuvo que parar por la Covid-19. Pero luego lo retomé en cuanto pude. Estoy muy contenta.
Se trata de una colección selecta. ¿De cuántas piezas estamos hablando?
En total son 20. Son seis anillos -hay uno que te lo puedes poner doble y lo cuento como un par, pero se puede vender suelto-, tres collares, dos pulseras y nueve pendientes. Quería hacerlo muy exclusivo, muy petite. No quería hacer algo demasiado grande, no me apetecía dar tanta información. Me apetecía que fuese un poquito más conciso y selecto, pero que cada pieza tuviese fuerza. Cada pieza tiene su toque de personalidad.
Pretende ir probando y, en el futuro, ya lanzará más, ¿no?
No dudes en que ampliaré. Si puedo, lo haré. Mi objetivo es crear una marca sólida, que sea una marca completa. Pero siempre espero poder mantenerme en la idea de exclusivo y producir poquito. Aunque sea un poco más caro, no me apetece tirar nada ni producir muchísimo.
¿A qué precios se venden las joyas?
La más cara, 750 euros; y la más barata, 100. Porque lo que es la producción y el diseño es un valor añadido, evidentemente. Producir los diseños no es tan sencillo. En el taller muchas veces me quieren matar, ¡me odian en el taller! Yo siempre les digo 'si me odiáis es porque lo estoy haciendo bien'. Feliz y orgullosa con el resultado.
Las joyas están teniendo muy buena acogida, también en su familia. Son su gran apoyo.
Sí, son pilares fundamentales y me están ayudando mucho. Tanto aconsejándome, como intentando impulsar la empresa, que al final es suya también. Si es mía, es suya. Todo es de todos en la familia. Me he sentido muy orgullosa porque es un trabajo que llevo haciendo dos años y muchos días he dicho 'no me gusta nada de lo que estoy haciendo'. O '¿qué van a pensar?', '¿qué pasa si es un desastre?', '¿y si nadie me compra?'.
Esa inseguridad es natural...
Esa inseguridad te entra, pero en el fondo decía, me decía, 'a mí me encanta lo que estoy haciendo'. Sé, confío en lo que estoy haciendo. Si no gusta, bueno, ya gustará en algún país a alguien. A alguien tenía que gustarle, y quería agarrarme a ese alguien e intentar tirar por ahí, estudiar el mercado...
Pero, ¡tuve una acogida tan buena! Lanzamos hace un mes y a la segunda semana ya habíamos vendido todo de un par de pendientes. Y ahora tenemos tres pares agotados. Acabamos de reponer. Los colgantes también se están vendiendo muy bien. A mí lo que más me importaba era que gustase, que dijeran que qué bonita la campaña, los colores, la web... Está muy pensado todo.
Su madre le habrá dado muchos consejos.
Bueno, todo esto lo montó ella anoche, hasta las once de la noche estuvimos aquí. Me ayuda muchísimo en todo, es muy perfeccionista. Me aconseja mucho. Ella me dice que de moda y esas cosas no tiene ni idea, pero que en lo que pueda ayudar ahí está. Me dice que el amor de madre no le permite tener ninguna vergüenza. Cualquier día que la necesito, siempre está.
Acaba de graduarse en Nueva York. ¿Se plantea volver o ya se queda aquí?
Va a ser un poco fifty fifty. Allí acabé comprándome un piso, porque quería instalarme allí por tener una base. Aunque vaya yendo y viniendo. Es que alquilar un piso allí es como comprarse una casa, es horrible. No sabes la de papeles que te piden. No te imaginas. Me lo podía permitir porque llevo muchos años trabajando y quería invertir. Esa seguridad de tener un techo. Tengo mi base allí y nadie me puede echar.
Allí tiene a su pareja. ¿Cómo están?
Súper contentos. Llevamos ya cuatro años. ¡Cómo pasa el tiempo! Lo miro y le digo 'madre mía, cuánto tiempo ya'.
Hace unos días, en la radio, su padre expresó su deseo de ser abuelo. ¿Se lo plantea?
Mi padre está deseando ser abuelo. Ve un bebé y me mira. Es una presión, aunque yo hago lo que me da la gana. Está deseándolo. Lo que pasa es que ahora tengo tantas cosas... y un bebé me limitaría mucho. Hay muchas cosas que quiero hacer antes de eso. Hay mucha gente que por aburrimiento... Me parece el mayor error del mundo. Amigas mías me dicen 'quiero tener un bebé ya, porque nunca voy a estar aburrida'. Pero ese no es un motivo para tener un bebé.
Que sea un acto de amor...
Si lo tienes es porque quieres darle una vida a ese bebé. Yo no me veo ahí todavía. Si viene, viene. Si no, no pasa nada. No me apetece todavía.
¿Han pensado en boda?
Nos casaremos, por supuesto, porque, además, nos apetece a los dos formalizarlo, pero no sabemos... Nos apetece mucho lo de casarnos por lo civil e irnos a cenar con nuestros padres. Me apetece eso, pero, de repente, también me sale el ramalazo y digo, 'con lo que me gusta a mí una fiesta, qué divertido'. Mi novio no es tan así, él es más 'uff, me da pereza'. Y le digo, 'si la protagonista soy yo, vosotros no importáis en las bodas'. ¡Sois un complemento!
No somos nada convencionales. No me apetece lo de la pedida y demás. El tema de arrodillarse delante de gente... ¡con eso me muero de la vergüenza! Le digo a mi novio 'tú, en una cena hablamos y decidimos si casarnos o no'.
¿Qué proyectos tiene como modelo?
Van a salir cosas muy guays. Ahora mismo, por ejemplo, acaba de salir un beauty, que todavía no lo han anunciado, de Laura Mercier. Y la de Bobbi Brown. Además es que tuve el súper placer de trabajar con Richard Burbridge, que es uno de mis fotógrafos favoritos. Me lo pasé bomba con él porque está súper loco de la cabeza, muy bestia. Pero a mí me encanta, me lo pasé muy bien. Eso lo hice hace un año y acaba de salir ahora. Hay tres proyectos que no sé si van a salir el próximo año. Hay cositas cocinándose.
¿Cómo está su madre?
Muy bien, está mejor que nunca. La veo muy feliz, muy contenta. Ella siempre está contenta, porque es una fiera. Se ha vuelto a Madrid, que ha estado un tiempo viviendo en Sevilla. Aquí ella se siente en su casa, mucho más libre para hacer las cosas que le apetecen. Está con miles de proyectos. Tampoco le apetece centrarse sólo en uno porque se divierte. Es, de alguna manera, autónoma, un poco freelance. Va cogiendo trabajitos por aquí y por allá.
Se la echa de menos en televisión.
Ay, qué bien. Me encanta que me digas eso. Esa etapa fue muy bonita, pero sabes que las televisiones públicas a veces son muy duras y ella estaba un poco cansada de no tener un respaldo.