Hace diez meses, Valerio Pino (40 años) concedía la entrevista más descarnada de su vida. Para desahogarse como nunca antes, para hablar de la depresión que le diagnosticaron tras la inesperada muerte de su padre y de su perrita, Ágatha, a la que quería como a una hija, el modelo italiano eligió EL ESPAÑOL.
Sus durísimas declaraciones a este medio provocaron que otros, como el programa Sálvame, de Telecinco, contasen con él para conocer de primera mano su testimonio. Ahora, el que fuera profesor de Supermodelo se encuentra mejor, con más fuerza y algo más recuperado.
No obstante, tras paliar con sus problemas de salud mental, nuevos baches se han reproducido en su camino. Pino no tiene trabajo, la Covid provocó que tuviera que cerrar su academia de danza y su expareja, Óscar, a quien agasajaba con carísimos regalos y viajes, le ha "costado", como él mismo apunta, unos 100.000 euros. Así las cosas, este diario se ha puesto en contacto con el maniquí y con él ha hablado sobre su precaria situación económica, sobre sus ilusiones de futuro y sobre el amor.
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Valerio, ¿cómo esta? Hace casi un año que hablamos, pero estos meses han sido clave: el momento en el que ha cumplido 40 años.
Me he recuperado. Después de la entrevista que hice en EL ESPAÑOL y mi aparición en Sálvame, que me llamaron al leerla, empecé a mejorar. Estaba muy mal, hecho polvo, hundido. Tanto la entrevista como el programa fueron el comienzo de una terapia. En vez de ir al psicólogo, hice una entrevista. Lo saqué todo y, a partir de ese momento, empecé a trabajar conmigo mismo y a recuperarme. Le tengo que dar las gracias también a una chica catalana que se ofreció desinteresadamente a ayudarme cuando me vio en Sálvame.
¿Ella es psicóloga o coach?
Sí, es coach, se llama Rosa y me ha ayudado muchísimo. Una vez a la semana nos veíamos por FaceTime y hablábamos. Y me recuperé. No fue fácil ni rápido. He necesitado casi un año para recuperarme, pero lo he hecho.
¿Cómo vivió su vuelta a España el verano pasado y su aparición en Sálvame?
Por un lado, contento de volver. Por otro lado, imagínate... empecé a llorar en Telecinco dos horas antes de salir. Cada vez que emitían un cebo, lloraba. No me lo podía creer. No quería salir en esas condiciones. Jamás me había pasado eso en 15 años. Por un lado, me habría gustado irme y dejarlos plantados y no salir llorando, pero necesitaba sacarlo. Al final me alegré.
¿Le acogieron bien?
Sí, sí, me sentí muy arropado, querido, respetado también. Fueron todos muy justos. No se metieron conmigo ni nada por el estilo. Me dieron ánimos, me ayudaron en este momento. Es que yo perdí totalmente el control.
La última vez que hablamos me contó que estaba muy mal por varios motivos, entre ellos, por la muerte de Ágatha, su perra. ¿Qué le diría a toda la gente que no entiende el dolor que se puede llegar a sentir por la pérdida de una mascota?
Se convierten en hijos. Para mí, era una hija, como si la hubiera parido. Dormíamos juntos, viajamos por muchos países. Es como si a una persona que tiene hijos se le muere un hijo. Los animales son considerados hijos humanos. Yo todavía me pongo su collar de pulsera. Duermo con su collar o con su abrigo en la cama. Es un dolor horrible, muy profundo. Nunca se me quitará del todo.
Como que tiene que aprender a convivir con ese dolor.
Exactamente, pero sólo quien lo vive lo entiende. Fueron 14 años... es mucho tiempo.
¿Hay algún avance en relación a su lucha por demostrar quién era su padre biológico? ¿Ha pedido una prueba de paternidad en los juzgados o ha hablado con su hermano?
No, he apartado un poco el tema porque yo necesitaba también recuperar mis fuerzas, mi persona, mi estado de ánimo, todo. No he podido ponerme con ello. Tampoco quiero tener mala relación con mi familia, con mi madre o mi hermano, así que he dejado un poco de lado ese tema. Espero que con el tiempo mi madre o mi hermano recapaciten y me digan la verdad, por fin.
Quiero que viaje 15 años atrás. ¿Echa de menos esos tiempos de fiestas exclusivas, de gente famosa a su alrededor, de noches infinitas en los mejores locales de Madrid?
Esos momentos siempre se echan de menos porque fueron momentos irrepetibles. Marcaron mi vida. No daba crédito. Yo llegué a España sin ningún enchufe, sin ninguna recomendación, sin ningún compromiso, sin tener que hacer ningún montaje. Quiero decir y que quede claro que no me tuve que relacionar con nadie para triunfar. Lo mío fue meritocrático. No tuve necesidad de hacer eso que ahora llaman "carpeta". En España estáis acostumbrados a que los italianos hagamos "carpeta" con otra gente dentro de los realities pero no fue mi caso.
Llegó, vio y venció.
¡Exactamente! Lo mío fue meritocrático y yo empecé en un programa con el que todavía me identifican: Supermodelo. Después no paré durante varios años. Fui yo quien empezó a rechazar programas porque no paraba, no podía. Durante unos años también hice El programa del verano, de Ana Rosa, pero es que no podía más.
¿Aceptó algún trabajo por el que le pagaran una cifra incedente de dinero?
A mí nunca me pagaron un dineral por mis trabajos. Los míos eran cachés normales. No hablamos de locuras. No llegué a eso, pero es verdad que, por ejemplo, Carlos Latre me imitó en los Premios Ondas, Los Morancos también me imitaron. Yo fui el personaje del año junto a otros personajes famosos españoles superimportantes. Esto no lo olvidas nunca. España me aceptó y me amó desde el primer momento. Siempre digo que soy mitad italiano, mitad español. Yo viví diez años en España y crecí allí.
Se le escucha nostálgico.
La vida ha cambiado, todo ha cambiado y hay que aceptarlo, pero nunca olvidaré esos momentos.
¿Guarda muchos secretos aquel joven Valerio de 25 años que llegó a España y triunfó? ¿Algún hombre famoso con el que haya estado y no lo hayamos sabido?
Yo llegué a Madrid y a los dos días salí a una discoteca y conocí al chico que sería mi novio durante diez años. Fui yo quien le entró, le hablé y esa misma noche nos fuimos juntos. Ese chico trabajaba en un restaurante, era encargado de un VIPS. A mí nunca me ha importado el estatus. Bromeé durante años diciendo que yo era como Belén Esteban, el novio de un camarero (alude al exmatrimonio de la colaboradora con el malogrado Fran Álvarez).
¿Y cómo fueron esos diez años?
Lo dejamos, volvimos, mucho drama, mucha telenovela... Fue una telenovela latina porque encima él es colombiano. Es la historia más importante y larga de mi vida. Yo compré un piso en Madrid y vivíamos juntos. A los cuatro años de empezar lo dejamos, pero teníamos a la perra en común. Entonces no conseguíamos separarnos del todo. Fue muy doloroso, muy duro, fueron momentos de mucho dolor y mucha tensión. Para separarnos del todo y dejarlo completamente tuve que vender mi piso, irme de España y dejarlo todo. No conseguía cerrar ese capítulo. Pasaron muchísimas cosas...
¿Problemas de alcohol y drogas?
De eso, nada. Yo con eso soy muy estricto y a los pocos días de conocernos le dije 'si quieres tener algo que ver conmigo, olvídate de drogas, alcohol y vicios porque si no, te doy una patada en el culo y aquí se termina'. El tío se acojonó y paró y en ese sentido se portó bien. Estábamos muy enamorados, lo que pasa es que yo me excedí con mi generosidad. Es de lo único que me arrepiento porque esto ha provocado que yo esté hoy en una situación económica muy mala. Fui un gilipollas. Es muy feo hablar de dinero, nunca me ha gustado, pero también es importante reconocer los errores, lo que uno ha hecho mal. Y si alguien puede abrir los ojos con mi testimonio y pensarlo dos, tres, cuatro, cinco veces... me alegraría.
¿Cuánto ha podido llegar a gastar en su pareja?
Fueron muchos viajes, muchas transferencias... Él quería ser cantante y, por ejemplo, para que se entienda, sólo unos videoclips suyos me costaron 20.000 euros. Fueron muchos regalos. Hasta llegué a comprarle una casa en Colombia, en su país. Fue una locura. Yo tampoco ganaba millones como para poder hacer eso.
¿Ha llegado a cifrar la cantidad?
Alrededor de 100.000 euros. Si eres millonario, a lo mejor no pasa nada. Pero yo, viéndome ahora, en la situación en la que estoy, sin dinero, y pienso en todo lo que yo hice por él... Es que fui un gilipollas, mi exnovio me ha costado 100.000 euros. Fui un tonto, un estúpido. Demasiado generoso. Tendría que haber sido más responsable.
¿En qué gastaba usted ese dinero para su novio?
Pues en vez de comprarme un reloj, le regalaba una casa o cualquier otra cosa. Fueron muchos regalos...
Me habla de su situación económica precaria, pero ¿tiene trabajo? ¿puede llegar bien a fin de mes?
Es que yo tengo dos abogados que pagar. Tengo dos juicios pendientes en Italia. Primero, por la herencia de mi padre y segundo, por la casa de Roma, que me intentaron estafar. Mi escuela de danza estuvo cerrada dos años por el coronavirus y no tengo trabajo. Mi familia me ayuda un poco, pero... es que si yo me hubiera controlado en el pasado, por ejemplo con mi ex, hoy tendría unos ahorros. Y no los tengo. Cuando estás enamorado no ves nada, no entiendes nada, pierdes la lucidez, te dejas llevar por los sentimientos...
¿Tienen contacto a día de hoy?
No, no nos hablamos.
¿Tiene algún plan que le ilusione en el futuro? ¿Algo laboral, personal?
He creado mi página web, he escrito un programa para la televisión y me gustaría mucho poder realizarlo. Sería un sueño. Quiero probar suerte en el mundo de la interpretación, ser actor. Quiero volver a ser el Valerio de antes. Espero ganar los dos juicios que tengo pendientes en Italia, volver a recuperar mi economía, poder empezar a viajar otra vez, que mi escuela pueda seguir viva porque es importante también... Me encantaría volver a España y volver a trabajar en algún programa y colaborar. Ahora ya con otra madurez y con otra perspectiva, teniendo más cuidado a la hora de conocer a alguien.
¿Y si se vuelve a enamorar de un español a los dos días?
Seguramente ya sería otra cosa, ya no cometería los errores de antes. Además, lo de mi ex fue mi culpa. Yo quise hacerlo, mimarlo, entonces él no tiene la culpa. Él estaba encantado de la vida. Le tocó la lotería conmigo, vivió diez años en el centro de Madrid, en fin... hay que tener cuidado cuando se conoce a alguien. El amor es maravilloso, pero...
También ciega.
También ciega... no hay que perder el Norte.