Desde el pasado domingo 19 de junio de 2022, el nombre de Santi Millán (53 años) no ha cesado de ocupar titulares en los medios de comunicación. Desde que viera la luz la filtración en redes sociales de un vídeo sexual del presentador practicando sexo con otra mujer que no era su esposa, Rosa Olucha, no se habla de otra cosa.
Tal ha sido la expectación mediática y social que ha suscitado esta intromisión inadmisible en la intimidad y privacidad de Millán que su mujer se ha visto obligada a salir al paso en las últimas horas, y poner de manifiesto cómo se ha vivido esta delicada situación de puertas para adentro de su casa.
"Yo estoy bien. Deberías preguntaros cómo está él. Él es el que ha sufrido un ataque a su intimidad, que por cierto es delito. Su intimidad. Suya y de nadie más", subrayó Olucha, dejando patente que "existen muchos tipos de familia. En la nuestra la libertad, el respeto y la tolerancia son los pilares sobre los que hemos construido este proyecto".
Ahora, EL ESPAÑOL ha conocido, en exclusiva, nuevos detalles sobre el estado anímico de Santi Millán y de su relación con su mujer, Rosa. También sobre sus pasos legales y su determinación de mantenerse en silencio. "Está muy tranquilo, pese a todo esto. Esto lo tiene muy descolocado porque no entiende cómo ha podido pasar y quién lo ha hecho", asegura la fuente consultada, próxima al conductor de Got Talent.
"Se está dejando asesorar por sus abogados", se añade. Santi está fuerte y decidido a llegar hasta el final y dar con la persona responsable. Desea que se depuren responsabilidades y, para ello, toca el silencio y la prudencia en estos casos: "No va a hablar de nada más con los medios. Ya dio unas declaraciones y nada más".
En estos momentos, Santi y Rosa sólo tienen una ocupación y preocupación: proteger a sus dos hijos adolescentes, Marc, de dieciséis años, y Ruth, de catorce. "Él sólo tiene una cosa en la cabeza, y es alejar a los peques de todo lo que se está diciendo. Tanto él como Rosa sólo miran eso. Sabes cómo son los colegios y en esas edades", se confía al otro lado del teléfono.
A nivel matrimonial, se hace constar que Santi y Rosa tienen una relación "muy fortalecida y sólida. Se adoran por encima de todo". Como bien sostiene Olucha en sus recientes declaraciones, "hemos caminado muchos kilómetros juntos y muchos más separados. Hemos tropezado mil veces, hemos hablado cuando ha hecho falta, hemos cambiado el ritmo cuando nos hemos cansado. De momento, ni tan mal".
[Primeras palabras de Rosa, mujer de Santi Millán: "Estoy bien, deberíais preguntar cómo está él"]
El pasado mes de enero, Santiago Millán Montes -su nombre real- viajó a Etiopía junto a Jesús Calleja (57) en su programa Planeta Calleja. En aquel enclave, Millán se abrió en canal y confesó varios pasajes de su vida privada: desde la crisis de los 50 hasta cómo conoció a su mujer y cuáles son su suerte de códigos conyugales.
"La relación dura tanto porque no nos vemos. Yo les doy un consejo a las parejas, que es complicado pero importante: hay que mantener tres espacios vitales en el mundo de la pareja. Uno es tu espacio, otro el espacio de tu pareja y otro es el núcleo familiar, que ahí entran tus hijos. Pero hay que preservar esos pequeños espacios de libertad, individuales, de reafirmación como persona. No te puedes anular y convertirte en el padre, la madre o la pareja de", aseguró Santi.
Su máxima de vida es la que sigue: "Si tú estás feliz y estás contento, eso lo vas a transmitir a la gente que está alrededor". En lo que respecta a sus hijos, Millán no tuvo reparo a la hora de hablar del síndrome del nido vacío: "Ahora hay un momento muy divertido de abandono del nido. Yo tengo dos hijos y cuando llegan ocupan prácticamente todo el espacio. Tienes que ir buscando para ir encontrando esos espacios comunes que se pierden. Muchas parejas pecan de eso, de abandonar eso, y al final estás al servicio de los hijos".
En opinión del presentador catalán, esto es un craso error: "Llega un momento en que el hijo te dice 'que ya está, que me voy'. Creo que tiene que ser así, porque la función de un padre tiene que ser hacer independientes a sus hijos cuanto antes. Mis hijos no me han coartado nada porque fue una decisión meditada de lo que suponía. Fue una elección personal. Hay mucha gente que idealiza la paternidad y la maternidad. Nos venden motos".
En esa charla distendida con Jesús Calleja, Santi se sinceró sobre la parte menos agradable del matrimonio y cómo sobreviven a las "crisis graves" que han tenido: "Buen rollo con mi mujer a ratos, como en todas las familias. Tenemos una relación muy buena. Tenemos una relación, sobre todo, de amistad, de familia".
Y remató su reflexión: "Nosotros llevamos 20 años y hemos pasado muchas crisis, crisis graves, pero hay una frase muy bonita: la crisis es una oportunidad. Las crisis las superamos intentando empatizar, ponerte en la posición del otro. Tienes que hacer el ejercicio de pensar que igual el equivocado es uno. Desde ese planteamiento la escucha es más activa. Porque cuando tú escuchas pensando que tú tienes la razón, no escuchas. Estás esperando a que se calle para decirle 'no, porque es tal'. Siempre cuestiónate, porque el concepto de verdad no es absoluto; tú tienes tu verdad y yo tengo la mía".
Las palabras de Santi Millán
A las horas de hacerse público el vídeo de marras, Santi rompió su silencio. Con calma, pero contundente, el catalán optaba por no pronunciarse en exceso. "No pienso hacer ningún comentario. Yo no quiero decir cómo hay que enfocar las cosas, pero la noticia aquí es que se ha cometido un delito", manifestó al periódico ABC.
"Yo no entiendo de leyes y demás, así que no voy a comentar", terminaba diciendo, dejando caer que habría puesto el asunto en manos de la justicia.
La difusión, divulgación, revelación o cesión de un vídeo privado es un delito tipificado en el código penal que conlleva pena de tres meses a un año o multa de seis a doce meses si menoscaba gravemente la intimidad de la persona. Este sería el caso, ya que Millán es un personaje público, lo que añade exposición al caso.
[La contundente respuesta de Santi Millán tras ser víctima de un delito contra su intimidad]