La cocina española tiene grandes nombres tras de sí. José Andrés (52 años), Ferran Adrià (60) o Dabid Muñoz (42) son algunos de los más conocidos, pero tampoco hay que olvidar el de un hombre que se hizo con dos estrellas Michelin y, pese a las grandes adversidades, consiguió reinventarse. Tras triunfar (y fracasar) con varios de sus negocios, en 2017 Sergi Arola (54) decidió cruzar el charco y probar suerte en Chile.
La cocina fue su carta de entrada al país latino, en el que saltó a la parrilla televisiva de la mano de varios concursos culinarios. El primero de ellos fue MasterChef Chile, al que le siguieron otros dos espacios de éxito, El discípulo del chef y Parrilleros Space: Los fuegos se encienden.
El éxito no tardó en llegar a la vida del catalán, que veía cómo por primera vez en años su nombre se relacionaba con su profesión y no con las polémicas que le habían puesto en el foco público de España. Sin embargo, mientras que allí su nombre era sinónimo de triunfo, aquí no dejaba de estar ligado a su gran deuda, que todavía le persigue. Unos problemas económicos que comenzaron en 2013 y que todavía no ha solucionado, pues tal y como desveló Hacienda en su última lista de grandes deudores, Sergi Arola debe más de 985.000 euros al heraldo público.
Pese a esto, Sergi Arola está viviendo un renacer en Chile. Es cierto que continúa pagando la deuda, pero allí ha encontrado todo lo necesario para ser feliz: nuevas oportunidades, proyectos estimulantes y amor.
Sin dejar de lado la televisión, el barcelonés ha vuelto a apostarlo todo a los fogones y su nombre está tras dos conocidos locales. La capital, Santiago, es el lugar en el que ha montado su gran apuesta, Lola by Arola, un bar de tapas en el que reúne algunos de los platos y bebidas más populares de la gastronomía española como, por ejemplo, sangría, agua de Valencia, croquetas, pan tumaca, pulpo a la gallega o tabla de embutidos, entre otros.
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Su otro gran proyecto está un poco más lejos, en México. Desde hace dos años forma parte del elenco del restaurante Orfebre Cocina Artesana, un local ubicado en el hotel JW Marriott Monterrey Valle, en Monterrey, donde ejerce de asesor culinario. Un establecimiento cinco estrellas con una cocina a la altura en la que Arola pone su punto de vista y que le obliga a viajar hasta el país azteca con frecuencia.
"Mi papel en este proyecto es el de director gastronómico, que es coordinar los espacios del hotel, desde los desayunos, hasta banquetes, room service, catering, y por supuesto Orfebre, que es el que nutre o genera las sinergias gastronómicas con el resto de las ofertas gastronómicas de JW Marriott", comentó al poco de conocerse su fichaje. Desde entonces, Sergi no ha dejado de sorprender con sus platos.
Un gran éxito profesional al que tiene que sumar el personal. Antes de estas dos incursiones, en 2019, cuando ya era un rostro conocido en el país americano, el barcelonés ofreció en Santiago de Chile taller de cocina en la escuela Kitchen Club donde, sin saberlo, encontraría al que asegura es el gran amor de su vida. Una de las alumnas, Francisca Laree, enfermera de profesión, terminaría siendo su esposa.
Tras verse obligados a separarse por el coronavirus, pues la pandemia les pilló en países diferentes, volvieron a reencontrarse cuando todo estaba más tranquilo, ya para no volver a separarse y es que el chef se estableció de manera permanente en Chile. En diciembre de 2020 se casaron, oficializando su relación en una discreta ceremonia que compartieron en sus redes sociales.
Desde entonces, el feliz matrimonio no ha dejado de compartir su amor en las redes sociales. Especialmente Sergi Arola, que no puede negar que está viviendo uno de los mejores momentos de su vida.