Cuatro años después de ser reconocida como hija biológica de Leoncio González, marido de Luisa Isabel Álvarez de Toledo, duquesa de Medina Sidonia, Rosario Bermudo (70 años) ha regresado a los titulares al reclamar que se aplique la sentencia de 2018 que la acredita como heredera de una fortuna que puede llegar a los tres millones de euros.
Según anunciaba en un comunicado su abogado, Fernando Osuna, algunos de los hermanos de su cliente habían acudido al Tribunal Supremo para recurrir la sentencia. Algo que, según el letrado, habrían hecho "exclusivamente para perder tiempo, dado que son nulas las posibilidades de ganar la contienda".
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con la otra parte para conocer su versión de los hechos, que dista un tanto de la proporcionada por Osuna. Pilar González de Gregorio (65), hija de Leoncio González y de la 'duquesa roja' -como se conocía popularmente a la duquesa de Medina Sidonia-, ha desvelado a este medio que el proceso "está en otra fase judicial. Si ella (Rosario) ha reclamado ahora la herencia, a mí no me ha llegado nada".
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En ese sentido, la que fuera duquesa de Fernandina hasta el año 2012 explica que "por nuestra parte el tema sigue igual que hace unos años" y que le resulta curioso enterarse de esta reclamación de sentencia por la prensa. "También sucedió con el tema de la exhumación de mi padre, yo me enteré por los medios de que se iba a exhumar finalmente", un procedimiento que, además, cree que se podría haber evitado ya que tanto ella como su hermano Javier accedieron a hacerse las pruebas de ADN. "Rosario en un principio lo aceptó y nos podríamos haber evitado esto. (...) Para mí fue muy desagradable y muy duro", dice al recordar aquel 23 de marzo de 2017.
Sobre la demanda de paternidad, Pilar ha insistido en que Rosario Bermudo conocía desde muchos años atrás su relación filial con Leoncio González. "Incluso en sede judicial ha dicho que en vida de mi padre habló con su abogado. Tardó seis años tras su muerte en reclamar la herencia", ha remarcado, un dato que llama la atención ya que, de haber comenzado el proceso entonces, todo podría haber sido más fácil.
Sobre el motivo por el que Rosario Bermudo aún no ha recibido la herencia que le correspondería como hija de Leoncio, Pilar cuenta que es un asunto que aún no se ha tratado en los juzgados, pues ahora mismo se está resolviendo el proceso de filiación tras el cual la demandante sería reconocida oficialmente como hija del marido de la 'duquesa roja'.
Este periódico se ha puesto en contacto con otro miembro de la familia, que explica que se ha llevado hasta el juez dos derechos que consideran vulnerados, el de la intimidad y el de la seguridad jurídica. "El inicio del juicio comenzó con el robo de ADN a Leoncio -actual duque de Medina Sidonia-. ¿Dónde está el derecho a la intimidad? ¿Se puede basar un juicio en una prueba robada?", se pregunta esta persona.
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Un tema que han querido elevar a la justicia, para cuestionar "si el derecho de Rosario Bermudo a su herencia está por encima del de sus hermanos paternos a la intimidad y la seguridad jurídica". Una vez que el Tribunal Supremo resuelva este punto, llegará el momento de tratar la herencia económica que le corresponde a la madrileña.
La historia familiar de la duquesa de Medina Sidonia y Leoncio González es complicada. Ella fue conocida por su compromiso contra el franquismo, lo que la llevó a la cárcel y al exilio, valiéndole el sobrenombre de 'duquesa roja'. De su matrimonio nacieron tres hijos, con los cuales tuvo siempre una relación complicada pues nunca ejerció de madre convencional y vivió alejada de ellos. Antes de morir, en 2008, protagonizaría su último golpe de efecto al casarse con su secretaria, Liliana Dahlmann, y cediéndole el control de su Fundación así como buena parte de su herencia. Entre ella y los hijos también ha habido batalla legal.
Por su parte, Leoncio González dejaba tras su fallecimiento algunos bienes de sumo valor como el Palacio de Quintana Redonda, en Soria, valorado en cinco millones de euros y que fue precisamente el lugar en el que murió. El aristócrata se había vuelto a casar con su ama de llaves, Maravillas Almara Sáinz Pardo y tenía otro hijo extramatrimonial, Javier Isidro, reconocido en 1995, fruto de una relación sentimental pasajera.