El artista Junior Míguez (44 años) está viviendo un excelso momento personal y profesional. Se diría que una de sus mejores etapas, cuando no la mejor. Ha estado cerca de 13 años alejado de la primera línea mediática, batallando contra un cáncer que le fue diagnosticado, y formando una familia, y ahora ha decidido retomar con fuerza su vertiente artística tras lanzar su nuevo single, Un, dôh, trêh, cuatro.
Le espera una gira apoteósica, como admitió en conversación con EL ESPAÑOL hace unos días. No se puede decir que el éxito le haya dado la espalda desde aquel maremagnum que vivió con la serie UPA Dance, antes al contrario: Junior siempre se ha sentido valorado. Eso sí, la vida y la experiencia le han hecho ver que la suya es una profesión un tanto inestable y que conviene buscarse otras fuentes de ingresos compatibles con la música.
Hace un año, Junior Míguez y su mujer, La Flaka (37), dieron el paso: montaron su propio negocio familiar. Llevaban tiempo barruntándolo y, por fin, se atrevieron a crear una escuela de baile en Sevilla, Hype Dance Complex. Así lo explica el propio Míguez a este medio: "Llevamos un año abiertos. Se llama Hype Dance Complex. Fue un proyecto que se nos ocurrió, porque queríamos hacer algo juntos. Queríamos tener algo juntos. Ha sido lo más maravilloso que hemos hecho".
Y añade: "Nos ha devuelto a los dos una energía brutal trabajar con los chavales. Tenemos de todas las edades, desde tres años hasta los sesenta. Trabajar con la energía de las personas es maravilloso, con música y con baile. La Flaka es la directora y yo soy el profesor. Es un negocio familiar y estamos disfrutando muchísimo". El cantante y su mujer se encuentran muy contentos, y Junior explica, orgulloso, que sus hijos desean 'heredar' el negocio.
De acuerdo a las opiniones que se pueden ver en internet, el público está muy satisfecho con esta escuela. "Buen trato, muy buenos profesionales el sitio ideal para mis hijos", "Atienden a todas las inquietudes de las familias y son muy flexibles", "Son fenomenales, muy profesionales y divertidos", son algunos de los comentarios que se pueden leer.
En otro orden de cosas, Junior Míguez es un artista multidisciplinar que nunca pasará hambre porque sabe buscarse la vida. En el arte, en la música y el flamenco, sobre todo, pero no únicamente ahí. En lo que haga falta. Junior, como se lo conoce mediáticamente desde aquel célebre trabajo en la serie UPA Dance que lo catapultó al estrellato, está abierto a innovar en su profesión como músico y compositor, como virtuoso de la fusión flamenco-rap.
Conserva intacta la ilusión del primer día, como explica a este medio: "Yo creo que le diría a mi yo más joven: 'oye, escúchame, ¿tú estás igual de ilusionado que yo?'. ¡Hay noches que no duermo, porque estoy súper nervioso por las cosas que tengo que hacer! Estoy todo el día inspiradísimo".
No siente rencor hacia esa enfermedad que lo alejó de la música y paralizó su carrera: "No, rencor a la enfermedad en ningún momento. Evidentemente, he estado mucho tiempo que no me he llevado bien con ella. Simplemente por el tema de que tuve que parar toda la carrera mía. Iba todo genial y tuve que parar. Paré muchos años para superarlo. Luego también paré porque quise construir una familia, un buen seno familiar y ser feliz en todo eso. Pero no, rencor ninguno".
Esa familia, ese seno, es su pilar fundamental en la vida. Su desarrollo y éxito parte de ahí y desvela a EL ESPAÑOL la fórmula de su felicidad: "El éxito no sé cuál es, pero nosotros tenemos costumbres como sentarnos todos juntos a comer a diario. Eso para nosotros es importantísimo. Y comemos sin televisión. Comemos hablando, del día a día, de qué ha pasado hoy, qué vamos a hacer... La comunicación es importantísima".
Y remacha: "Tanto entre los adultos, como con los pequeños. De la relación entre mi mujer y yo, me da igual cómo sean las demás, decir que estamos los dos alucinando el uno con el otro continuamente. Eso es diario y tiene que ser así. Tenemos altos y bajos, como todas las parejas, pero estamos 24 horas juntos trabajando". Se casó en 2016 con La Flaka y ambos son padres de dos hijos, Alba y Romeo.