El pasado 2 de agosto de 2022, tras su reunión en el Palacio de Marivent, en Mallorca, con el rey Felipe VI (54 años), comenzaban oficialmente las vacaciones de verano del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (50). Tal y como se ha publicado, la agenda del líder del PSOE quedará despejada hasta el próximo 23 de agosto. Así las cosas, Sánchez, junto a su esposa, Begoña Gómez (47), y sus hijas, Ainhoa (17) y Carlota (15), ya se encuentran en Lanzarote. Más concretamente, en La Mareta.
Una espectacular residencia de Patrimonio Nacional que, desde hace unos años, el Presidente y su familia han convertido en su lugar de descanso en período estival. La Mareta será este año el único destino de la familia Sánchez Gómez, pues se descarta que se desplacen a Doñana para disfrutar de Las Marismillas, como hicieron años atrás. Eso sí, el destino que queda descartado de pleno -de hecho, lleva borrado de su hoja de ruta desde poco después de alcanzar la presidencia del Gobierno, en 2018- es Mojácar, Almería.
"La casa sigue siendo de su propiedad, pero hace mucho tiempo que no se ve ningún tipo de movimiento de ellos. El apartamento, hasta donde sé, pasa cerrado la mayor parte del año", explica un habitante de Mojácar pueblo, y que fue vecino de la familia, a EL ESPAÑOL. Este periódico informó en exclusiva ese año, 2018, sobre las humildes vacaciones de Pedro Sánchez y su familia en el mencionado pueblo andaluz hasta el verano de 2017.
El político y su esposa adquirieron en 2001 un apartamento encastrado en una empinada montaña de su zona alta. Cada año, la familia elegía Mojácar para descansar, y era habitual verlos tanto en la zona de playa -sobre todo en el chiringuito Aku Aku, donde entablaron amistad con los dueños-, como paseando por el pueblo. No obstante, cuando Sánchez llegó a Moncloa todo cambió.
Desde 2018, la familia no ha ido a Mojácar de vacaciones oficiales, "aunque se dice por algunos locales del pueblo que las hijas y Begoña sí han venido al menos una vez". Según pudo conocer este medio hace un tiempo, esta vivienda la adquirió Sánchez años después de conocer este pueblo andaluz de la mano de su tío, con el que pasó varios veranos.
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Desde entonces, quedó prendado del lugar y de sus vistas y, aprovechando una ganga de 120.000 euros, Pedro y su mujer Begoña se hicieron con este piso en un bloque de apartamentos, llamado Victoria Building. Se trata de una construcción sencilla en la que, al menos desde el exterior, se aprecia la nada ostentación que se le presupone a un político de su envergadura. Un edificio típico de la costa, que sigue la estética del boom inmobiliario: sin grandes complicaciones arquitectónicas y colores claros.
Sin embargo, pese a esto, la vivienda dispone de unas impresionantes vistas tanto al pueblo de Mojácar -cuyo uno de sus encantos es la edificación en blanco y de una sola planta, muy al estilo ibicenco-, como a sus playas. Además, el bloque de apartamentos dispone de piscina en su ático. Pese a que Pedro y su familia podrían haber optado por una casa a pie de playa, prefirieron alejarse del barullo habitual que se respira en verano.
La familia Sánchez Gómez tiene en el pueblo sus lugares predilectos para comer y hacer ocio -de hecho, tienen a varios matrimonios amigos-, pero es en la zona de playa donde más se los solía ver. Explica a este medio una fuente bien informada que Pedro Sánchez "siempre quiso volver pero se lo desaconsejaron por seguridad". El operativo sería "demasiado engorroso". Y se añade: "Hay que tener en cuenta que ya no viene el líder del PSOE, sino el presidente del Gobierno y lo que se debe evitar es cualquier incómoda intromisión".
Como presidente del Gobierno, a su alrededor orbita todo un arsenal de escoltas y coches blindados. Una difícil situación a la que las hijas y la mujer de Sánchez se están acostumbrando poco a poco. "Probablemente, para ahorrar al pueblo posibles molestias, la familia no vendrá. De todas formas, como presidente, Pedro puede disponer de algunas residencias de Patrimonio Nacional. Allí estarán más cómodos", se apostilla. Eso sí, se aclara que "no tiene intención de deshacerse de él".
Su visita a 'Aku Aku'
Antes de ser investido presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y su familia tenían la costumbre, durante sus veranos en Mojácar, de visitar un chiringuito de playa llamado Aku Aku. Eran muchos los años de familiaridad y cariño. La dueña del local, María, es amiga de la familia desde hace años. Allí, Pedro, su mujer y sus dos hijas, Ainhoa y Carlota, disfrutaban de las delicias culinarias de María.
Sobre todo, de sus paellas a la orilla del mar. Esta hacendosa mujer todavía recordará el revuelo que se levantó en 2016 cuando la familia Sánchez acudió, una vez más, a su sitio de confianza. La connotación era clara: se decía que Pedro estaba "desaparecido" tras la victoria en las urnas del PP y el sorpasso que sufrió su partido.
Pedro, con unas gafas de sol oscuras y una gorra calada para pasar lo más inadvertido posible, estaba charlando con su mujer en torno a una mesa con buena comida. Esa instantánea se publicó en las redes sociales y, en su momento, María salió en defensa de su amigo Sánchez. Para esta mujer el revuelo fue absurdo y explicó cómo ocurrió todo.
Una joven, hija de un militante socialista, le pidió un selfie al líder del PSOE, que no tuvo problema para que le fotografiaran junto a su esposa Begoña. Más tarde, la joven compartió la instantánea por WhatsApp con un grupo de amigos. Unas horas después la foto se publicó en Twitter y agitó las redes sociales durante días.