A principios del mes de agosto, la presentadora María Teresa Campos (81 años) decidía interrumpir sus vacaciones de verano en Málaga y regresar a su casa de Madrid en compañía de su hija mayor, Terelu Campos (56). Teresa había llegado sólo días antes a la capital andaluza, el 24 de julio, pero optó por hacer las maletas antes de tiempo.
EL ESPAÑOL ya informó previamente que María Teresa no se planteaba estar todo el mes de agosto de vacaciones. Dicho y hecho. Hace tiempo que la presentadora no se siente cómoda en su casa de Málaga, alejada de sus rutinas, y Terelu confesó su preocupación a este respecto en la revista Lecturas: "Me da mucha tristeza porque no veo que mi madre disfrute aquí. No sé el motivo, pero hay veces que pienso que le debe pasar algo con esta casa".
Lo cierto es que en 2021 María Teresa también canceló su estancia en Málaga de forma sorpresiva. "Desde hace algún tiempo, a Teresa no le entusiasma tanto el verano en Málaga, ni salir, ni bajar a la playa o la piscina. Ya son otros tiempos que requieren otras cosas. Te recuerdo que el verano pasado decidió irse a Madrid antes de tiempo", sostuvo una fuente bien informada hace unos días a este medio.
Sea como fuere, la extinta presentadora de ¡Qué tiempo tan feliz! ya se encuentra en Madrid, en su flamante casa, cerca de la de su hija Terelu. Explican a este medio que nada más llegar echó en falta la presencia de su hombre de confianza, su chófer y confidente, Gustavo Guillermo. Este profesional lleva a su vera más de 30 años y es para Teresa como un hijo.
No obstante, este regreso a la capital de España de la comunicadora aconteció en plenas vacaciones de Gustavo. Gus -como lo llama Campos en la intimidad- ha viajado a Nueva York en compañía de su pareja sentimental, Ainhoa. Una estancia en la ciudad de los rascacielos que, según los datos que controla este periódico, tocaba a su fin este pasado fin de semana.
Al cierre de este artículo, Gustavo Guillermo ya está en España y ha retomado su actividad profesional de la mano de María Teresa. "Ha estado diariamente en contacto con ella y con sus hijas. Gustavo es familia y ejerce como tal", aclara el informante.
Hace unas horas, en el programa Sálvame, la benjamina de la presentadora, Carmen Borrego (55), corroboraba las palabras de su hermana y manifestaba la preocupación que existe en torno a su progenitora. "Ha llegado el momento en que se apoye en Terelu y en mí. Necesito darle más dedicación a mi madre. Mi madre siempre ha sido muy independiente. Y cuando se hace más mayor, esa independencia que tenía ya no la tiene".
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con un buen amigo de Teresa, el cual la visita casi todas las semanas, y desliza que está "muy arropada" en estos momentos por su familia. Sus nietos, Alejandra Rubio (22), José María Almoguera (32) y Carmen Rosa -la nieta abogada a la que Teresa está especialmente unida-, la visitan con mucha frecuencia. "Con ella (Carmen Rosa) Teresa tiene especial sintonía porque vivieron juntas y es la más cariñosa de los tres".
Secunda la fuente consultada la gran implicación que existe en la familia en pos del bienestar de María Teresa: "No la dejan sola ni un minuto. Hay que decir que sola nunca está porque tiene a la chica interna. Hay preocupación, no ya por su edad y los achaques propios, sino por su ánimo. Está muy apática y sin ganas de casi nada".
El proyecto que no llega
El pasado 18 de junio de 2022 fue un día importante en el seno de la familia Campos. María Teresa cumplía 81 años y lo hacía en un momento sosegado y de retirada de la vida pública. Una suerte de jubilación forzosa que la comunicadora ha acatado, aceptado y asumido.
"Tranquila y serena" en su nueva casa de Madrid y muy arropada por sus hijas, sus nietos y un grupo muy reducido de buenos amigos. La otrora todopoderosa -a nivel televisivo- Campos sopló las velas de su aniversario en la más estricta intimidad; no hubo una gran celebración.
Hace 365 días, la presentadora, junto a sus hijas, Terelu y Carmen, y su nieta, Alejandra Rubio (22), posó ante los medios de comunicación en su antigua casa de Molino de la Hoz, en Las Rozas. Esa escena no se repitió este año en el nuevo enclave de su vida, su flamante casa de Aravaca.
"No se quiere esa exposición, a ese acuerdo llegaron las hijas. Controlar y cuidar más la imagen de su madre y entender que ya es una persona mayor", añadió quien está capacitado para hacerlo.
El informante deslizó que Teresa sigue "nostálgica" en lo tocante a ese trabajo que no llegó y ya no llegará. Esa despedida que ella creyó merecerse. "Ahora mismo, es el mayor de sus pesares y no se quita de la cabeza que está desaprovechada", se sostiene.