Tamara Falcó (40 años) ha tomado una decisión rotunda este sábado 24 de septiembre hacia las seis y media de la tarde. La marquesa de Griñón ha eliminado de su perfil de Instagram la idílica y romántica publicación con la que hace solo dos días anunciaba su compromiso con Íñigo Onieva (33). No solo eso, también ha desaparecido de su dedo el carísimo anillo de 14.500 euros que le regaló el empresario.
La diseñadora se ha deshecho de la imagen y de la joya que hace apenas 48 horas tanta felicidad le producían al pesar en su enlace de ensueño con su gran amor. Tamara ha dado un paso sorprendente que ha dejado a sus seguidores y a todos los medios de comunicación nacionales sin habla. Este movimiento llega después de que el viernes se filtrara un vídeo de su novio besando a una mujer que no es ella durante el festival Burning Man al que acudió en Estados Unidos.
Pese a que Íñigo ha asegurado que las imágenes son del año 2019, las pruebas que evidencian que miente no paran de hacerse públicas, pues resulta muy fácil situar el momento en el que se tomó tal vídeo. La realidad es que las imágenes pertenecen a la última edición del festival, celebrado a principios de este mes de septiembre.
Este viernes ambos se dejaban ver juntos tras el estallido de la polémica, porque acudían a la boda de unos conocidos. Allí, Onieva aprovechó para dar su versión ante las cámaras y aseguró que ambos estaban "muy contentos de haber tomado esta decisión" -de casarse-. En referencia a sus polémicas imágenes confesaba que "es una lástima que siempre haya gente que quiera destrozar nuestra relación, he ido a ese lugar varias veces y esas imágenes son de hace tres años".
Aunque en un principio este testimonio pareció convencer a la marquesa, horas después, y con el goteo incesante de datos, fotos, pruebas e información que se ha conocido, Falcó no solo ha borrado la estampa de su anuncio de compromiso, sino que ha puesto distancia entre ellos. Este sábado por la mañana, la también chef se dejaba ver saliendo de su casa -que comparte con el empresario- en compañía de sus perros.
Se mostraba disgustada, apenada y algo enfadada y todo apuntaba a que iba a salir a pasear a sus mascotas. Sin embargo, tomaba un Uber y ponía rumbo a un destino desconocido. El misterio se ha resuelto horas después. Según se ha desvelado desde el programa Ya es verano, Tamara se fue a casa de su madre, Isabel Preysler (71) y allí ha permanecido todo el día "llorando sin parar" y buscando consuelo en sus familiares. "No sale de la biblioteca. Y no quiere ni hablar con Íñigo", se ha contado desde el citado espacio.
En esa misma línea, el periodista Saúl Ortiz ha apuntado que está habiendo "un gabinete de crisis" y que "la pelota está en el tejado de Onieva". Además, ha señalado que muy pronto podría haber un comunicado oficial para desvelar la nueva situación de la pareja, pues "se podría dar un giro completo" a lo que hace dos días existía.